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Capítulo 20

Katie.

—¡Sel, solo escúchame! —dijo Justin al teléfono—. Mira, entiendo que estás ocupada, yo también, pero realmente dudo que estés demasiado ocupada para llamar a tu novio. ¿Cómo sé que no puedes estar tan ocupada? ¡Porque leí tu Twitter y vi que estabas pasando el rato con David Henry!

Yo estaba sentada en el sofá con Christian.

Estábamos viendo Nickelodeon, porque James me escribió temprano diciéndome que amaría el nuevo episodio de Big Time Rush. En realidad nunca vi el programa, pero supuse que sería amable y lo haría por él.

Me acurruqué más cerca de Christian, y me deslicé bajo su brazo mientras él se reía.

—¿Cómoda?

—Sí —respondí, sonriendo—. Eres una almohada muy cómoda.

—Al menos soy bueno para algo entonces.

—¿Estás bromeando? —prosiguió Justin al teléfono—. ¿Sabes qué? ¡Bien! —Finalizó colgando—. ¡Dice que debería dejar de seguirla! ¿Saben qué? ¡Lo haré! —Justin continuó—. ¡Listo! ¡Oficialmente he dejado de seguirla!

—Oh, vaya —dije—. ¡De veras que has sacado las pistolas! ¿Qué harás después, quitarle el «me gusta» a su página de Facebook?

 —¡Nadie te pidió comentarios, Katie! —Comenzó a estallar—. ¡Además, ni siquiera tengo Facebook!

Rodé los ojos. Esto era normal. Justin y Selena peleaban por algo estúpido y entonces él se ponía irritable. Noté que Christian me estaba mirando.

—¿Qué?

—Eso fue algo malvado —dijo—. Y él ni siquiera entiende por qué estás enojada con él.

—Entonces eso solo hace que me enfade más con él. Lo siento, Christian; sé que ustedes son amigos, pero es que no puedo...

—Katie, lo entiendo, necesitas hablar con alguien que vea en realidad lo que está sucediendo. No tienes por qué disculparte. Y no te preocupes, soy todo oídos.

Sonreí.

—Gracias, amigo.

—Buenos días —dijo Alex sentándose en el sofá junto a mí.

—Buenos días —respondí, escabulléndome lejos de Christian.

Alex y yo no estábamos saliendo, a pesar de lo que Christian y Justin creyesen. Solo éramos... Bueno, ni siquiera sabía qué éramos. Entonces volví a mirar el televisor.

—¡Oh, por Dios! —chillé—. ¡Es Liz Gillies!

Me había gustado desde que la vi en Broadway en el musical Thirteen. Salté del sillón y llamé a James.

—¿Hola? —respondió.

—¡Oh, por Dios, James!

—Pensé que te gustaría.

—¿Con quién hablas? —Oí que Kendall decía en el fondo.

—¡Kendall! —exclamé.

—¡Katie!

—Amigo, cálmate —dijo Christian. Me giré para ver a Alex un poco molesto y enfadado—. Ellos no se gustan, solo son amigos, relájate,

Alex sonrió de nuevo.

Bien, eso fue un poco posesivo, pero daba igual. Negué con la cabeza y regresé a mi conversación telefónica.

—¡Te extraño! —continuó Kendall.