Parte 13

622 60 0
                                    




    Teníamos tan solo tres vasos en nuestra pirámide, el resto habiamos tenido que beberlos porque Tobias había embocado en ellos. El pelirrojo resultó ser muy bueno en el Beer Pong pero la novia, no tanto.

    Ellos todavía contaban con cinco vasos rojos de su lado.

    El juego estaba por terminar y espectadores habían comenzado a juntarse alrededor de la mesa. Lizza arrojó la pelota y por desgracia cayó en uno de los vasos de los que me tocaba beber, lo retiré de la mesa y comencé a tomarlo mientras veía de reojo, como ella festejaba exageradamente junto al pelirrojo.

    Intenté acabar la cerveza lo más rápido posible, pero se trataba del tercer vaso que me tomaba de un sorbo y el alcohol estaba comenzando a hacer efecto en mi cuerpo.

    Cuando me tocó lanzar nuevamente la pelota, intenté enfocarme en mis movimientos, elevandola a la altura de mis ojos y mirando fijamente a mi objetivo.

    Antes de realizar mi tiro, alcé la vista para encontrándome con los ojos de Tobias, que esperaba mi movimiento mientras esbozaba una sonrisa de costado.

    Al lograr hacer el contacto visual que esperaba, lancé la pelota por los aires, haciéndola caer en el vaso de la punta.

Me volví a mi lugar sin quitarle los ojos de encima mientras le dedicaba una sonrisa de superioridad, nuestros ojos pelearon en silencio durante el proceso, hasta que fui interrumpida por Jackson.

    Tobias ahora tomaba el vaso y miraba cómo mi compañero me abrazaba de costado mientras bebía el líquido.

    Junto con mi compañero, milagrosamente logramos eliminar tres vasos más, dejando a ambos equipos con un solo vaso en la mesa.

    Los próximos tiros serían los que definían el partido.

    Le alcancé la pelota a Jackson, que había sido responsable por encestar las últimos dos veces, y el que honestamente mantenía el equipo a flote.

    Toda la audiencia ahora se encontraba concentrada en el tiro de mi colega, incluyéndome.

    Pero desafortunadamente, la pequeña bola cayó en el borde del vaso, produciendo su rebote hacia afuera.

    Ahora era el turno de Tobias, y era muy probable que embocara. Si lo lograba, no solo perderíamos, sino yo debía tomarlo.        

    Antes de arrojar la pelota, se aseguró de que nuestros ojos se encontraran, retomando la pelea de miradas en la que nos habíamos quedado.

    Lo fulminé con una mirada intentando hacer que la tensión se eleve aún más, pero él parecía relajado.

En el segundo en que estaba por arrojar la pelota, la rubia que se encontraba a su derecha chillo. Haciéndolo sobresaltar y errar el tiro.

    Era mi turno, y a diferencia del pelirrojo, yo me encontraba sumamente nerviosa. Todos los ojos se encontraban puestos en mí, pero mi instinto competitivo afirmaba que yo era capaz de lograr ese lanzamiento.

    Lo próximo que hice fue cerrar los ojos e imaginarme la pelota cayendo dentro de mi objetivo.

    Cuando me encontré lista para actuar, volví a conectarme con el momento, abrí los ojos e, ignorando a todos los que me rodeaban, contuve mi respiración para máxima precisión y lancé la pelota.

    Los segundos parecieron transcurrir en cámara lenta, y volví a respirar cuando noté como la pelota entraba en mi objetivo y producía un leve salpicón por el impacto.

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora