El viernes por la tarde, de regreso de la escuela, Jeremy había pasado al súper mercado a surtir un poco su despensa, pero al subir las cosas, observo un auto tipo sedán color negro, a un par de hombres con gafas de sol, traje negro y corbata esperando en el estacionamiento, el pobre muchacho sintió si como un balde de agua fría de hubiera caído, pues había recordado las palabras de que muy probablemente notaria que lo estaban vigilando, sin llamar mucho la atención se dirigió a su casa.
Al cabo de un rato, Grace toco la puerta de su casa y llevaba un par de mochilas.
—Oh que puntual.
—Calla, conseguí unas botellas de vodka, ya no tenemos que ir con el anciano.
—Perfecto.
—Pero a cambio de eso, tengo que recoger algún encargo, ¿Podríamos ir por el en cuanto estés listo?
— ¿Crees que deba llevar algún traje de baño?
—Jeremy vas a una maldita fiesta en la noche... De lo ebrios que vamos acabar todos terminaremos nadando desnudos en el lago, y cuando menos acordemos estaremos demasiado helados para nadar y moriremos de hipotermia.
—A veces y solo a veces mujer, pienso que dices todas esas incoherencias porque estas aburrida, o quieres impresionarme.
—Quisieras.
Salieron de la casa y fueron a una calle a la que Jeremy no había ido nunca, incluso en su tiempo, pues tenía la fama de ser una calle muy conflictiva y la más baja plusvalía de todo Blueberry, al pasar por ahí las casas lucían como muy desgastadas y con patios frontales totalmente descuidados.
—Es curioso, no solía pasar por aquí en mi tiempo, pero incluso de lo lejos que estaba de esta calle, pareciera como si se hubiera congelado el tiempo, lucen igual.
—Calla y conduce yo te diré donde parar.
Pero un grupo de pandilleros tatuados se les quedaban viendo desde el pórtico de una casa.
—Grace, ¿A que venimos exactamente aquí? Esto no parece seguro ¿Sabes?, ¿Viste cómo se nos quedaron viendo?
—Confía en mí, aparca adelante de ese hidrante, quita las llaves y baja conmigo, pero mantente a una distancia considerable de mí.
Ambos bajaron, caminaron por un pequeño camino mal pavimentado, que era rodeado por un jardín muy descuidado. La chica subió las escaleras del pórtico mientras que Jeremy esperaba, otro sujeto salió y le entrego algo en una bolsa de papel, ella le dio algo de dinero y regresaron a la camioneta.
— ¿Esto es lo que me imagino que es?
—Conduce antes de que alguien nos dispare.
El siguió las órdenes y fueron rumbo a casa de George, un poco más lejos, ella le volvió a hablar al notar su comportamiento:
— ¡¿Por qué estas nervioso?!
—Yo...yo no estoy nervioso.
—Entonces me mentiste, no te habías drogado antes.
—Claro que lo había hecho, pero nunca la había comprado.
— ¿Y eso es lo que te incomoda?
— ¡Obviamente!
—No creí que fueras así de marica, Jeremy.
Al llegar a la casa de George, este y Ralph ya se encontraban esperándolos.
—Si mi mamá les pregunta, fuimos a la cabaña de Abe, no sabe que vamos a Lakeview— dijo George.
—Bueno y a todo esto, ¿Cómo se llama la chica que puso la cabaña?
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El beneficio de la duda
FantascienzaJeremy tenía la vida perfecta: Estudiaba una carrera universitaria, tenía una novia que lo amaba incondicionalmente, padres amorosos, pero un pequeño viaje cambiaría su vida, en sus manos está el conformase o tomar revancha al destino tomando ventaj...