Parte 4

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 Salimos de la fiesta repleta de gente para cruzar corriendo la pequeña calle, huyendo de la lluvia. Cuando nos introdujimos a la enorme casa, pude ver a un grupo de gente sentada en los sillones de la sala que se encontraba en frente de la entrada.

Se encontraban tomando de unos vasos plásticos y riendo a carcajadas. Me concentré en seguir a Cameron que caminó con intención de cruzar la habitación y pasar desapercibido, pero fue interrumpido por una chica que se encontraba sentada, quien tomó de su muñeca rápidamente, haciendo que frene en seco.

–¡Has llegado! Ven. ¡Unetenos! Estamos por comenzar a jugar –la rubia inclinó la cabeza hacia la derecha y me observó extrañada–. ¿Quién es esa? Está repleta de la miedra que han tirado.

Al escuchar su comentario, Cameron se liberó de su agarre y suspiró, haciendo notar que no le había agradado su comentario, luego dio un paso hacia atrás, acercándose a mí.

–Una amiga, y no, gracias. No pienso quedarme aquí esta noche de todos modos.

Les comentó Cameron, forzando su tono de voz para que suene lo más educado posible.

Luego de que el grupo de jóvenes vuelva a enfocarse en el centro de la mesada, el morocho puso lo ojos en blanco, colocó una mano en mi espalda y me guío hacia el otro lado de la habitación.

Luego de atravesar la sala nos encontramos con un pasillo, que recorrimos hasta llegar a una puerta. Cameron la abrió y me invitó a pasar.

Nos quedamos mirándonos incómodos por unos segundos, hasta que se dignó a abrir la boca con intención de romper el silencio.

–Bueno... Esta es mi habitación –señaló a sus alrededores, y luego apuntó hacia atrás con una mano– . Y esos que están afuera son mis hermanos, hermanos de fraternidad.

Noté como apretaba los labios y levantaba las cejas con fastidio.

–¿Y la chica que te agarró? –Le pregunté confundida.

–Esa es Emily...

Se limitó a largar una risa forzada mientras se rascaba la cabeza incómodamente, para luego dirigirse hacia una estantería.

Abrió un cajón y sacó de allí una sudadera azul. Luego abrió otro, tomó unos shorts con el escudo de la universidad y me los entregó. Luego me guió hasta la puerta del baño, el cual se encontraba en una punta de la habitación.

Le agradecí para luego entrar, cuando me encontré dentro cerré la puerta con llave y me miré al espejo.

No podía creer lo que estaba sucediendo, todo era muy extraño, pero me limité a no pensar demasiado y comencé a quitarme el vestido.

Me coloqué las prendas e intenté doblar los shorts por la cintura, para que no se me caigan. Por desgracia eso hacía que los shorts apenas se vean por debajo de la sudadera, que me llegaba hasta la mitad del muslo, los brazos eran largos y me costaba sacar las manos por las mangas, pero era muy cómodo.

Me miré al espejo y comencé a reír al instante...

–¿Esta todo en orden? –preguntó Cameron desde el otro lado.

–¡Sí! Solo que me causa gracia como me queda tu ropa, eso es todo.

Sonreí y comencé a peinarme el pelo con los dedos, que se encontraba completamente mojado. Parecía recién salida de la ducha.

–Pues ahora tengo intriga de como luces.

Respondió Cameron a modo de gracia. Cuando me digné a salir del baño lo encontré tirado en su cama, con un brazo debajo de la cabeza mirando el celular.

Se había cambiado la camiseta y colocado una chaqueta, en ese momento reconocí que era bastante guapo.

Al darse cuenta que me encontraba de pie junto a su cama, alzó la cabeza y levantó las cejas con sorpresa. Se le escapó una pequeña risa al ver mi atuendo, lo cual era justo lo que esperaba.

Levanté mis brazos hacia los costados.

–¿Y bien? ¿Cómo me queda? El atuendo perfecto para salir de fiesta ¿Verdad?

Sonreí, él me la devolvió. Tenía una sonrisa increíble, dejaba ver sus dientes alineados y a los costados de la boca aparecían unos hoyuelos pronunciados.

–Nadie notará cómo vas vestida y menos hoy que probablemente todos tuvieron que cambiarse o se están cambiando.

Con ese comentario caí en la cuenta de que no sabía en dónde se encontraban mis amigas, ni qué hora era.

–¿Qué hora es? –hice un gesto para sacar el celular que había colocado en el bolsillo de la sudadera, pero Cameron se adelantó, mencionando que eran las once y media. No era tan tarde, las fiestas recién estarían comenzando– ¿A dónde pensabas ir? No quiero cambiar tus planes. –pregunté con seguridad.

–Tenía planeado encontrarme con unos amigos en Sigma ACACIA. Es una de las fiestas más grandes que dan hoy. –me preguntó mientras se sentaba en la cama.

–Mis amigas estarán en esa. Pero yo no me había decidido aún si iría, luego sucedió lo de la broma y todo...

Le comenté mientras me apoyaba en el escritorio.

Él abrió los ojos, sorprendido.

–¡¿Cómo que no tenías planeado ir?! No te imaginas de lo que te hubieras perdido, básicamente toda la universidad estará allí. Por suerte, te has topado conmigo, no hay forma de que no vayas ahora –me reí y asentí rendida–. ¿Quieres ir a la cocina por algo para tomar?

Asentí y nos dirigimos hacia ella. Los jóvenes nos observaron pasar pero no dijeron nada esta vez, al entrar, Cameron me preguntó qué prefería tomar.

Le respondí que me sentaba bien cualquier cosa y él asintió, sirviendo cerveza en dos vasos, luego se sentó en la barra y yo lo imité.

–Cuéntame un poco de ti. –preguntó interesado, con un tono relajado.

–¿Qué quieres que te cuente? –respondí, observando como él comenzaba a trabajar en sus preguntas, sus ojos marrones se entrecerraron, produciendo una mirada analítica.

–No lo sé, que estudias, si juegas algún deporte...

Me apuntó con el vaso para incitar a que responda.

–Wow, bueno bien, estudiaré psicología, juego al hockey, y soy nueva en el equipo de la universidad. El año pasado me contactó el manager del equipo y terminé aceptando la propuesta –respondí–... ¿Y tú?

Alcé la cabeza desviando mi mirada de mi bebida y le pregunté interesada, él ahora se encontraba mirándome con detenimiento.

–Pues... Estudio arquitectura, es mi segundo año, no juego ningún deporte, vivo en esta fraternidad –inclinó su cuerpo hacia la puerta que se encontraba abierta– . Ese que ves sentado en el sillón con sudadera verde es Jeremy, mi mejor amigo desde que me uní al grupo, aquel de cabello rizado es Brandon y ya sabes quien es Emily, solía salir con ella el año pasado, pero... digamos que pasaron cosas, ambos dos nos cansamos del otro y decidimos dejarlo. Ahora todo está en el pasado, nos llevamos bien, la mayoría de las veces...

Luego de su presentación, tomó su vaso y acabó lo que le quedaba de un trago.

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora