¿Alguna vez sintieron que nada les importaba y que solo podían estar arriba de una nube? Bueno, así me sentí yo toda la semana. Mis voces hablaban, mis terapias eran más duraderas, los medicamentos eran más fuertes... pero con Sara a mi lado, todas esas cosas no eran más que un par de moscas volando y molestando a mí alrededor.
Suena un poco cursi, y sé que hablo como un idiota, pero una persona puede cambiar toda tu perspectiva de vida. Llegué a creer que estaba demasiado agotado, que el peso del manicomio me estaba aplastando, que sin mis amigos, aquello era algo insuperable. Pero entonces, ver la sonrisa de Sara todos los días, lograba que me diera cuenta de que aún me quedaba un poquito más para ofrecer.
Mi humor no cambiaba a pesar de las voces, a pesar de las crisis donde todos se volvían animales muertos y me miraban con desprecio mientras se reían a carcajadas, a pesar de que Barelli me advirtió muchas veces que algunas Saras no eran reales. Pero esa universitaria me volaba la cabeza.
Sara fue un bote salvavidas real dentro de un mundo de ficción.
Pero como todo momento de felicidad, llegó a su fin. Y créanme cuando les digo que no me apetece para nada contar esta parte de la historia. Sin embargo, voy a hacerlo para mostrarles lo cruel que puede ser la vida, y lo mucho que se divierte el destino jugando con nosotros.
Estaba dormido en medio de una pesadilla, una donde Juana de Arco me miraba con su rostro inexpresivo y me pedía ayuda a gritos. Pero sus ojos no se movían, era como si no viera nada realmente. Cuando me volteé estaba Christian, con su cara llena de sangre, un ojo hinchado y sin un par de dientes... él solo me miraba y yo sabía que iba a venir por mí.
Pero entonces, sentí la presión de una mano contra mi boca y mi nariz. Ahí fue cuando me desperté completamente alterado y me encontré con un rostro animal completamente muerto.
Ya lo había visto antes, era la cara gatuna de Sara, la que me había acompañado a la terapia de choque mientras se burlaba de mí. No la del alce... Esta aún tenía sangre en los bigotes y le caían algunas gotas por las comisuras de los labios, eso era porque se reía a carcajadas y su garganta se desgarraba.
Ella ladeó la cabeza y me miró con una enorme sonrisa gatuna, estaba allí para matarme y supe al instante que no era más que otra pesadilla, quizás una alucinación. Quise gritar, pero la gata apretó más su mano contra mi boca y el grito nunca salió.
*Estás muerto amigo... Te dije que actuaras primero.*
Me quedé inmóvil en la cama, solo por si era la Sara real y yo aún no lo sabía. Pero no podía ser la real. Su mirada era muy parecida a la de Christian, lo cual es muy extraño de contar, ya que era la cara de un gato muerto... quizás por eso se parecía a la del muchacho, porque él estaba muerto por dentro también.
"Sara" sacó un cuchillo con su mano libre, lo tenía dentro de su bolsillo del uniforme de enfermera, ese que hacía poco yo había desabrochado, y supe que no era la real, que era una pesadilla. Apoyó el filo en mi garganta e hizo un poco de presión hasta que cayó una lenta gota de sangre caliente que sentí deslizarse por mi piel.
—Vas a acompañarme, y saldremos de aquí de una vez por todas— susurró una voz gutural. Yo asentí y ella apartó la mano de mi boca y nariz.
*Va a sacarte y luego matarte.*
*¿Cómo no se nos ocurrió antes?*
Con la punta del cuchillo en mi garganta, me puse de pie muy lentamente. Ella sonrió ya que al parecer todo estaba saliendo como planeaba. En pasos silenciosos me guio fuera del dormitorio de hombres, pero yo no podía apartar la mirada de esa Sara inexistente, de esa pesadilla que me tenía bajo su control. Entonces recordé que Barelli me había dicho que utilizara preguntas clave.
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Century [Terminada]
Mystery / ThrillerJack Flin es un joven de 25 años quien sufre una grave enfermedad mental... esquizofrenia. El problema principal, es que dentro de Century, en vez de mejorar, cada vez se deteriora más su perspectiva de lo real. Esto no va a evitar que desee fervien...