Epílogo

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Doce años después...

- Mamá se va a enojar. - dice mi hijo, Luca, entrando a la cocina mientras yo estoy comiendo un poco del postre que mi esposa había cocinado.

- ¿Ves a mamá por aquí? - le pregunto levantando las cejas.

- No, pero...

- Entonces no se enterará, y por lo tanto no se enojará. - lo interrumpo para después llevarme otro bocado de postre a la boca. - ¿Quieres?

Luca mira para todos lados, asegurándose de que su madre no esté cerca, y asiente antes de sentarse a mi lado y agarrar una cuchara.

- Tiene mejor sabor cuando es robado. - dice.

Suelto una carcajada y asiento.

- ¿Dónde está tu mamá?

- Tenía un paciente.

- Entonces ya debe estar por llegar... - murmuro.

- Ya llegué. - anuncia una voz femenina

Levanto la mirada para ver a mi mujer cruzada de brazos y fulminándome con la mirada. Luca de inmediato suelta su cuchara y yo hago lo mismo. No soy tan idiota.

- ¿Se puede saber qué hacen? - pregunta alzando una ceja.

- Verificábamos si el postre estaba envenenado o no. - miento.

- ¿Y le das a nuestro hijo?

- Yo lo probé primero, pero necesitaba una confirmación...

Laura rueda los ojos pero una sonrisa se le escapa y yo le sonrío con inocencia.

- Luca, ¿puedes ayudar a Tessa a poner la mesa? Está afuera. - le pregunta.

Luca sonríe ampliamente y corre al patio en busca de su hermana. Mi esposa suelta un suspiro y se sienta en mi regazo, paso un brazo por su espalda y acaricio su vientre suavemente. Íbamos a tener una hija, Tessa estaba celosa pero jamás lo admitiría.

- ¿Cómo estás? - le pregunto.

- Cansada... - murmura haciendo puchero.

- ¿No quieres que lo cancelemos y descansas un poco?

- Lo que quiero es... - comienza a decir sonriéndome con inocencia, y sé exactamente lo que quiere. - Un poco de postre. - continúa para agarrar mi cuchara y llevarse un bocado a la boca.

Ella cierra los ojos y gime de satisfacción, lo que provoca mi risa. Tomo su cuchara y comienzo a darle yo el postre.

- Me dieron la baja por maternidad. Creo que mis compañeros suplicaron por eso. - me comenta mientras yo la sigo mimando.

- No entiendo por qué... - murmuro con sarcasmo, ganándome que Laura me golpee el hombro suavemente.

- ¡No soy insoportable!

- Eres insoportable, pero de todas formas te amo.

- No sé si besarte o golpearte.

Sonrío de lado y dejo la cuchara en el plato para después acercar a mi esposa más a mi cuerpo y rozar sus labios con los míos.

- Yo te ayudo a decidir... - susurro.

Antes de que ella pueda decir algo, la estoy besando. Sus brazos rodean mi cuello y se presiona más a mi, provocando un suave gemido en ambos. Profundizo el beso mientras acaricio su espalda por debajo de su remera y muerdo su labio lentamente.

- El horario de protección para menores finaliza luego de las diez de la noche. - dice una voz masculina y yo me separo de Laura para mirar a mi hermano en el umbral de la cocina.

SeductionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora