Parte 14

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 Lunes.

"Y qué se supone que debo hacer. ¿Dejar toda mi vida, y volver a caer en la misma mierda que te rodea?"

Lo pensé dos veces antes de apretar "enviar", y cuando noté que el mensaje había sido recibido apoyé mi cara contra la almohada, provocando que mi respiración se dificultara.

Una parte de mí me suplicaba que dejara entrar aire a mis pulmones, pero la otra se sentía atraída por el hecho de experienciar cómo el cuerpo pedía aire para vivir, haciéndome recordar que algo tan básico como respirar es fundamental, y como el cuerpo permanece en constante búsqueda de sus vitalidades.

Eran las 8 en punto de la mañana y yo me encontraba, prácticamente, ahogándome contra mi almohada.

Giré la cabeza para volver a respirar y me levanté a los pocos minutos. Se suponía que mi día era bastante tranquilo, contaba con solo tres horas de clase.

Hoy cursaba por primera vez Psicología de la Inteligencia en la primera hora y me encontraba realmente interesada por descubrir sobre ella.

Nicole comenzaba las clases más tarde, lo cual envidiaba.

Me dirigí hacia la cafeteria realmente adormecida, al entrar en ella, noté que había menos ruido de lo normal. Todos los jóvenes dentro se encontraban callados, disfrutando en silencio de su comida o hablando por lo bajo.

Mis oídos agradecieron el estado en la que se encontraba.

Al abrir la gigantesca puerta del edificio, mi mirada se desvío hacia un costado, donde se encontraba el escritorio de recepción, mi plan era dirigirme hacia el para preguntar en que clase se cursaba Psicología, ya que había perdido el papel con el esquema de horarios.

Recién cuando me acerqué a la mesada, con el único objetivo de descubrir a qué clase me debería dirigirme, noté que un joven de pelo negro mantenía ocupada a la recepcionista, pero no logré distinguirlo hasta que me encontré a su lado.

Cameron continuaba contando la historia de las travesuras de una niña a la recepcionista, que se encontraba detrás del escritorio.

Su reluciente cabello rojo se encontraba atado en una cola de caballo alta, y llevaba unos anteojos de lectura que la hacían parecer aun más profesional.

Era joven, pero claramente más grande que Cameron.

No fue hasta que la recepcionista notó mi presencia, que Cameron volteó y se percató de mi presencia.

–¡Hey! ¡Bella! –me saludó con naturalidad– ¿Hace cuánto que te encuentras ahí parada?

Ahora la joven detrás de la barra se encontraba escribiendo en la computadora.

–Un rato, de hecho –comenté para luego lanzar una risa nerviosa–. Quería preguntar en qué clase se cursaba Psicología, porque he perdido los horarios.

Ella ahora me miraba compresiva.

–No te preocupes, a muchos les pasa. De hecho, tengo un par de copias por algún lado, te traeré una.

Se levantó de su silla giratoria y se dirigió hacia una oficina que se encontraba del otro lado del escritorio.

–Así que cursas los lunes por la mañana... Son duros.

Me pinchó, dirigiendo la vista a su celular.

–Si.. Me ha costado despertar –sonreí en su dirección, pero él seguía concentrado en la pantalla.

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora