Cómo supe que fui una estúpida
Tres meses después
Laura
Sus manos recorren mi cuerpo lentamente y yo suelto un suspiro, aún con los ojos cerrados. Siento como comienza a desabrochar mi camisa, tomándose su tiempo, mientras sus labios recorren mi cuello.
— Mírame... — susurra.
Abro los ojos para encontrarme con sus ojos avellana. Él me regala una sonrisa de lado, esa jodida sonrisa. Río suavemente y lo beso, atrayéndolo más hacía mi. Necesitando sentirlo.
— Te amo, Ross... — murmuro con dificultad.
— Lo sé, cielo... Yo a ti. Como nunca amé a nadie. — responde acariciando mi mejilla, para después recostarme en la cama.
Nos tomamos nuestro tiempo, disfrutando la sensación de estar juntos al fin. Sin problemas. Sin terceros. Sin nada. Solo él y yo.
Cuando ya no hay más ropa entre nosotros, Ross vuelve a besarme con suavidad. Le correspondo el beso mientras enredo mis dedos en su cabello, haciéndolo jadear.
— Laura, ¿estás bien? — pregunta una voz masculina.
Abro los ojos de repente y me incorporo en la cama agitada. No estaba Ross conmigo, yo estaba completamente vestida y Julian está a mi lado.
— Yo... Si... Vuelve a dormir, Julian. Tuve una pesadilla. — digo jadeando.
Julian alza las cejas mirándome.
— ¿Estás segura de que era una pesadilla?
— Si, fue horrible... Era sobre el accidente... — miento.
— Oye, ya pasó... Estoy aquí. — responde suavemente mientras acaricia mi mejilla.
— Lo sé... Duerme, tienes que irte temprano mañana. Iré al baño.
— De acuerdo. Te amo, Laura...
Sonrío levemente y lo beso lentamente, Julian profundiza el beso dejándome debajo de él y enredo mis piernas en su cintura. Sus labios descienden hacia mi cuello, como los de Ross hace unos minutos en mi sueño.
Ross. Cierro los ojos e imagino que es Ross, eso me hace disfrutar el momento. Cuando sus manos acarician mi cuerpo, pienso que son las de ese hombre que dejé en Los Angeles.
— Laura, mírame... — susurra Julian.
Pero no lo hago. Si lo hago, Ross ya no estará y el momento se esfumará.
— Laura...
Suelto un suspiro y lo hago. Como esperaba, Ross no está. Julian me sonríe mientras me mira.
— Debo ir al baño... — digo en voz baja, provocando confusión en su rostro.
Julian se baja de mi cuerpo y se acuesta a mi lado, yo escapo al baño. Allí, me siento en el suelo y apoyo mi cabeza contra la pared. Mi celular está en mis manos. No tarda en sonar, atiendo rápidamente.
— Hola... — susurro.
— ¿Por qué susurras? — pregunta Rydel.
— Porque estoy en el baño y espero a que Julian se duerma para no tener sexo con él.
— Muy romántico, Laura.
Suelto un suspiro. — Soñé con tu hermano...
— Vaya...
— Y cuando Julian me besó, me imaginé que era él. Cuando me tocaba, imaginaba que era Ross. Entonces, me hizo abrir los ojos... Y no era Ross. — digo en voz baja.
