El viento helado chocaba contra mis mejillas, tornandolas rosadas, mis dedos se entumecían y no parecía suficiente una chaqueta para quitarme el frío. Se aproximaba diciembre y con él, el invierno, aunque nunca me imaginé que en Estados Unidos hiciera más frío que en Inglaterra.
Mi destino fue directamente Nueva York, aunque lo escogí totalmente al azar; no me decidía entre viajar a Japón, Rusia, España o mi natal Eslovenia, así que opté por lo primero que ví: Nueva York.
Trataba de conseguir un maldito taxi, pero casi todos iban llenos y, bueno, no iba a tomar el metro bus o algún camión urbano porque los odio. Tuve que esperar casi 2 horas para poder subirme a un taxi; le pedí que me llevara a un hotel cercano y barato y así lo hizo. No era el hotel más lujoso del mundo, pero no podía esperar mucho por un lugar que cobra 15 dólares la noche.Las primeras semanas no hacía mucho: me la pasaba dentro de la habitación casi todo el día, sólo salía para comprar comida (chocolate, más que nada) y para pagar en la recepción, nada más. Claro, tenía que pensar en buscar trabajo, este dinero no iba a durar para siempre.
Casi acercándose navidad, empecé a buscar trabajo, que mejor época que esta para hacerlo. Vagaba por las calles en busca de letreros donde se solicitara empleado; hice varias entrevistas, pero en todos los trabajos fui rechazado, es más que obvio que un chico de 15 años no era muy prometedor.No pude conseguir un empleo, el dinero se me acababa y no sabía que hacer; ya era navidad y sería la primera vez que no cenaba un rico pavo en la comodidad de mi hogar, era la primera navidad que pasaba solo, era la primera navidad que no iba a festejar... La depresión me consumía esa noche.
Al día siguiente, cuando casi todo el mundo tenía resaca - incluyéndome - y casi nadie estaba en las calles, salí para despejarme de la tormentosa noche pasada. Caminaba alrededor de la misma colonia en la que estaba habitando; extrañaba Wammy's, esto definitivamente no era Wammy's. Llevaba mi pequeña mochila con dinero, por si algo se me llegara a antojar... Grave error. Una motocicleta se paró justo al lado mío y un chico arrebató mi mochila; a pesar de que corrí lo más rápido que pude, no pude alcanzarlo.¿Qué demonios voy hacer ahora?. Ahora sí no tengo ni un quinto, tampoco tengo trabajo. ¿Dónde voy a dormir esta noche, si ya no tengo para pagar el hotel?. Oh, por Dios, solo yo puedo llegar a ser tan idiota.
Me decía a mí mismo, mientras caminaba directo al hotel para poder sacar mis pertenencias e irme.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~El sol ya se había ocultado, caminaba hacia ningún lado por algún barrio de mala fé, afortunadamente no me habían robado de nuevo mis pertenencias.
Necesitaba dinero. No podía dormir en la calle, jamás lo he hecho; además, tenía muchísima hambre, desde hace más de 12 horas que no ingería bebida o alimento alguno.
Cuándo me preparaba mentalmente para dormir en la calle, ví a lo que parecía ser mi salvación: un grupo de chicas que, más bien, eran prostitutas. No sé, tal vez si les insistía lo suficiente podrían dejarme dormir -al menos, por una noche - en algún lugar. Pero vamos, no creo que me dejen ni dormir en su casa sin cobrarme por ello, además de que no sabría donde más dormir después de una noche. Después de eso, tuve una idea.
— Disculpa — toqué el hombro de la chica llamando su atención. Era alta, de tez morena, con un vestido de lentejuelas corto que apenas si cubría su trasero, maquillaje exagerado, cabello enmarañado.
— ¿Qué necesitas, lindo? — masticaba goma de mascar.
— Quisiera saber cuánto es lo que cobras normalmente — dije seriamente.
— Depende de lo que tenga que hacer, aunque normalmente cobro entre 100 y 400 dólares — Estupendo. — Aunque, por ser para ti, podría dejártelo en menos — acarició mi mejilla con su pulgar, yo no hice ni un gesto.
— ¿Con quién tengo que ir para poder trabajar en esto?.
— ¡¿Qué?! — Si, sé en lo que están pensando, pero era mi única opción, esto fue lo primero que ví y era esto o nada.
— ¿Con quién tengo que...?
— ¿Para quién trabajas? — me interrumpió la chica, su tono de voz pasó se seductor a molesto en 15 segundos.
— ¡Para nadie!. En verdad, necesito el trabajo. — un par de hombres enormes se acercaron desde lo lejos, empezaron a examinar mi ropa sin mi permiso — ¡Hey! ¡Paren! ¡¿Qué hacen?! — me estrujaron, estrujaron mi ropa, veían de cerca y detenidamente, podía jurar que por un momento olieron mi ropa. Después revisaron mis pertenencias, pero al ver su tamaño, decidí no objetar contra eso... No soy tan idiota, un golpe de ellos me manda directo al infierno.
— No tiene nada — dijo uno de los tipos cuando terminó de revisar mi maleta — ¿Qué es lo que quieres, chico?.
— Ya lo dije. Quiero trabajar en esto.
— No lo sé, muchacho. Eres hombre, además te ves muy joven, el jefe no te querrá ni de broma. Este tipo de cosas son peligrosas.
— Me tendré que arriesgar.— soltó un largo suspiro, se lo pensó un poco, pero al final accedió.
— Muy bien. Sígueme. — se empezó a dirigir a una pequeña casa que está justo enfrente de donde todas esas chicas estaban. Entramos a la "casa", bastante pequeña para un hombre que es dueño de una red de prostitución; entramos a una habitación, que más bien era una oficina.
El tipo era también un hombre corpulento, piel morena, con los ojos ligeramente rasgados, ligero y delgado bigote, calvo, tenía toda la apariencia de un hombre de negocios.— Señor, este chico quiere hablar con usted — mencionó el hombre que me trajo.
— Muy bien, cierra la puerta al salir — me pasó a la oficina y él se fue. — Toma asiento, por favor. — me senté enfrente del escritorio que nos separaba a él y a mi. — Bien, ¿qué es lo que quieres? — dijo mientras encendía su puro.
— Quiero trabajar aquí. — cuando dije eso, se ahogó con el humo del cigarrillo.
— Es una broma, ¿no?.
— Nunca hablé más enserio.
— ¿Qué edad tienes? Si se puede saber.
— Emmm... — carajo — 19 años.
— ¿Te crees que soy idiota? — le siguió una risa — Tu no pasas de los 15 años y la edad mínima para trabajar en esto es de 21 años. Tengo suficientes problemas legales como para que ahora se me acuse de tráfico de menores. Lo siento, pero no.
— ¡Por favor, necesito esto!— activé mi modo súplica.
— ¿Por qué no consigues trabajo de pizzero, repartidor o algo para un niño de tu edad?.
— Lo he intentado... Pero nadie me quiere contratar. No hay mucha demanda por una persona de 15 años. — bajé la mirada, él no respondió nada — No tengo donde dormir o que comer, llegué desde Inglaterra y no sé qué hacer aquí, es muy diferente.
— Mira, te diré que haremos — alcé la mirada — Como soy una persona caritativa, trabajarás aquí, pero no públicamente como las chicas. Sé que se escuchará mal, pero serás como "el especial de la noche"; trabajarás sólo cuando el cliente te pida exclusivamente a ti o a un chico como tú. Estarás en la comodidad de tu hogar, pero te llamaremos cuando haya un cliente. Cuando salgas de aquí, mis hombres te llevarán a un hotel cercano; cuando consigas una casa, sería apropiado que consiguieras una cerca de aquí, no queremos que la gente espere media hora por ti. ¿Entendido?.
— Si, claro que si, señor — puse una sonrisa de oreja a oreja.
— Y que te quede bien claro — frunció su frente y me señaló con el dedo — Si alguien se entera de esto, tú y toda tu familia morirán, ¿Captas? — ¿Acaso es mafioso este tipo?.
— No tengo familia, señor. Solo soy yo. — sonreí tristemente.
— Ay, chico. Cada vez que hablas me dejas un sabor amargo en la boca. — desvió la mirada.
— En serio, gracias por la oportunidad — volví a sonreír.
— Oh, me llamo Dwhite Gordon. — estrechó mi mano.
— Yo soy... Mello.
ESTÁS LEYENDO
Wammy's Boys (pausada temporalmente)
FanfictionElle ya ha contado su historia, así como Beyond... ¿Qué hay de los otros chicos del orfanato "Wammy's House?, o mejor dicho, de los candidatos sucesores a L. Aquí podrás encontrar su historia. *La mayoría de los personajes que aparecen en esta histo...