Cuando la noche llegó, salí de casa con una agradable sensación en mi pecho. Llegué al hospital más rápido de lo esperado. Al contrario que en las horas de la tarde, los pasillos estaban más vacíos, solo se veía en ocasiones doctores corriendo de un lado a otro y pacientes dando rondas nocturnas con la compañía de enfermeras.
Yo, por mi parte, no fui hacia el cuarto 104, sino que me dirigí al patio trasero del hospital. Allí me encontraría con Joy.
Cargaba en mi mochila todo lo necesario, pero con cada paso que daba me preguntaba si no había olvidado algo en casa. Aunque por algún motivo sentía que la carta que había escrito quemaba la piel de mi espalda.
El aire fresco de la noche golpeó contra mí cuando entré al patio. Busqué con la mirada a Joy y la hallé sentada en una banca mirando el cielo concentrada. Su bata de hospital se había ido y tenía puesto unos pantalones holgados junto a un suéter de lana color beige. El cabello lo tenía recogido en una cola alta y dos trenzas adornaban los costados de la cabeza.
No tenía idea qué era más hermoso. Si Joy o las estrellas mismas. Aunque la respuesta era clara, porque las luces de los astros bañaban el rostro de Joy como si el mismísimo cielo estuviera absorto por la belleza de la joven.
La magia desapareció cuando ella volteó a verme, mas ya tenía la imagen guardada en mi álbum mental de Joy.
—Hola —dijo ella sonriendo y parándose de la silla.
—Hola —contesté acercándome y agarrando su mano. Estaba tibia—. Oye, ¿estás segura que no estarás en problemas si hacemos esto? No quiero darle una mala impresión a mi suegro.
Claro que bromeaba, pero me sonrojé como un tonto por lo dicho. Patético.
Joy rio y jaló de mi brazo para caminar hacia una puerta que estaba en el fondo del patio, casi oculta por los arbustos y árboles frondosos del jardín.
—No nos descubrirán, no te preocupes. Además, si papá te regaña, yo te defenderé. Debo actuar como un buen novio.
Fruncí el ceño ante el comentario.
—¿No debería ser novia?
Lo único que recibí fue una risita divertida de parte de Joy. Tenía un mal presentimiento.
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La lista de deseos de Joy
Short StoryUn chico que no sabía lo que era vivir y una chica que le enseñará las cosas más básicas de un ser humano. Empezando por un simple saludo y una sonrisa dulce. Y todo a causa de una lista de deseos para antes de morir. Portada hecha por @organicos