Parte 2

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Domingo.

Nicole me contaba entusiasmada sobre una historia de su vida en la secundaria mientras terminábamos de devorar lo que quedaba en nuestros platos, cuando vimos cómo se acercaba un grupo de jóvenes hacia nuestra mesa, para luego acomodarse con confianza en los espacios libres.

El joven de cabello morocho que se sentó a mi lado tenía una guitarra en sus manos.

–Hola, me llamo Jason. ¿Son nuevas? –Nicole se limitó a responder con un gesto de cabeza– Hoy, luego de la bienvenida a los de primer año hay una gran fiesta en nuestra fraternidad, están invitadas. Nuestra casa es la tercera del lado derecho, fácil de reconocer, se llama Sigma ACACIA. ¡Habrá un festón ahí dentro!

Jason presumió para luego darse la vuelta para chocarle la mano a su compañero, a modo de triunfo.

Estuve a punto de contestarles que yo pasaba, cuando Nicole decidió abrir su bocota.

–¡Cuenten con nosotras! Allí estaremos.

La fulminé con la mirada, pero a ella pareció no importarle.

–¡Las vemos allí entonces!

El grupo de chicos se alejó para regresar a la mesa de la que habían venido.

Levanté los brazos a mis costados mientras abría los ojos dramáticamente.

–¿Porque les has dicho que iríamos? ¡Estaba a punto de decirles que yo pasaría!

Nicole se acercó levemente por encima de la mesa y susurró.

–Debemos ir. ¿No querías tener nuevas experiencias? Además, si no vamos nos marcarán como las nerds, y es muy fácil ponerlas en ese cajón a una bailarina de ballet y una jugadora de hockey...

Lo admito, tenia un buen punto.

–¿Acaso nunca has conocido a un jugador de hockey? Sabemos cómo divertirnos...

Intenté presumir, sonriendo con superioridad.

En el camino de vuelta a nuestra habitación nos cruzamos con dos tías que también eran nuevas. Se encontraban saliendo de su habitación y hablaban a toda máquina. Ambas se nos presentaron, la rubia de ojos celestes se llamaba Sarah y la bajita de pelo castaño Violet. Resultaron ser muy amigables.

Luego de conversar por unos minutos en el corredor, les preguntamos si querían venir a pasar el tiempo a nuestra habitación, y cuándo aceptaron nuestra propuesta nos dirigimos a la 22.

Rápidamente llegamos y, como era de esperarse, me costó horrores abrir la puerta, pero lo logré después de un par de intentos.

No nos dimos cuenta del tiempo que había pasado cuando a Nicole le vibró el celular por un mensaje y se dignó a mirar la hora.

–¡Son las nueve! A las diez comienza la fiesta de bienvenida.

Las cuatro nos levantamos y nos pusimos en marcha, Violet y Sarah nos dijeron que irían a cambiarse y volverían para ir juntas.

Terminamos de vestirnos a los pocos minutos, yo decidí ponerme un vestido negro de tiras con unas botas cortas y Nicole optó por un vestido estrecho color azul.

A eso de las nueve y media escuchamos voces en el corredor y decidí abrir la puerta para ver qué estaba sucediendo.

Una increíble cantidad de jóvenes corriendo y golpeando las paredes pasaron frente a mis ojos.

Me adelanté unos pocos centímetros para entender qué sucedía y me tropecé con un cuerpo grande. Pero justo cuando estaba por caer al piso, el mismo sujeto me tomó de la cintura torpemente y me sostuvo en sus brazos.

Por culpa de mi instinto, agarré su cuello sin siquiera pensarlo dos veces.

Nos miramos por lo que parecieron largos segundos, hasta que él se dignó a soltarme de sus brazos, colocándome nuevamente de pie.

Él era alto y grande, tenía ojos marrón oscuro y su pelo era de un color pelirrojo apagado.

–¿Te encuentras bien? Perdona... No te he visto –se excusó.

Noté una pizca de nervios en su voz, y al ver que yo no respondía, continuó con su interrogatorio.

–¿Te has lastimado? ¿Te duele algo?

–Perdona... Si, estoy bien, tranquilo. Me has agarrado justo antes d...

Me encontraba en el medio de la oración cuando un muchacho llamándolo nos interrumpió.

–¡Toby! ¡Tobias, vamos! ¡No llegarás a colocar la sorpresa!

Estaba completamente confundida.

–Me tengo que ir, nos vemos.

Sin darme tiempo a responder, observé como se marchaba corriendo por el pasillo.

–¿Esta todo en orden ahí afuera? ¿Con quién hablabas? –preguntó Nicole desde adentro de nuestra habitación.

–¡Sí! No te preocupes, solo que casi muero atropellada.

Empecé a reír de mi propio comentario.

–¿Con quién hablabas?

Repitió con una ceja levantada, como si lo hubiera observado todo y solo quería que le contara los detalles.

–Nadie, un chico con el que me he chocado... Digo, me agarró, digo...

Se me trabó la lengua al darme cuenta que lo que había ocurrido era sorprendentemente difícil de explicar.

Nicole rió para después confirmar mi sospecha.

–Te entiendo Bella, era un bombón. –confesó para luego comenzar a reír.

La fulminé con los ojos, mientras mordía mi labio de abajo para intentar contener mi risa.

Sarah y Violet llamaron a la puerta y salimos al corredor para dirigirnos hacia el salón de fiestas.

Al entrar, me sorprendieron las luces de colores que cubrían toda la sala, el lugar se encontraba repleto de estudiantes.

Caminamos hasta chocarnos con un escenario, junto a una mesa de comida y bebidas se encontraba Lizza moviendo los brazos de un lado a otro, se veía muy emocionada.

Traía un vestido celeste que le llegaba a las rodillas, y arriba llevaba puesta una chaqueta con mangas coloradas y el dibujo de un toro en la espalda, que me recordó a la que llevaba puesta aquel extraño con el que choque en el corredor, esa relación me llevó a recordar la sorpresa a la que llegaba tarde aquel pelirrojo.

–Creo que habrá una sorpresa, permanezcan atentas, porque presiento que están preparando una broma pesada como ritual de iniciación a los de primer año o algo parecido...

Les comenté prácticamente susurrando, observé como las tres asintieron con la cabeza, ahora preocupadas...

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora