—Tengo una sorpresa para usted.
Dijo Sara cuando salí de mi tratamiento de hidroterapia. Desde la escena de la pseudo-lobotomía que casi sufro, ella me acompañaba a todas mis terapias y se quedaba fuera esperando que acabaran. Mis dientes aún castañeaban, pero ya estaba fuera, seco y vestido. Esta vez había sido por la tarde, con el doctor Barelli refunfuñando por la presencia de la enfermera, pero él no tenía el derecho ni la autoridad de negarle la supervisión de un paciente.
Ahora estábamos solos en el pasillo, ya que el doctor se había quedado en la sala de baño esperando al siguiente paciente. Pude ver a lo lejos que era aquel héroe de guerra lesionado, el cual era arrastrado en una silla de ruedas por una enfermera.
—¡Le dije que puedo caminar!
Dijo el hombre tratando de ponerse de pie sin éxito, era un hombre muy fuerte, pero también un traumado psicológicamente. Yo apoyé la mano en el antebrazo de Sara y la guie un poco más alejada de aquellas personas.
—¿Qué sorpresa, señorita?
*Ojalá sea una sorpresa donde esté denuda, atada a una cama y con cortadas en el abdomen.*
La hidroterapia definitivamente ya no funcionaba conmigo. Respiré profundo para ignorar la voz en mi cabeza, pero la imagen que describía se vino a mi mente y desee por un segundo, solo por un segundo, ver la sangre caliente y brillante de Sara.
—Tengo permiso para ir a ver a Juana de Arco, quizás a usted le agradaría venir conmigo—ella esbozó una sonrisa, como si fuera la mejor noticia del mundo, y mi propio mundo se rearmó con ella.
—Sabe que me encantaría, la extraño mucho.
—Lo imaginé, señor Flin, acompáñeme.
Con una sonrisa comenzó su camino hacia el ala Este, ya había olvidado que Isabell estaba en máxima seguridad. La enfermera caminaba delante y yo le seguía los talones, como cualquier enfermera corriente con cualquier paciente corriente.
*Mira su nuca, se vería bien con una cuerda alrededor.*
*No la mates Jack, mejor mátate tú, sabes que eres un inútil y no podrías hacer feliz a nadie.*
*Vamos Jack, mátala y luego te matas, es sencillo.*
Cada día me costaba más y más ignorar las voces. Pero lo hice y continué mi camino detrás de mi pequeña enfermera personal. A veces me gustaba imaginar que era una diminuta golondrina que aparecía en mi vida para darme alas y volar de la locura.
—¿Qué hace aquí?— preguntó un orangután en la entrada del ala Este.
—Traigo a este paciente para que sepa lo que es bueno— respondió ella con firmeza y el ceño fruncido. Yo puse mi mejor cara de altanero.
—Enséñele entonces, y si se rebela, nos llama y nos encargamos de él.
Sara asintió solemne y luego se adentró en la zona, yo la seguí nuevamente admirando su buena actuación.
Lo que vi allí me partió el corazón. No eran habitaciones como las que teníamos nosotros y las cuales compartíamos, sino que eran como pequeñas celdas blancas e individuales, con grandes y pesadas puertas de metal que solo contaban con una pequeña ventanita. Algunas puertas estaban abiertas, indicando que ese espacio estaba vació, pero varias estaban cerradas y al mirar al interior se podía ver al paciente atado con una camisa de fuerza.
Unos estaban de pie, otros daban vueltas, algunos estaban sentados y otros solo miraban la pared con expresión vacía. En esos pasillos se escuchaban gritos desgarrados, pedían ayuda en su mayoría y suplicaban ser liberados. Otros se reían a carcajadas, como si fuera el mejor de los chistes.
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Century [Terminada]
Mystery / ThrillerJack Flin es un joven de 25 años quien sufre una grave enfermedad mental... esquizofrenia. El problema principal, es que dentro de Century, en vez de mejorar, cada vez se deteriora más su perspectiva de lo real. Esto no va a evitar que desee fervien...