Capítulo 10

163 4 0
                                    


Seguía lloviendo, el partido se diluía con cada gota de agua. Me imaginé de la mano de Gonzalo, o abrazados, mirando la lluvia sobre el mar. Pensé en su beso, soñé besos más apasionados. Me acordé de mi familia. Debía estar alerta. Si bien el crucero era enorme, siempre andaban merodeando por ahí.

A las cuatro seguía lloviendo y parecía que el agua lavaba mi deseo. Gonza no llegaba. Era obvio que no íbamos a poder jugar, pero era descortés que no viniera. Quince minutos después, apareció Gabi.

─Hola, Vicky. Gonzalo no puede venir. Me pidió que te avisara.

─¿Sabés qué le pasó?

─Se sentía mal, nada grave.

Me paré para irme y Gabi me retuvo.

─¿Querés ver la mejor vista del barco?

Acepté. Gonza no merecía mi fidelidad.

Subimos escaleras y escaleras y escaleras. Finalmente llegamos a un pequeño mirador con una vista de 360 grados. El cielo sobre el mar y la lluvia de compañía.

─El secreto es no mirar hacia abajo ─me dijo.

Miré abajo y vi lo enorme que era el crucero. Se rompió el encanto.

─¿Siempre sos desobediente?

No respondí.

─¿Te molesta mojarte?

─No.

Abrió una puerta. Había una escalera pequeña empotrada en la única pared del mirador. Mientras subíamos, la lluvia nos mojaba.

Llegamos y el espacio era tan chico que estábamos uno junto al otro. Una baranda nos separaba del infinito.

─No tengas miedo ─apoyó su mano sobre la mía─. Cerrá los ojos, escuchá y, cuando estés preparada, volvé a abrirlos. Acordate de no mirar hacia abajo.

Cerré los ojos y sentí la lluvia sobre mi cuerpo, sentí la brisa. Escuché el ruido de las gotas sobre el crucero; más allá, el ruido del oleaje; mi corazón. Abrí los ojos.

No era una tormenta, era una lluvia constante, placentera, de esas que te sacan el dolor. Empecé a llorar, sin saber por qué.

─Si no fuera por Gonzalo, te besaría ─me acarició un mechón del pelo, como peinándome.

En cualquier otra situación, lo hubiera besado, le hubiera explicado que con Gonza no teníamos nada. Pero no podía hablar, era parte de la lluvia.

Amor de cruceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora