Wammy's Boys (pausada temporalmente)

"T" - Mail Jeevas (parte 5)

Nos establecimos en un edificio lleno de departamentos, él tenía el suyo y yo el mío, pero a pesar de eso, trabajaba con él: yo fui el encargado de buscar a los mejores agentes de América, Europa y unos cuantos de Asia (la mayoría de los agentes que tiene actualmente es gracias a mi), me encargué de buscarle lo último en aparatos electrónicos (yo era quien los arreglaba cuando se averiaban), hackeaba celulares, computadoras e incluso cámaras de vigilancia, etc.
Al principio, solo eran casos pequeños, como ladrones y fugitivos a pequeña escala, pero cada vez eran casos más y más grandes, como narcotraficantes y mafias; de hecho, llegamos a investigar a la mafia de la que recientemente Mello fue dueño -cuando Dwhite lo era-, pero jamás sospeché que Mello fuera uno de sus empleados... Como sea, jamás logramos capturarlos.

Muy a pesar de "establecerme" emocional y económicamente, no mejoré del todo. Una vida llena de excesos comenzaron: alcohol para neutralizar el dolor, cigarrillos para quitar la ansiedad (uno de mis vicios preferidos), drogas para escapar de mi realidad, sexo para poder olvidar (sobre todo con chicas). Near estaba al pendiente de mi, siempre poniendo a uno de sus agentes a vigilarme para evitar que me escapara otra vez, pero en muchas ocasiones logré huir a un bar o prostíbulo de mala muerte cercano; como si fuera mi padre, me confiscaba el alcohol, cigarrillos y drogas, cuando de sexo se trataba, me encerraba bajo llave, pero siempre que podía salir hacía exactamente lo mismo.

"A Mello no le hubiera gustado verte así", replicaba cada vez que podía. "Joder, que pena que Mello no se encuentra por aquí", respondía petulante.

Como sea, aprendí a conducir autos gracias a Gevanni y luego, aprendí a conducir motocicletas gracias a mis amigos del bar... Vaya que me fue mal aquel día, llegué a parar al hospital y Near tuvo que pagar todos los gastos.
Llegué a hacerme unos cuantos tatuajes, entre 6 y 7: el primero que tuve fue el apellido de Mello justo encima de mi cicatriz en la mano derecha, el siguiente fue mi nombre en el omóplato izquierdo (creo que si algún día Kira me desnudara por alguna extraña razón, estaría perdido), un control de PlayStation en mi muslo izquierdo, una cajetilla de cigarrillos en mis costillas del costado izquierdo (estaba ebrio ese día), la cara de un lobo en el omóplato derecho, el día que conocí a Mello en números romanos en mi brazo izquierdo y una pequeña cruz (de Jesucristo y esas cosas) en mi tobillo derecho (también me lo hice por Mello, más que nada).

Y bueno, así transcurrieron otros 2 largos años trabajando junto a Near, evitando sus molestos reproches y accediendo a sus exigencias. Ahora que lo pienso mejor, creo que me quería mantener vivo por si algún día nos volviéramos a encontrar Mello y yo. No es tan insensible y malo después de todo.
Mello no sabe que trabajé a su lado durante todo ese tiempo, apenas se enterará, de hecho...

He empezado a creer que esto es más mi testamento que una historia de vida, porque en verdad parece que quiero que me mate. "Querido Mello: gracias por asesinarme ❤ , me lo merecía por gilipollas. Te dejo todas mis pertenencias, a excepción de mis videojuegos, esos guárdalos bajo llave y que no vean el sol nunca. Adiós".

En fin, retomando la historia: Todo el equipo tuvo que desintegrarse por un tiempo, ya que una mafia muy peligrosa logró dar con nuestro paradero. Tuvimos que viajar a diferentes países para evitar una posible muerte, al menos por un tiempo, así que decidí viajar a mi ciudad natal: Tokio, Japón. ¿Por qué precisamente aquí?, bueno, no creo que esos simios de la mafia automáticamente piensen "oh, Matt está en Japón"... Obviamente no; además, me parece que tenía una cuenta pendiente con dos basuras, perdón, personas: Duayne y Akiko.
No tenía donde quedarme, sería un buen pretexto para estar en esa casa en la que crecí y joderle la vida un poco a mis padres... La simple idea me llenaba de alegría. Si no accedían a admitirme en la casa, tengo un par de buenas amenazas contra ellos...

Ya lo verán.