"T" - Mail Jeevas

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¿Qué onda? Yo soy Matt, también pueden llamarme "idiota", "imbécil", "tarado", "hijo de puta", "maldito", "desgraciado", "ridículo", "cabeza hueca", "estúpido", "cabrón" y también Matty - todo gracias a Mello -.

Bueno, mi nombre es Mail Jeevas, nací el 1° de febrero de 1990 en Tokio, Japón. Mis padres son Akiko y Duayne Jeevas, mi madre japonesa y mi padre irlandés. Mi madre es agente de viajes y mi padre jefe de una agencia de autos. Mi padre al ser pelirrojo y mi madre al ser castaña, mi cabello se tornó en un raro castaño rojizo.

Actualmente mi madre tiene 45 años, castaña, cabello largo y lacio, ojos marrones, delgada y de tez blanca. Cuando quiere está alegre y cuando no, es más terca que una mula - tal vez es la edad -, no es ni era la mejor madre, se la pasaba más de medio día trabajando y en casa trabajaba más, así que no fui tan apegado a ella.
Mi padre actualmente tiene 51 años, pelirrojo, cabello no tan corto y lacio, ojos verdes, delgado y de tez blanca. Su actitud es más de me vale una mierda lo demás que no sea mi trabajo, así que técnicamente cuando llegaba de trabajar yo era un completo fantasma, juro por dios que una vez se olvidó hasta de mi nombre. Su carácter era rudo y rígido, jamás lo ví derramar una lágrima, era como vivir con un militar. Obviamente, no fui apegado a él.

Mis padres, al ser unos tipos súper adinerados, contrataron a una "nana" para que me cuidaran cuando ellos no pudieran hacerlo (osea, siempre). Su nombre era (o es, no sé si aún sigue viva) Hiriko, era la persona más cariñosa y amorosa del mundo, ella fue una madre para mí. Era una chica de 25 años, cabello negro y ondulado, ojos marrones, no tan delgada y de tez blanca. Se encargaba de todos mis cuidados, atenciones, si comía o no, cuando enfermaba, me contaba cuentos... En fin, era todo lo que mis padres no pudieron ser, por eso la quise muchísimo.

A pesar de haber tenido 4 años (en ese entonces, mi padre tenía 35 años y mi madre 29), siempre eran fuertes y constantes peleas con ellos. Yo nunca bajé la cabeza o me quedé callado, siempre decía lo que pensaba y se los decía fuerte y claro, incluso les decía malas palabras. A pesar de que Hiriko me enseñaba sobre modales, solo los aplicaba con gente que no conocía o que respetaba, pero ¿a mis padres? Nah. Siempre fui muy irreverente con ellos, si ellos decían "no" yo decía "si", si ellos decían "blanco" yo decía "negro", si ellos me decían "idiota" (porque lo hacían) yo les decía "lo saqué de ustedes". Una "familia" MUY disfuncional.

A pesar de ser criado bajo la religión católica, yo no lo era, ¿saben por qué?, por darles la contraria. Ellos si eran católicos, tenían tiempo para ir a la iglesia todos los domingos pero no para mí.
Además, mi capacidad intelectual no me permitía creer en ningún tipo de religión, creía más en hechos que en historias (si, a pesar de tener 4 años en ese entonces). Mis padres habían notado mi extraño "don", pero les dió completamente igual; yo solo aprendí a desarrollarlo: ya leía, escribía y respondía ecuaciones complejas por mi cuenta, nunca nadie me ayudó -ni la misma Hiriko lo hizo, simplemente porque no podía comprender-.

Para mí era tan fácil estirar la mano para que me dieran dinero, así que obtuve todo lo que quería, sobre todo videojuegos, computadoras o aparatos electrónicos, consolas (PSP, especialmente), gameboys, todo lo relacionado a estos. No había nivel de cualquier tipo de videojuego que no superara. Solía arreglar por mí mismo los aparatos que dejaban de funcionar, aprendí gracias a vídeos y libros.
Como parece lo suficientemente obvio y aunque era muy extrovertido, no tuve amigos. Mis padres me mantenían todo el día encerrado en casa o jugando en el jardín de los alrededores, no podía salir de las rejas que rodeaban mi "hogar".

Un día, en la primera semana de enero de 1995, traté de llamar la atención de papá mientras trabajaba en su viejo ordenador, pero obviamente no funcionó. Bailé delante de él, grité, repetí su nombre alrededor de unas 10 veces... Nada. Estaba tan molesto, estaba harto de esa constante indiferencia de ambos, como si ni siquiera fueran mis padres.

— ¡Escúchame! — No hacía más que teclear en su computadora. Tomé un zapato que estaba cerca y golpeé su nuca con bastante fuerza, el sonido resonó en toda la habitación. Automáticamente se quejó y tomó su cabeza, giró a verme furioso — ¡¿Ahora sí puedo tener tu atención?!.
— ¡Estoy harto de ti! — se dirigió a mi, se agachó a mi altura y sostuvo de mis hombros, agitandolos fuertemente —  ¡No eres más que un maldito dolor de cabeza! ¡Calla... — antes de que acabara la oración y sin pensarlo, le escupí en la cara — ¡Se acabó! — me cargó abrazándome de la cintura, yo lo pateaba y golpeaba como podía, pero no me dejaba ir. Abrió el armario, me arrojó con fuerza (cual perro) y me encerró bajo llave. Golpeé la puerta fuertemente, grité, maldecí, volví a golpear, destruí el armario... Estaba sumamente molesto.
— ¡Hiriko! — gritó Duayne — ¡Hiriko! — la escuché aproximarse — Quiero que empaques todas las cosas de Mail y reserves 3 boletos para viajar a Londres.
— ¿V-van a salir de vacaciones?. — dijo tímidamente.
— Oh, no — río malicioso — Por supuesto que no.

Me mantuvo encerrado alrededor de dos horas. Luego llegó mi madre.
— ¡No puedo más, Akiko!— escuché decirle — Sus rabietas no son normales, es completamente irritante. Es por eso que te dije que tener un hijo no era buena idea.
— ¿Qué quieres hacer? ¿Tirarlo a la calle?.
— No, tengo una mejor idea. Encontré una institución en Winchester, Inglaterra llamada Wammy's House. Es un orfanato e internado para niños superdotados, igual y podríamos dejarlo ahí.
— No lo sé — respondió dudosa — ¿Crees que es buena idea?.
— Si lo es. Ese niño malcriado necesita una lección a como dé lugar. Hoy en la noche nos vamos allá, ya tengo los boletos y todas sus cosas han sido empacadas.
— Está bien. Lo haremos. — suspiró resignada — Hablando de Mail, ¿dónde está?.
— Encerrado en el armario. — lo dijo con mucha naturalidad, como si fuera normal.
— ¿Otra vez? — se rió — ¿Y esta vez que hizo?.
— Me golpeó con un zapato en la nuca. — ambos rieron, a mí no me daba ni puta gracia.

Sería genial que les dijera que después de un tiempo encontré a mis verdaderos padres, que eran más amorosos que este par de locos, que gracias a dios no compartíamos la misma sangre... Pero sería demasiado bueno para ser verdad. Para mí desgracia estos idiotas si son mis padres... O al menos, algo parecido.

Me despedí de Hiriko efusivamente, tomamos el primer avión a Londres (porque no había vuelos directos a Winchester).

Ese lugar sería mi primer hogar.

Wammy's Boys (pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora