Parte 27

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Viernes.

A las 9:30am salí de mi habitación para dirigirme hacia el bus, que se encontraría esperándonos aparcado frente al estadio.

El día se encontraba soleado y había una brisa que no dejaba mi cabello en paz. Llevaba unos pantalones de vestir, una camisa, zapatos marrones y mis gafas de sol.

Hoy entrenaríamos en la pista donde se realizaría el torneo y necesitábamos ir vestidas como si fuéramos a competir.

Cuando llegué a la pista, noté que lo que creía que serian dos buses, uno para las mujeres y otro para los hombres, era en realidad un bus de dos pisos...

Luego de entrar a nuestro vestuario y tomar mis protecciones, introduje mi bolso de hockey en los compartimientos del autobús y me dirigí hacia el interior. No divisé a Carly en el primer piso y un joven del equipo de hombres me comentó que se encontraba arriba.

Le agradecí y subí por las estrechas escaleras hasta llegar al segundo piso.

Noté como la gente hablaba con intensidad y encontré con la mirada a mi amiga en una de las filas de adelante.

Noah me sonrió cuando comencé a caminar, se encontraba sentado solo en primera fila.

Me senté al lado de mi amiga y recibí una sonrisa de su parte.

–¿Lista? –preguntó Carly mientras yo todavía me acomodaba en el asiento.

–Si. –le respondí energética dejando mi bolsa de ropa debajo del asiento.

Al escuchar cómo un grupo de gente gritaba, giré mi cabeza para ver de quién se trataba, y unas filas atrás pude divisar a Tobias con la novia y su grupo de amigos.

Tenia un presentimiento de que no se callarían, lo que haría que aquel se haga largo.

–¿Sabes cuánto tardaremos en llegar?

Rogaba hacia mis adentros que no sean muchas horas.

–Son tres horas, se pasarán rápido. –me intentó calmar Carly, pero yo no pensaba lo mismo.

Me coloqué los auriculares y comencé a escuchar música.

Luego de unos veinte minutos, sentí como Carly me daba unas palmadas en la pierna.

Me quité un audífono para poder escucharla.

–Bella. ¿Te molesta si me voy a sentar con Noah?

–Para nada, ve. –contesté, haciéndole lugar para que pasara– ¿Cuánto tiempo planeas quedarte allí? –pregunté antes que se largara.

Ella chequeó el celular para ver la hora.

–¿Dos horas y cuarenta minutos? –me contestó con una sonrisa juguetona.

Me reí y la dejé ir, aproveché que su espacio ahora se encontraba vacío y me acomodé en ambos asientos.

Estaba más cómoda y aproveché para intentar dormir un poco.

Me encontraba con la música alta y los ojos cerrados cuando sentí una mano tocando mi pierna.

Abrí los ojos de golpe para encontrarme con el pelirrojo en frente mío, me quité los auriculares y junté mis piernas con mi cuerpo, dejando el asiento que se encontraba del lado del pasillo libre.

Él se sentó a mi lado con una sonrisa.

–Si tienen lenguajes, usan los colores, y olores también. –comentó divertido.

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora