capitulo cuarenta y seis

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Peter estaba bañando a nuestra niña en el piso de arriba
Y yo estaba en la cocina haciendo un poco de limpieza. Era un día de flojera en casa.
Tocaron la puerta de la casa de la casa. Sequé mis manos en mi vieja remera y me apresuré a abrir.
-¿Hola? - dije sonriente
-Hola Lali
Era un tipo rubio y bastante atlético. Tenía unos ojos azules como el cielo y las nubes juntos.
-Soy el padre de Maia, Bejamín.
Dijo fríamente y yo no tuve nada que decir.
Bueno, por su aspecto, entendí por qué Mery siempre quería intendarlo con él.

-¿Qué estás haciendo aquí?
Le pregunté confundida

-Me enteré de lo que pasó con María, vine a dar mis condolencias.

Que descarado, no respondí nada.
Vio mi mirada de insistencia y prosiguió:

-Supongo que esa niña quedó sola y me toca a mi ahora

Dijo con una sonrisa arrogante y ahí me encendí.

-¿Discúlpame? ¿Estás intentando reclamar a Maia ahora?
No me dijo nada. Lo empuje afuera de la casa de Peter y cerré la puerta detrás de mi. No quería que mi hija lo viera.

-¿Cuándo estuviste en la vida de Maia? Mery y yo pasamos noches en vela, lo pasamos terrible cuando se enfermaba. Yo la vi comer y balbucear. La vi perder a su madre y a sus abuelos. Y la vi recuperarme  mi. ¿vienes aquí a pretender a mi hija?

Dio un paso atrás. Pensé que era por mi furia.
Luego vi a Peter detrás de mi.
Se acercó a él lentamente, de manera fría. Y no le dijo absolutamente nada.
Se giró a mi y me tomó por los hombros.
-ve con la niña, te necesita ahora- Me dijo

Entré a la casa casi sin habla y tomé a mi bebé que llorisqueaba.
Afuera se escuchaban gritos. Parecía  más personas que sólo dos.
Nos acostamos en el sofá y arrullé a Maia, ahí todo era calmado
No sé en que momento Peter se acercó a nosotras. Los tres nos quedamos dormidos en silencio.

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