Capítulo 19: Las lagrimas de los corazones sinceros.

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—Pero este no es el lugar adecuado para hablar de negocios, vayamos a mi oficina— dijo el abogado mientras le hacia una señal al mesero que los llevo con él.

Los tres salieron y una limusina ya los esperaba al salir la cafetería, la abordaron e inéditamente el chofer de esta condujo.

—Antes que nada, me presento Ray Wise, Abogado y jefe de la mesa directiva de uno de los mejores buffet de abogados, ustedes son Jeremy y Kiva, pero tienen convencerme de que vienen de muy lejos— les dijo guiñando el ojo.

Jeremy miro a Kiva y esta hizo lo mismo.

—¿Traes algo para mostrar? Porque si no yo pensé en traer...

—Y yo traigo algo por si tu no...

—Vaya esta va hacer una reunión interesante muchachos— dijo el abogado.

Al ir avanzando el chofer fue tomando rumbo en el mismo sentido hacia donde estaba el hotel, pasaron por la esquina del hotel y continuaron hasta la calle 57, después giraron y pasaron por la avenida Park y bajaron en la esquina de la avenida Lexington.

—Vaya, ¡Que coincidencia! — dijo Jeremy.

Entraron a un edificio con una fachada semi circular, por dentro el lugar era de primera, los acabados en el piso, techo y recepción eran de mucho lujo, caminaron hasta llegar a un ascensor el cual los llevo hasta el último piso, al bajar una enorme oficina con libreros, una mesa con varias sillas y un ventanal que daba una vista magnifica de la ciudad los recibió.

—Muchachos, es momento de divertirnos, quiero que me convenzan que vienen del futuro.

—No, ¿Cómo sabe que venimos del futuro?

—Por una carta, una que me dio una chica hace muchos años.

Jeremy pensó que a lo mejor se trataba de la misma chica que había salvado su vida.

—¿Cómo era físicamente?

—No, lo recuerdo, llevaba una gabardina, sobrero, lentes oscuros, por su tono de piel y acento podría jugar que no era de aquí, no entro en muchos detalles, solo me dijo que hiciera caso a lo que decía la carta, bueno en realidad eran dos cartas, una para convencerme de lo que decía era verdad, esa noche gane mucho dinero apostando a un equipo que no tenía probabilidades de ganar nada.

—¿Quién la firmaba? — pregunto Kiva.

—Su amigo Otto Osworth, así que ¿Cuál va ser su prueba?

Jeremy saco su celular y Kiva su discman.

El Abogado los vio con mucho interés.

—¿Qué son estos cacharros?

—Es un reproductor de discos compactos, los discos compactos son como vinilos, pero en pequeño y funcionan con un láser.

—Interesante señorita, ¿Y el tuyo muchacho?

—El mío es un teléfono inteligente, puede hacer llamadas, tomar fotos, calculadora, agenda, libreta de contactos, alarma, cámara de video, puede comprar cosas, vender cosas, ver películas y tener videollamadas.

—¡Ja! Esto es maravilloso, de acuerdo, les creo, siguiente pregunta, ¿Cómo es Otto Osworth?

—¿Otto? Pensamos que usted sabría algo de Otto, pensé que eran algo así como amigos, hasta lo llamo "El pizzero"

—¡Pizzero! Si, aun no me puedo quitar ese sobrenombre, no tengo idea de quien es, pensé que ustedes lo conocían por lo que aún no podremos hacer negocios muchachos.

El beneficio de la dudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora