"M" - Mihael Keehl (parte 1)

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Muerete Near, maldita cabeza de pelusa. Estamos suficientemente ocupados, tratando de atrapar a Kira y tú nos obligas a escribir nuestra "historia de vida". Luego dicen que el puto sentimental soy yo.

Como sea, a lo que vine. Mi nombre es Mihael Keehl, nací un 13 de diciembre de 1989 en Liubliana, Eslovenia. Mi padres fueron Anastazija y Dušan Keehl, ambos Eslovenos de igual manera. Mi madre era mesera en un pequeño restaurant y mi padre trabajaba vendiendo caramelos en su tienda.

Tengo más parecido físico a mi madre en todo. Ella era una chica de 28 años aproximadamente, rubia, cabello largo y ondulado, ojos marrones, extremadamente delgada y de piel muy blanca. Era una persona muy alegre y optimista - demasiado para las condiciones en las que vivíamos -, además de ser una amorosa y atenta madre, incluso después de una larga jornada de trabajo. Yo era tan alegre como ella, de hecho, pasaba más tiempo con ella que con nadie más.

Mi padre tenía 30 años, también era rubio, cabello corto y lacio, ojos azules, delgado y de piel blanca. Aunque mi padre también tenía su lado positivo y alegre, también tenía un carácter de los mil demonios; si algo no salía como lo planeaba, golpeaba cosas y gritaba como maniático. A pesar que yo tambien era una persona alegre, tenía (y tengo) un carácter de mierda justo como el suyo, así que usualmente nos peleabamos a gritos y rabietas, pero siempre hacíamos las pases. Sólo mi madre tenía la llave para calmar a papá; ¿saben? un día él me dijo: "en un futuro, podrás encontrar a la persona que duerma a tu monstruo interior"... Después sabrán de quién hablo.

Mi familia creció dentro de la religión católica, aunque mis padres eran demasiado devotos. Rezabamos día y noche, durante el desayuno, la comida y la cena; la casa estaba llena de esculturas religiosas (no ponían pósters, sólo porque no vendían cerca de ahí); había una biblia abierta en una mesa cerca de la entrada principal; mamá me obligó a ponerme una pequeña cadena con una pequeña cruz, usualmente yo la llevaba debajo de la ropa. No era un niño muy religioso, simplemente porque era un niño; no me importaba si iba al cielo o al infierno, sólo quería jugar y divertirme.

Casi siempre que podía, me escabullía por la dulceria de papá y me robaba unos cuantos dulces, pero lo primero que tomaba siempre eran las barras de chocolate, especialmente una que era de chocolate suizo - era de los más caros que él vendía -. A pesar de que mamá me dejaba comer toda clase de dulces, siempre moderaba mi consumo, en especial con el chocolate, temía que me fuera a dar un ataque o algo. Pero bueno, aquí sigo.

La inteligencia que poseo se dió a notar rápidamente. No sólo mis padres notaron mi capacidad intelectual, si no también casi todos los vecinos hipócritas (con los que ni siquiera convivíamos tanto), es más, toda la colonia lo sabía. Constantemente me visitaban sus hijos, pidiendo ayuda para resolver sus trabajos o tareas. Inútiles.

Mi infancia no fue tan mala. Había veces en las que íbamos al parque, a tomar café cerca del pequeño lago que atravesaba el lugar, veíamos toda clase de películas, reíamos juntos. Mamá me cuidaba durante el día y papá durante la noche, así que nunca me faltó la presencia de ninguno de los dos.

Bueno... Hasta que ambos fallecieron el 20 de junio de 1995, en un accidente de tránsito. Era la primera vez que salían solos desde que nací y justamente tenía que pasar eso. Yo estaba enteramente destrozado, inconsolable.
El día de su funeral fue sumamente deprimente, ningún familiar se dignó a aparecer, los vecinos fueron los únicos que asistieron además de mi. Mi madre era la mujer más hermosa de toda el área, ahora no era más que un cadáver lleno de moretones y completamente gris; mi padre era también atractivo, ahora no era más que una cabeza deshecha - gracias a eso, no pude abrir la caja para despedirme apropiadamente de él -.
Esos eventos, esas imágenes, no eran adecuadas para un niño de 6 años, fue uno de los eventos más traumáticos que he vivido. Deseché toda mi ropa común y sólo conservé toda la oscura/negra, manteniendo el luto hasta el día de hoy; también me quedé con la pequeña cruz, pero esta vez por fuera de la ropa (después de unos años, la perdí accidentalmente). Me hice muy religioso aún siendo tan pequeño, ya que la gente decía que se encuentra la paz dentro de esta y en parte es cierto, aún mantengo mi fé.

Los vecinos consideraron quedarse conmigo y mi "extraordinaria inteligencia", pero al último se decidió mandarme a un lugar más adecuado para mí, un lugar sumamente conocido: Wammy's House. Se ubica justo en Winchester, Inglaterra. Cómo era obvio que no viajaría solo, un vecino y su esposa tomarían el avión conmigo hasta Londres, me dirigirían hasta el orfanato y ellos regresarían.
Tengo que abandonar mi país, mi ciudad, mi casa, la dulcería de papá, en pocas palabras, mi antigua vida, sólo para comenzar una nueva.

El viaje fue tedioso e incómodo. Los vecinos que me acompañaron trataban de entablar una conversación, intentaban consolarme, pero no quería hablar con nadie. Tal vez estaba dolido, o tal vez solo estaba molesto; ningún familiar se dignó a velar por mí, prefirieron fingir que había dejado de existir, ¿qué esperaban? ¿qué sonriera como si nada? Bah...

Al llegar a aquel amplio orfanato, fui recibido con sonrisas, voces amables y algunos abrazos. Sólo de recordarlo me dan escalofríos.
Me dirigí hacia la que sería mi habitación y, para mí mala suerte, me di cuenta de que tenía un compañero gracias a unas pertenencias que se encontraban en una de las camas. Fan-tás-ti-co. Tiré mis maletas al suelo y solo me recosté en la cama, viendo hacia el techo. Todo estaba tranquilo y callado, hasta que escuché el sonido de unas teclas y "música" típica de videojuegos.

Wammy's Boys (pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora