Capítulo 4: El 237 de la calle Timberline.

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El resto del día lo dedico a tratar de razonar que era lo que había pasado, le daba vueltas al asunto una y otra vez para tratar de siquiera llegar a una conclusión lógica de lo que había pasado, para él estaba claro que el brillo verde tuvo algo que ver si o si, pero las preguntas que más lo intrigaban eran: "¿Por qué yo? ¿Que tengo de especial para poder viajar en el tiempo? ¿Será esto una especie de castigo por algo que hice o que voy hacer?" eran tantas las preguntas que se hacía, también pensaba en su familia, quienes lo estarían esperando y aún más en Adele, no existía forma de avisar o siquiera decirles que estaba bien, perdido en una era pero tenía salud y se encontraba vivo, pues recordó aquella vez que él y sus primos tomaron sus bicicletas para dar una vuelta por Blueberry sin avisar a nadie y en lo que menos recordaron ya tenían varias patrullas buscándolos.

Durante la noche no dejaba de despertarse de golpe esperando que alguien reconociera su camioneta para recuperar el dinero que se encontraba en la maleta. Por la mañana del domingo, se levantó y se propuso continuar su plan de ir a la calle Timberline para saber algo acerca del dueño de la maleta, quizás ahí encontraría respuestas a toda la serie de preguntas que se había hecho. Tomo todas sus cosas y las dejo dentro de la camioneta y paso a la recepción a dejar las llaves y pagar la habitación, la misma chica seguía encargada.

—Buenos Días, ¿Todo bien con la habitación?

—Si todo excelente.

La chica no dejaba de mirar la mano izquierda de Jeremy, de la cual se dejaba ver un smartwatch sencillo en forma de pulsera.

— ¿Que esa pulsera tan rara que llevas ahí?—Señalaba la chica.

Jeremy se puso algo nervioso, no sabía si decirle la verdad o mentirle, pero la chica insistió de nuevo.

— ¡Vamos muéstrame tu pulsera!

Por darle gusto e irse lo más rápido de ahí cumplió la petición de la recepcionista.

—Pues en realidad es un reloj en miniatura.

— ¡Sabía que era un reloj digital!, nunca había visto uno en vivo, ¿Es muy caro? ¿Cuánto te costó? ¿Es cierto que tiene baterías nucleares?

Rápidamente se le ocurrió una mentira.

—Pues no lo sé, tampoco sé dónde lo compraron fue un regalo de mi padre.

—Es groovy, algún día tendré uno de esos.

—Espero que sí, bueno aquí está la llave y lo que costo la habitación, muy amable.

La chica lo observo nuevamente.

—Está bien, aquí está tu nota, pero ¿Te sientes bien? Te notas algo cansado.

En este punto Jeremy comenzaba a desesperarse se la chica.

—Me siento bien, gracias por preguntar, tengo un itinerario algo apretado y me tengo que retirar.

La chica abrió un cajón y le dijo:

—Bueno, de cualquier modo te recomiendo ir al doctor si es que te sientes mal físicamente o si te sientes mal en otro sentido puedes ir a visitarlos, se reúnen los domingos como hoy cerca del sendero que lleva al bosque— Y le entrego un panfleto.

El chico le agradeció y se fue directo a la camioneta, y mientras esperaba a que el motor entrara en calor observo el panfleto tenía una imagen de un pastor con unas ovejas y la leyenda: "Cristianos Sanados: únetenos y se parte del rebaño del señor y podrás vivir una cercanía celestial y paz interior", claro que lo último que él esperaba era ir a una iglesia, pues las respuestas que el buscaba no se las iba a dar un pastor o algo por el estilo.

El beneficio de la dudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora