Capítulo cuarenta y uno

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Estaba pálida, sin vida.
Mis lágrimas me hacías imposible visualizarla con nitidez.
¿ En serio? ¿Qué?
Sentí como si hubiese estado una hora metida en ese cuarto con el cuerpo sin vida de mi mejor amiga,sin decir nada.
Finalmente decidí que aunque no quisiera y no lo entendiera, debía despedirme de ella.

- Entonces, te fuiste - Dije entre lágrimas en medio de silencio del lugar.

- No sé como hacer esto Mery, no sé como alguien puede despedirse de su mejor amiga, de su compañera de vida y de aventura, no sé como hacerlo, necesito tanto de tu ayuda

Pensé que entre lágrimas no iba a poder expresarme como quería, asique esperé a tranquilizarme

- Oye una nunca se espera que estas cosas sucedan, yo no estoy para nada preparada ¿ qué va a pasar ahora? ¿ qué pasará con Maia? ¿ qué pasará conmigo Mery?

Dentro mio sabía que ella, desde algún lugar, me escuchaba.

- ¿ Qué es lo que sigue ahora? ¿Qué haré con tu hija? ¿Cómo le diré que mamá ya no vendrá a casa a cambiarle el pañal, a escucharla por las noches y asegurarse de que todo esté bien? ¿Cómo voy a hacerlo sola Mery? ¿ Y a mi? ¿Cómo voy a convencerme a mi misma de que mi mejor amiga desde antes de nacer ya no estará para mi?

Ya no eran lágrimas, era furia

- Te odio por dejarme sola en esto Mery, te odio por elegir un novi tan imbécil que te quitó la vida y arruinó la de tu bebé, te odio por no estar aquí para aconsejarme y decirme que es lo que debo hacer ahora y sobre todo te odio por no luchar, luchar por no dejarme sola y confundida. Pero te perdono, te perdono Mery.

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