Un chico que no sabía lo que era vivir y una chica que le enseñará las cosas más básicas de un ser humano. Empezando por un simple saludo y una sonrisa dulce.
Y todo a causa de una lista de deseos para antes de morir.
Portada hecha por @organicos
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Había leído en muchos libros que cuando las personas hacían listas de deseos ponían todo aquello que nunca antes habían hecho, cosas atrevidas y salvajes, como si quisieran vivir al límite hasta el último instante.
Sin embargo, la lista de Joy era muy diferente y lo supe de inmediato en cuanto leí su primer deseo.
1. Comer pizza de pollo con champiñones mientras vemos FRIENDS.
Aquel día eso fue lo único que escribió. Me dijo que la visitara nuevamente dentro de una semana y trajera lo necesario para el deseo. También me informó que no debía preocuparme por el dinero, ya que al final sería retribuido el doble.
¿Qué hice yo? Bueno, obedecí sin rechistar. A pesar de que no comprendía nada de lo que pasaba, aunque la chica me pareciera una persona extremadamente extraña y curiosa, había una vocecita en mi cabeza que me decía que siguiera con ello, que le hiciera caso a mi lado osado y al corazón que palpitaba presuroso cada vez que la imagen de ella sonriendo aparecía en mi mente.
Y así lo hice.
En esa ocasión me despedí de ella con una promesa en los labios. Fui de nuevo con mi madre, quien esta vez me regañó por haber desaparecido de repente, y nos marchamos luego de haber firmado los papeles necesarios y pagado los gastos del hospital. Mientras íbamos en el auto, mi madre me decía que no podría jugar al baloncesto hasta que me recuperara y de ahí no recuerdo nada más.
Mi cabeza estaba repleta de ella. De la chica sin nombre, de la chica con ojos infantiles que escribía una lista sin sentido. En aquel momento no me había percatado, pero desde ese instante ya estaba perdido.
