13. Propia mierda.

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Dedicado a Mei017

Cómo comencé a ahogarme en mi propia mierda

Ross

Sabía que algo andaba mal con Laura en cuanto me desperté. Ella estaba de espaldas a mi, no sabía si aún seguía durmiendo o si estaba despierta.

La abrazo por detrás, colocando mi brazo al rededor de su cintura, y reparto suaves besos por su cuello y mejilla.

— Buenos días, cariño... — susurro.

No recibo nada. Me incoporo mejor y veo que está despierta, mirando a un punto fijo. Sé que está viva solo por su respiración.

— ¿Laura? ¿Todo en orden? — le pregunto.

Nada.

¿Había hecho algo? ¿Pasó algo? No lo entiendo. Es la primera vez que actúa tan distante. Suelto un suspiro y me alejo de ella, suponiendo que necesita espacio me dirijo al baño y me doy una ducha. Tal vez cuando salga, ya esté de mejor humor.

Hoy tengo una reunión con mi manager, Eric. Es en tres horas, iríamos a almorzar y a hablar sobre un asunto, aún no sé cuál.

Salgo del baño, ya vestido, con la esperanza de encontrarme a Laura como siempre. Pero no. Tiene un anillo en sus manos, le da vueltas distraídamente. Ese anillo se lo he visto varias veces, pero nunca pregunté por él. No estaba seguro de si quería saber la respuesta.

— Laura, puedes hablar conmigo... — murmuro, sentándome en el borde de la cama, y acaricio su mejilla con suavidad.

— No quiero hablar. — responde fríamente.

— De acuerdo... Volveré más tarde... No te preocupes por Tessa, la llevaré a su terapia y luego iré a buscarla.

— Bien.

Beso suavemente su mejilla, pero ella vuelve a darme la espalda. Sigo sin entender qué sucedió, y comienzo a temer lo peor. ¿Y si ya no me quería? ¿Y si se dio cuenta de que merecía algo mejor?

Voy a la cocina, Tessa ya estaba allí desayunando y le sonrío levemente. Su mirada recorre el lugar, buscando a Laura.

— ¿Mamá no desayunará con nosotros? — pregunta haciendo puchero.

Cada vez que la escuchaba decirle "mamá", un sentimiento cálido se apoderaba de mi. Laura había entrado en nuestras vidas inesperadamente y se había vuelto vital para nosotros, los dos la necesitábamos.

— Mamá se siente mal, está enferma. — miento.

— Oh, ¿necesita algo? — me pregunta Harriet, mi ama de llaves.

— No, creo que no. — la tranquilizo.

Mi celular comienza a sonar y voy a la sala mientras Tessa se queda desayunando.

— Hola, Rydel. — saludo a mi hermana.

— Escucha... ¿Cómo está Laura? — me pregunta.

Frunzo el ceño, completamente confundido.

— Está rara, pero no entiendo por qué preguntas.

— Ross, ¿no lo sabes?

— ¿Saber qué?

Rydel suelta un suspiro, haciéndome sentir un estúpido.

— Hoy se cumple un año del accidente.

Confirmado: soy un estúpido.

— Realmente soy el peor novio de la historia... — murmuro. — Me quedaré con ella aquí, no te preocupes. Dudo que quiera ver a alguien.

SeductionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora