Luego de tomar la segunda ducha del día junto con Cameron, me envolví en una toalla y tomé mi ropa que se encontraba esparcida por el suelo para introducirme en ella.
Envolví mi cabello en la toalla y observé como el morocho entraba en la habitación con el cabello mojado y una toalla envuelta en sus caderas.
Una imagen que hacia que no pudiera sacarle los ojos de encima.
Acomodé las sabanas que se habían desordenado, y tomé los libros del piso para luego sentarme en la cama con mis apuntes en la mano.
–Vamos, tienes que seguir estudiando.
Le indiqué mientras pasaba a la siguiente pagina de mis apuntes.
–Tranquila, ya lo sé todo.
Me intentó convencer mientras se colocaba unos shorts deportivos grises.
–¿Ah sí? ¿Qué es el "Estadio Preoperacional"? Lo desafié con una de las preguntas más complicadas, con el objetivo de que fallara.
–Es la etapa del pensamiento y del lenguaje que hace que de gradúe la capacidad de pensar simbólicamente, imita objetos de conducta, juegos simbólicos, dibujo, imágenes mentales y el desarrollo del lenguaje hablado –empezó a alardear mientras caminaba hacia la cama para recostarse nuevamente, reposando sus brazos detrás de la cabeza–. Ah, y se experimenta desde los seis hasta los doce años.
Agregó presumiendo.
–Has ganado. –me rendí.
Él no me había sacado los ojos de encima en todo ese tiempo, me estaba analizando, y cada segundo que pasaba mi inseguridad crecía.
Mi cabeza comenzó a pensar distintas posibilidades del porque, y mis manos fueron a mi cabello, acomodando las partes que podrían estar despeinadas.
Me había quitado la toalla de la cabeza y no contaba con un cepillo para peinar mi melena.
–Estas bien. –me tranquilizó.
–Entonces, ¿Porque me miras así? –le pregunté realmente confundida.
–¿Así cómo?
–Como si algo andará mal conmigo.
Lo escuché reír por un momento.
–Te miro así porque ni un detalle tuyo "anda mal" –contestó, haciéndome estremecer–. Te miro porque estoy intentando encontrar alguna imperfección en ti, la mas mínima, pero no la encuentro.
Desvié mi mirada hacia abajo ante su comentario, me encontraba insegura por hablar de mi.
–Si que las tengo, nadie es perfecto.
–Tienes razón... ¿Y sabes la razón por la que nadie lo es? –me preguntó Cameron, todavía mirándome a los ojos. Me limité a negar con la cabeza–. Porque la gracia esta en encontrar aquella gente que no vea las imperfecciones como tales.
Mi mirada ahora se encontraba baja en los papeles esparcidos por la cama y mis dedos jugaban con la esquina de mis resúmenes mientras me concentraba en sus palabras.
–¿Alguna vez has escuchado hablar de perfectas imperfecciones?
Resoplé como respuesta ante el cliché.
–Pues no hay nada más real en el mundo que eso, y aquella teoría la puedes encontrar aplicada en todos lados. Tan solo piénsalo, piensa en aquel oso de felpa preferido de tu infancia, que se encontraba gastado por tanto abrazarlo, que tenia un pedazo descosido y manchas de comida. ¿Qué crees que lo hacia tan espacial? –me preguntó, esperando a que conteste.
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Cenizas del Pasado ©
RomanceIsabella tiene un pasado que la atormenta, se siente avergonzada, frustrada y a veces enojada por consecuencia de lo que ha vivido. Dos personas más cercanas a ella la han defraudado y llegado a herir de manera totalmente injusta; Pero quiere dejar...