ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 4: ᴀ ᴠᴇᴄᴇs ʟᴏ ɪᴅɪᴏᴛᴀ sᴇ ʟᴇ sᴀʟᴇ.

121 12 3
                                    


Espero ver sus comentarios 😘



Entro en el bar, con el resonar de mis tacones, al entrar el olor a alcohol y cigarrillo inunda mis fosas nasales, la gente baila y bebe como si no hubiera un mañana, cuerpos sudorosos se mueven de un lado al otro al compás de la música, tomo una respiración onda y camino en dirección a la barra la cual se encuentra ocupada por varios ebrios semi-inconcientes recostados sobre la misma, y jovenes pidiendo sus tragos, busco un lugar entre la gente, una vez que lo logro trato que uno de los barman me pueda atender.

- Hola preciosa ¿Qué se te ofrece?- uno de los jovenes, de cabello dorado oscuro casi castaño claro me atiende, sus ojos de color azul verdoso me miran.

- Em si... estaba buscando a un muchacho, ojos oscuros, cabello azabache, alto le calculo un metro ochenta, piel un poco bronceada....- tiro datos al azar, tratando de recordar al joven que me ayudó aquella noche.

- Linda, perdón que te interrumpa, pero chicos como el que tu me describes hay montones, no sé a quien buscas y no te se decir si está aquí o no.- me dedica una sonrisa.

- Es que encontré un volante de este lugar en su chaqueta, pensé que lo conocías, lo siento...- sonrió con la vergüenza tieñendo mis mejillas.- esta es su chaqueta, si por casualidad el viene o si tu le conoces y le as visto con esta chaqueta, ¿Se la podrías devolver?.- le explico casi gritando por el volumen alto de la música.

El chico mira la chaqueta que le muestro, la toma entre sus manos, la inspecciona de arriba a abajo, y como si fuera señal de Díos habla.

- Oye espera, conozco esta chaqueta mejor de lo que te imaginas, se quien es su dueño muñeca.- me regala una gran sonrisa, la cual devuelvo con notorio alivio en mi cuerpo.- Esta aquí esta noche, si quieres se la puedes entregar tu.- me ofrece.

La duda se abre paso en mi cabeza, sería mejor dejarsela al barman ya que parece conocerle, pero sería de mala educación no entregarle yo misma la chaqueta y de paso agradecerle por ayudarme aquella noche. Sin darle muchas vueltas al tema le digo mi decisión al barman.

- Me podrías acompañar, si es que no es mucho problema.- le sonrió con timidez.

- Claro que si muñeca, espera un segundo.- pide.

Lo veo decirle algo al odio a uno de sus compañeros de trabajo antes de pasar por arriba de la barra con una agilidad sorprendente para no tirar las botellas y copas con tragos, pronto lo tengo en frente de mi, viste un pantalón azul oscuro junto con una playera naranja neón, que al estar oscuro brilla con intensidad, me sonríe a la vez que tiende su mano hacia mi.

- Isaac Cooper.- se presenta.

No puedo evitar sonriele de vuelta, estrecho mi mano con la suya.

- Maya Davis.

Sin esperar más me guía por el centro de la pista de baile, al ver que el se adelanta varios pasos y que la gente que danza me impiden moverme por los empujones, me aferro a su brazo izquierdo para no perderme, el no se queja sólo me dedica una mirada de vez en cuando para asegurarse de que no me haya quedado atrás. Una vez que salimos de la pista me ayuda a subir los escalones que llevan al segundo piso del lugar, una vez arriba veo a jovenes dorgandose (probablemente), otros alcoholizados sobre sillones comiéndose la boca, chicas bailando sobre mesas con escasa ropa sobre sus cuerpos, mientras tanto como hombres grandes como jóvenes las devoran con la mirada, no evito sentirme asqueada por la situación. Isaac me lleva a un sector más "privado" por lo que veo, donde sólo se encuentran muy pocos chicos y chicas, algunos sentados en los sillones y otros jugando al billar, Isaac señala a alguien con la mano, sigo con la vista el trayecto que me indica cuando veo a un joven sentado en un sillón individual, el mismo se encuentra con una rubia sobre sus piernas.

- Es el, ven conmigo.- Isaac me toma por los hombros y me acerca al muchacho.

El asombro se hace presente en mi, es el mismo chico de la veterinaria, el chico que me salvó, es el mismo que me llamó fea y que fue a buscar a su perro a la veterinaria en la que trabajo, no se si sentirme ofendida por sus comentarios o agradecida por haberme salvado, y no es nada más y nada menos que Abraham.

Una vez que nos encontramos en frente suyo Isaac llama su atención antes de presentarnos.

- Muñeca el es Abraham Matthew, Abraham ella es Maya.- nos presenta, totalmente ajeno a la idea de que ya nos conocemos, bastante bien para mi gusto.

El pelinegro en frente nuestro no se preocupa en prestarnos atención, sólo le dedica un asentimiento de cabeza a Isaac para que sepa que lo a escuchado.

- Tiene algo para darte.- le informa.

- Si lo que sea.- le resta importancia con un gesto de mano, mientras sigue coqueteando con la rubia, quién no para de reir y susurrarle cosas al oído.

Pongo los ojos en blanco, si será idiota.

- Ten tu chaqueta, y en el remoto caso de que me estés escuchando gracias por ayudarme y por ser un gran imbécil.- suelto con molestia.

Le lanzo la chaqueta a los pies del sillón, ni ganas de acercarme, me giro para ver a Isaac el me sonríe en forma de disculpas por el comportamiento de su amigo.

- Lo siento muñeca, aveces lo idiota se le sale.- se disculpa.

- No te preocupes Isaac, no es tu culpa, igual gracias por ayudarme.- le tranquilizo.

Coloco una mano sobre su hombro mientras me inclino un poco para darle un beso en la mejilla.

- De nada muñeca, ven déjame invitarte un trago.- propone

- No, ya tengo que irme.- me excuso.

- Vamos sólo será una copa con poco alcohol.- me guiña el ojo, juguetón.

- Esta bien, tu ganas.- terminó por ceder ante su petición.

Me vuelve a guiar por el lugar hasta la barra, me ayuda a tomar asiento en uno de los taburetes antes de empezar a mezclar un par de tragos en frente de mi y de varias chicas que se sienten atraídas por la forma en la que se mueve.

Leah Mich en multimedia.

Leah Mich en multimedia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Caída Libre| Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora