Capítulo 12

148 3 0
                                    

No tengas miedo. Todos los padres se ponen celosos cuando las hijas crecen. Piedra libre, preciosa. ¿Siempre sos desobediente? Te combina con los ojos. Quería verte. Estábamos a punto de ganar el partido. Si no fuera por Gonzalo, te besaría. Ubicate, tenés quince años. Acordate de no mirar hacia abajo.

Y miré. Había un precipicio que me llevaba directo al fondo del mar y luego a un cielo pacífico. Me dejé caer. Las frases se habían mezclado. Las voces también se mezclaban. Mientras caía, me tapé los oídos. Cerrá los ojos, escuchá y, cuando estés preparada, volvé a abrirlos. Esta vez no pensaba obedecer.

Amor de cruceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora