Capítulo VII

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Luego del almuerzo, los enfermeros nos tenían preparada una actividad. Teníamos que hacer cuadros de algo que nos gustara demasiado. Es así como nos dirigimos al Gran Salón, donde había grandes hojas de papel en las mesas y por las paredes. Se nos pidió que no ensuciáramos, lo cual sería difícil para la mayoría, y luego se nos entregó la pintura acrílica.

Entre las enfermeras, estaba Sara, yendo de un lado a otro para poder dar ayuda a los que más la necesitaban. Y por un momento, pensé que de verdad esa chica era un respiro de aire fresco para todos nosotros. Todos querían su atención y que solo Sara los ayude.

Es así como comencé con mi cuadro, de pequeño siempre había hecho dibujos, pero lo cierto era que nunca fui demasiado bueno. De todas formas me decidí por pintar el Hospital Psiquiátrico Century. Era un gran hospital, que si no fuera porque estaba lleno de locos, este podría haber sido un castillo de la más alta sociedad, incluso de un rey. Pero mi pintura iba a reflejar la oscuridad y la tristeza que albergaba en su interior.

—Muy bonito Jack— al mirar sobre mi hombro, me encontré con la mirada expectante de Sara. Ya había avanzado bastante en mi cuadro, y estaba tomando forma.

—Gracias señorita, cuando lo acabe, se lo regalo.

—Me encantaría colgarlo en mi habitación.

Aquello me hizo sonreír, mientras daba pequeñas pinceladas a los detalles del cuadro. Entonces observé que algunas cosas comenzaron a moverse de lugar en mi pintura, decidí ignorarlo.

—¿Puedo hacerle una pregunta, Sara?

—Claro que puede— No apartaba la vista de mi trabajo, podía sentir su respiración cerca de mi hombro.

—¿Por qué una muchacha tan joven decide estudiar para trabajar en un manicomio?

No respondió al instante, de hecho tuve que girar mi rostro para corroborar que seguía allí, ya que se tomó más tiempo del que yo esperaba.

*No quiere hablar contigo...*

*¿Por qué no la secuestras? Átala a tu cama, luego asesínala con un bisturí, puedes dibujar con él sobre su carne.*

—Prefiero "Hospital Psiquiátrico". Y realmente me gusta ayudar a la gente, señor Flin.

—Lo lamento— me disculpé por lo de "manicomio"—. Y lo he notado Sara, pero ¿por qué aquí? Hay gente que necesita ayuda y no está demente.

Nuevamente ella se quedó en silencio, me pregunté si no estaba siendo desconsiderado al hacerle esas preguntas tan íntimas, pero si lo hubiera sido, ella estaba en su derecho de darse la vuelta e irse. O simplemente mentir, pero era como si quisiera pensar cada palabra.

—Mire, mi padre ha sufrido de esquizofrenia...— con que de ahí venía el tema de la ayuda.

—Lamento mucho escuchar eso.

*Mentira, no lo lamentas. Ojalá todo el mundo padeciera lo mismo que tú, eso te haría sentir mejor ¿No? Eres un asco de persona, una basura, mátate.*

—No se preocupe... Pasar tantos años viéndolo sufrir, me llevó a una conclusión.

—¿Estar loco es un asco?— apresuré la respuesta, ella rió por lo bajo. Mi corazón palpitó con fuerza.

—Sí, es un asco. Pero además de eso, me llevó a pensar que un hombre puede ser torturado de mil maneras pero su única escapatoria, su libertad absoluta, siempre será su pensamiento. Pero si se priva al hombre de su propia consciencia ¿Qué tiene en realidad?

Dejé mi pincel apoyado sobre la hoja y permanecí inmóvil durante unos segundos. Ella no agregó nada más. Lentamente, volví mi mirada a sus ojos, y luego de lo que había dicho, me consumió un arrebato de querer besarla allí, frente a todos.

—Disculpe si lo ofendí, señor Flin.

—No se disculpe, creo que acabo de enamorarme de usted— nunca fui de muchos rodeos.

Sara soltó una carcajada divertida, y lo confirmé, me había enamorado de ella ¿O era una obsesión? En fin, ella se lo tomó a broma, y yo no pude evitar reír junto con ella. Siempre había sido demasiado sincero en mi vida, y la mayoría del tiempo, no se tomaban en serio lo que yo decía. Con ella me dio exactamente igual.

—Me halaga señor Flin.

—Eso me alegra señorita. Si me regala esa risa, creo que voy a halagarla más seguido ¿Ya le dije lo bien que le queda la cofia de enfermera?

Aquello lo dije mientras continuaba con mi cuadro. Quería mirarla, pero también quería acabarlo para ella. Sin embargo, disfruté mucho de una nueva risa detrás de mí. Si era posible, quería cambiar las voces por esa risa constante en mi cabeza.

—No me lo ha dicho, pero lo tomaré en cuenta.

Sin previo aviso, sentí una caricia en mi cabello. No supe si fue imaginación mía o si de verdad su mano cálida me había tocado, ya que cuando me di la vuelta, Sara ya estaba ayudando a un paciente que no sabía muy bien qué tenía que hacer. Eso no quitó la sonrisa de mi boca, el ignorar las voces y continuar con mi pintura.

Detrás de mí, escuchaba risas sádicas, balbuceos sin sentido y el chapoteo de los acrílicos. Luego de vivir un tiempo en un manicomio, uno se termina acostumbrando al ruido de los locos, y lo que realmente se vuelve raro, es el silencio.

Cuando terminé mi obra maestra, me alejé unos pasos para poder mirarla desde otra perspectiva. Gran error de mi parte. Las luces en el hospital de mi cuadro comenzaron a prenderse y apagarse, y podía ver dentro de las ventas, como personas se acercaban y sombras deambulaban de un lado para otro. Todos ellos, las personas y las sombras, llevaban cabezas de animales. Eran como pequeñas personas con vida propia.

*Ven con nosotros, te divertirás más en este hospital lleno de asesinos.*

*Ven con nosotros, y clávate un puñal en el pecho*

*Por favor ¡ayúdanos!*

*Ven con nosotros Jack, ven a descuartizar y bañarte en sangre. Ven, te divertirás.*

Di vuelta el cuadro rápidamente para no verlo más. Luego me acerqué a Sara por su espalda y me aclaré la garganta, no quería que mi voz sonara ronca o entrecortada por el pequeño episodio que acababa de sufrir.

*¡POR FAVOR AYÚDAME!*

Solté el cuadro de inmediato, la voz provenía desde el interior de ese hospital ficticio. Sara me miró un tanto extrañada, y supe que mi cara debía ser del mismísimo espanto.

—Jack ¿Necesitas ayuda?— La joven se agachó y recogió mi cuadro entre sus manos finas, mientras me miraba preocupada.

—Creo que solo necesito tomar un poco de aire, si no le molesta— tartamudeé, nunca lo había hecho.

—No me molesta en absoluto... ¿Quiere que lo acompañe?

—¡No!—Ella alzó una ceja, tras mi grito.— Quiero decir, no quiero interrumpir su trabajo, muchas gracias por la ayuda señorita.

Rápidamente me di la vuelta, y me encaminé hacia el jardín, ignorando todas las voces que me gritaban que volviera al salón, la tomara con mis manos, y la ahorcara hasta matarla. Así es que me fui, me fui muy rápido, antes de hacer alguna locura. 

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Hasta acá el capítulo. Espero que les haya gustado, sé que algunos me pidieron que los hiciera más largo, pero si lo hago de esa forma, temo no llegar a actualizar cada 3 días :( En fin ¿Les gustó? ¿Creen ahora que Sara es un poco más buena? 

PREGUNTA IMPORTANTE: ¿Por qué todos desconfían de ella? jajaja xd

~Mariana Sardanelli♥~

Century [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora