Capítulo 10: Más que amigos.

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Hellen seguía con el beso y comenzó a abrazar a Jeremy con fuerza, el solo seguía sumiso a lo que la chica hacía, por un momento quiso usar su lengua, pero era tan poca su experiencia que no supo hacerlo bien, la calma se iba rompiendo por el sonido de un grupo de chicos que se acercaban a la casa, al cabo de unos segundos alguien llamo a la puerta. Los dos muchachos se observaron y Jeremy se separó para ir abrir la puerta.

— ¡Hola Galán! Venimos a traer las municiones— dijo George.

Jeremy estaba muy sonrojado y se puso en la puerta de tal modo que no vieran que ahí estaba Hellen y les contesto.

—Hola camaradas, si gustan pasarme aquello yo ahorita lo pongo dentro.

Los muchachos pusieron par de bolsas en el pórtico.

— ¿Oye te encuentras bien?—pregunto Ralph.

—Sí, luces un poco raro— añadió Mike.

—No, no, para nada, ¿Y Abe no vino?

—El maricón tuvo que ir con su padre por unas cosas, pero no te preocupes si vamos a ir mañana.

— Entonces ¿Dónde los veo?

—Yo digo, que estas señoritas lleguen a mi casa y de ahí pases tú por nosotros— dijo George.

—De acuerdo, ¿Pero dónde es tu casa?

—Oh cierto, bueno está cerca de la barbería del viejo Tom, llegas ahí como pasando la calle del ayuntamiento todo derecho hasta topar en una esquina donde está un enorme letrero de la barbería, y sigues todo derecho hasta llegar al 481 en la casa azul, ¿Esta bien a las ocho a.m.?

—Me parece excelente nos vemos mañana muchachos.

Jeremy tomo las bolsas y entro de nuevo en la casa para encontrarse con Hellen y con la mirada hacia abajo.

— ¿Oye que pasa?

— ¿Tus amigos se dieron cuenta de que estaba aquí?

—No para nada.

La chica no se convenció de la respuesta y seguía mirando hacia abajo, Jeremy coloco las cervezas donde no hicieran mucho desorden, por su mente aún seguía presente lo que sucedió momentos antes de que tocaran la puerta.

—Perdón por lo de hace un momento— dijo Hellen.

Él se fue a sentar a un lado de ella.

—Está bien, no pasa nada.

Un pequeño sentimiento de culpa comenzaba a surgir.

— ¿Soy mala besando? ¿Ya habías besado a otras chicas?

Esto solo hizo que pensara más en Adele.

—Fue un buen beso, pues si ya lo había hecho, ya habías besado antes, mencionaste que tenías tiempo sin besar ¿Cierto?

La chica se ruborizo un poco más al recordar la última vez que había besado.

—Sí, hace cuatro años.

—Cuando tenías trece, ¿Algún chico guapo te lo dio? ¿Cómo fue tu primer beso?

—Me da pena contar como fue mi primer beso.

— ¿Por qué? Bueno he sabido de tipos que su primer beso fue con alguna prima suya, ¿Que puede ser tan malo?

—Si te cuento, ¿Prometes no contarle a nadie en este mundo?

El beneficio de la dudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora