Cómo supe que era posesivo
Laura
— Sinceramente no creía que fueras a aceptar... — dice James cuando nos traen la comida.
Le sonrío levemente e ignoro el sonido constante de mi celular, sabía quién era y no tenía ganas de hablar con él ahora mismo.
— Realmente siento haberte ignorado durante estos días. Es solo que... no encontraba las palabras para decírtelo. — murmuro nerviosa.
— ¿Decirme qué?
Había aceptado ir a una cita con él solo para dejarle en claro que estaba saliendo con su primo, claro que Ross se molestó demasiado y me prohibió ir. Pero él no me daba ordenes y James merecía una explicación cara a cara.
— Verás... — comienzo a decir pero me detengo al ver a un hombre entrar al restaurante.
Oh, no se atrevería...
— ¡Pero qué agradable sorpresa! — exclama Ross sentándose a mi lado y pasando un brazo por mis hombros.
— ¿Qué haces aquí? — pregunta James mirándolo molesto pero también confundido.
— Vine a ver lo que hacía mi chica un jueves por la noche. — responde, resaltando la palabra "mi".
Lo miro molesta ante su actitud posesiva. No era la chica de nadie. Ni siquiera habíamos tenido nuestra cita y ya se cree mi dueño.
— Disculpa... ¿Tú chica? — pregunta su primo.
Ross le dirige una sonrisa de disculpa completamente actuada y me mira con sorpresa fingida.
— Oh, cielo... ¿No se lo has dicho?
— En eso estaba... — susurro molesta, cruzándome de brazos.
— Laura y yo nos conocemos haces unas semanas, y mañana la llevaré a nuestra primera cita. Se acostó conmigo, por eso no respondía tus llamados. — le explica a James.
Quiero golpearlo.
Quiero golpearlo realmente fuerte.
— Laura, ¿es verdad? — me pregunta James y yo suelto un suspiro mientras asiento.
— Realmente lo siento... Simplemente pasó...
— ¿Te gusta este imbécil?
— Auch. Mis sentimientos, primito. — dice Ross sonriendo de lado.
James rueda los ojos y se marcha, al instante Ross toma su lugar.
— Qué maleducado, nos ha dejado para que paguemos nosotros la cuenta... — murmura.
— ¡No puedo creer que hayas hecho eso! — exclamo completamente enojada.
— ¿Qué? Tenía que saberlo. — dice encogiéndose de hombros mientras toma una papa frita y la lleva a su boca.
— Pero no así. Además, ¿tú chica? No soy la chica de nadie, idiota. No soy un trofeo. ¿Y si yo no quería que supiera con quién me acosté? ¿Tenías que decírselo? No era necesario, Ross.
Él me mira boquiabierto, probablemente las mujeres encontraban encantador que Ross Lynch fuera posesivo con ellas. Pero yo no.
— Se me fue el apetito. Buenas noches, Ross... — murmuro para después irme de allí.
Jodido imbécil.
Cuando llego a mi casa, suelto un suspiro y me saco los tacones. Voy a la habitación de mi abuelo y lo encuentro viendo televisión.