Cómo supe que tenías un pasado
Laura
Miro mi celular por quinta vez en el día y suelto un supiro al ver que no tengo ni un mensaje. ¿Tanto le costaba mandarme un maldito mensaje para saber si estaba bien?
— Laura, ¿todo en orden? — pregunta Julianne mirándome preocupada.
— Sí, claro. Está todo bien. Es solo que... Ross se fue hace unos días a Francia para grabar una escena allí, y se suponía que volvía ayer pero no me ha mandado un mensaje. ¿Y si le pasó algo?
— Oye, está bien... Tal vez tuvo que quedarse otro día allí y está ocupado, ya sabes como es la vida de las estrellas. — me dice regalándome una sonrisa.
— Sí, se perfectamente como es... — murmuro y le entrego una revista. — ¡No tenemos nada de privacidad!
— Vaya... Ahora eres famosa. Sus fans te adoran, siempre están subiendo sus fotos diciendo lo adorables que son y lo feliz que se ve Ross cuando está contigo. Son la noticia del momento, tú lo eres. — dice mirando la revista y luego clava sus ojos en mi. — Estás cambiando a Ross para mejor. No más mujeres ni alcohol, solo su chica y su hija.
Sonrío levemente. — Debo admitirlo... No es el imbécil que yo creía que era.
— Y yo debo admitir que cuando me dijeron que Laura Marano se convirtió en la noticia del momento, no me sorprendí en absoluto. — comenta una mujer en la entrada del local.
Miro a la mujer rubia completamente sorprendida. No podía ser verdad. Ella no estaba aquí...
— ¿Rydel? — pregunto boquiabierta.
Y eso es todo lo que necesita para venir corriendo hacia mi y abrazarme con fuerza, le correspondo el abrazo de inmediato mientras sonrío ampliamente.
— ¡Te extrañé demasiado, zorra! — exclama, provocándome una risa.
— ¿Qué haces aquí? No lo entiendo...
— Abandoné mi carrera y volví a Los Angeles. Necesitaba estar contigo, Laura... Me he divorciado.
— ¿En serio? ¿Por qué? ¡Si eran perfectos!
— Me engañaba. Tenía una amante. Tenía una jodida amante. Hice mis maletas y me volví, quería hacerlo desde el accidente pero él me retenía. Ahora soy libre.
No parece triste, de hecho parece realmente feliz. Eso me hace sonreir.
— Me alegro de que estés bien, y él era un idiota.
— ¡Lo sé! Escucha, no puedo quedarme mucho tiempo porque tengo que ir a ver unas cosas para la fiesta de mi hermano, pero... ¿Quieres venir con tu hombre a la fiesta de cumpleaños de Rocky? Están invitados los dos, de paso podemos charlar más. — me pregunta.
— Le preguntaré a Ross. Pero yo voy. — le aseguro.
— Es mañana. — dice entregándome dos tarjetas.
— De acuerdo. Ahí estaré, Ross está de viaje así que no estoy segura de si querrá ir.
— No le digas de quién es la fiesta. — pide. — ¡Adiós, Laura!
La miro confundida mientras se va. ¿Por qué no puedo decirle de quién es la fiesta?
Cuando termina mi turno, ya son las diez de la noche. Hoy había accedido a cubrir a Lily mientras iba a una ecografía con el padre del bebé. Ya estaba de cinco meses así que pronto tendría su baja por maternidad.