ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 7: ᴇs ʟᴀ ɴᴏᴠɪᴀ.

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-¿Que sucede?- la voz de Bruno logra sacarme de mi trance.

-¿Qué?- pronuncio con aturdimiento.- ¿Qué sucede de qué?

-Eso es lo que te estoy preguntando.- suelta con burla.- parece que has visto a un fantasma.- suelta con extrañeza.

Es entonces que su mirada viaja a la pareja a la cual he estado observando, el entendimiento surca su rostro, se güira nuevamente hacia mí dirección.

-No te fijes en el.- suelta con tranquilidad.- has de cuenta que no está aquí.

-No creo que sea tan fácil.- bajo la voz, con temor de que me escuche, a pesar de que se encuentra a varios metros de distancia.

Bruno estira sus brazos sobre la mesa, para tomar mis manos entre las suyas en un gesto reconfortante y delicado, fijo mi vista en sus encantadores ojos café, que se mantienen en mí, le sonrío en forma de respuesta ante su gesto. Parker e Isaac a nuestro costado carraspean la garganta, interrumpiendo el momento personal entre el castaño y yo, fijamos nuestra atención en ellos, sin separar nuestras manos.

-Isaac, esta es mi hermana Maya.- me presenta mi hermano.

Con cuidado me incorporo de mi lugar para luego rodear por el cuello al rubio, en un fuerte abrazo.

-Ya nos conocíamos.- suelta el rubio, una vez que nos separamos.

-¿De dónde?- interrumpe con interés Bruno.

-Larga historia.- me uno a la conversación.

-Luego me la cuentas.- susurra Parker a mi oído.- Bien, este joven de aquí es Bruno.

-Un gusto.- suelta Isaac, estrechando su mano con el castaño.

-El gusto es mío.- responde.

-¿Qué relación tienen?- interroga el rubio.

Le observo con extrañeza, ante la pregunta, pero es entonces que recaigo en el brazo de Bruno alrededor de mi cintura, manteniéndome pegada a su costado, le proporciono un pequeño golpe con mi brazo al castaño, logrando que este suelte una risita por lo bajo.

-Somos...- mis palabras se atoran en mi garganta, en cuanto le veo aproximarse hacia nosotros.

Camina con pasos descuidados, su vista fija en la rubia a su lado, quién no para de sonreír y decirle cosas al oído, al pelinegro, los dos se acercan hacia nosotros. Primeramente solo fija su atención en Isaac que se encuentra delante de mí con mi hermano a su lado, el pelinegro le dedica una amplia sonrisa al rubio; sonrisa la cual se desvanece al recaer en la presencia de mi hermano, desde mi posición puedo notar como su vista viaja instantáneamente hacia donde me encuentro, sus ojos café oscuro me observan con detenimiento. Puedo percibir como el agarre de Bruno en mi cintura se afianza, al notar el interés del pelinegro en mí.

-¡Viejo!- saluda con entusiasmos Isaac.- ¿Qué haces por aquí?- indaga.

-Vine a hablarte de algunas cosas.- le informa.- pero lo dejamos para otro día, veo que estás muy ocupado.- agrega.

-No te preocupes, son conocidos míos.- le aclara el rubio.

-Amor, vámonos.- interrumpe la rubia.

-Espera.- puedo escuchar como le pide por lo bajo.- te esperamos fuera.- le avisa el pelinegro.

-Está bien, dentro de unos minutos termina mi turno.

Sin decir más, los dos jóvenes salen del local, dejándonos en un incómodo silencio, Isaac ajeno a la idea de que nos conocemos más de lo que deberíamos con el pelinegro, Parker tenso al igual con Bruno ante la presencia de Abraham, y yo totalmente intrigada por la joven que acompaña al pelinegro, quizás demasiado interesada en ella.

-¿Quién es ella?- le pregunto al rubio, llamando su atención y la de mis acompañantes.

-Es Amara.- me responde.

-¿Y qué es de él?- sigo indagando.

-La verdad no tengo idea, pero a lo que dice la gente, es la novia.- informa.

-La novia...- suelto por lo bajo.

(...)



La imagen de Bruno con una peluca de mujer sobre su cabello, logra que suelte una fuerte carcajada, llevándome conmigo el rostro refunfuñando del castaño, Parker a mi lado no tarda en sacar su móvil y tomarle una foto, con una sonrisa maligna decorando su rostro, intento conseguir un poco de oxígeno en cuanto veo al castaño levantarse de su lugar e ir tras mi hermano gritándole que ni se le pasará por la cabeza subir la foto a las redes.

-¡Tu no te rías!- puedo escuchar como me reprende desde la cocina.

Sujeto mi estómago presa del dolor que se comienza a formar por el ataque te risa, Alex me observa desde el suelo con su cabeza ladeada, dejando en claro que en estos momentos debo de parecer una maldita loca.

-¡No! ¡En Instagram no!- puedo escuchar el chillido que suelta el castaño.

-Tu mamá le acaba de dar un corazón.- informa Parker pasando corriendo por frente al sillón de la sala.- Acaba de comentar que el rubio no es tu color.- se burla, soltando una risa ronca.

-Oh dios.- suelto en un jadeo en busca de aire.

Al cabo de minutos la pequeña guerra cesa, quedando un victorioso y burlista Parker rendido en el sofá individual, y un enojado bebé Bruno cruzado de brazos a mi lado, con una sonrisa tirando de mis labios deposito un beso en su mejilla, para seguido recargar mi cabeza en su hombro. Solo restan un par de horas para que el castaño a mi lado se valla a casa, y se dé por terminada esta noche.
Al marcar las once y media de la noche, Parker se despide con un apretón de manos con el castaño, antes de subir escaleras arriba, mientras yo acompaño al joven hasta la entrada para despedirlo, le agradezco por acompañarnos está noche y por reservar la cena en nuestro restorán preferido, le acompañó hasta su motocicleta, hablando de temas al azar en el pequeño trayecto hacia su vehículo.

-Fue un gusto pasar esta noche con ustedes.- gesticula con una espléndida sonrisa.

-Para mí también lo fue.- hasta que llegó él, pienso para mis adentros más no lo digo.

-Nos vemos mañana, te paso a buscar a la hora de siempre.- aclara.

-Claro, pero esta vez intenta no llegar tarde.- pido.

-Si mamá.- se burla.

Mi cuerpo se tensa en cuanto su rostro se acerca al mío, uno de sus brazos rodea mi cintura, al tiempo que puedo sentir su aliento chocar con leves oleadas de aire tibio mi rostro, mis ojos viajan instintivamente hacia sus labios, en cuanto estos se encuentran en una suave presión con los míos, más no respondo a tiempo, presa por la incomodidad.

Al separarse me regala una sonrisa apenada, mientras puedo distinguir como sus mejillas toman un leve tono rojizo, es entonces que se monta en la motocicleta, para seguido salir disparado por las calles de mi barrio, dejándome totalmente confundida por sus acciones.







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Por si las moscas, la chica de arriba es la novia de Abraham.

Caída Libre| Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora