Capítulo 39

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Después de la cena familiar y el brindis por el aniversario y el orgullo de mamá por esta familia tan linda que construimos, lo miré a Pedro, lo miré a mi viejo y la miré a mi vieja, y no solo los miré, los estudié. Y fue algo raro. La verdad, son imbancables, pero los quiero. Y yo también alcé la copa y brindamos por 20 años más.

Y a mi vieja se le humedecieron los ojos y, te juro que yo no quería, pero a mí también. Era inevitable, llevo sus genes en mi cuerpo. Pero, te soy sincera, creo que lloraba de tristeza, porque no quería bajarme del barco.

Amor de cruceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora