Al despertar miraron la ventana y efectivamente, habían llegado a Cristaló. Se les hizo eterno el camino hasta el centro de éste, pero cuando por fin se detuvo el cileo, las muchachas salieron disparadas, y ahí estaba: un hermoso lugar en donde el claro cielo azul era la corona de diamantes; en el centro había una preciosa fuente de mármol. Decorando las calles colgaban pequeños cristales de las casas y faroles con bellos acabados que daban la impresión de ser el lugar perfecto para vivir por siempre.
Kimiosea y Esmeralda comenzaron a caminar por la calle, miraron por todos lados hasta que vieron a alguien, le preguntaron en dónde se encontraba el Coralli y avanzaron en aquella dirección con su carta en una mano y su maleta en la otra.
Venían charlando, cuando alcanzaron a observar un enorme castillo con acabado en mármol y cristal. Maravilladas, corrieron hasta llegar a la entrada, por fin se encontraban frente al Coralli. Alrededor del castillo había cientos de chicos, un grupo se encontraba abrazándose y riendo, mientras que otros estaba formados frente a la puerta esperando a que una señora alta de nariz puntiaguda y lentes enormes revisara su carta y los dejara pasar por la gran puerta de cristal.
Kimiosea y Esmeralda se formaron, cuando su turno llegó la señora repasó con los ojos la carta, después miró el sello con sumo cuidado, tomó una hoja con nombres e hizo anotaciones.
—Pueden pasar, diríjanse al sexto salón a su derecha. —La señora no despegó los ojos de la lista y después repitió el mismo procedimiento con los demás.
La escuela era muy amplia, había una fuente de mármol, como la del centro de Cristaló, que permanecía imponente en el centro; rodeando la fuente había pasillos con puertas de mármol incrustadas de cristales que formaban diferentes figuras, dos escaleras y ventanas altísimas, por las cuales se observaba un bello paisaje verdoso, cerraban esa maravillosa vista.
Las amigas caminaron por el pasillo de la derecha y llegaron a la sexta puerta, ésta tenía sus cristales en forma de una familia real. Esmeralda empujó la pesada puerta y admiró, junto con su amiga, a un montón de chicas sentadas en mesas individuales hechas de madera y talladas con hermosas figuras a los costados. Cuatro ventanas enormes que dejaban entrar ríos de luz robaban el protagonismo, el techo era muy alto y hasta el frente se encontraba un pizarrón y un enorme escritorio hecho de caoba (éste estaba ubicado unos centímetros más alto que el resto de las mesas). Las muchachas eligieron sus asientos procurando quedar una junto a la otra. Cada vez iban llegando más y más jóvenes, hasta que se ocupó el último asiento. Había alrededor de cien muchachas en el salón, entonces fue cuando una señora de cabello castaño y porte elegante entró y se colocó frente al escritorio.
—¡Bienvenidas, jóvenes! —dijo la mujer extendiendo sus brazos—. Mi nombre es Derié Donur y soy la directora de esta escuela. —La mujer traía un vestido largo color café de seda junto con un velo cubriendo sus hombros—. Cada una de ustedes me envió una solicitud expresando su deseo de estudiar aquí, pero también el de especializarse en ser damas de compañía, por eso las he agrupado y dividido en cuatro grupos: Driada, Dragón, Sirena y Quimera. Cada grupo tendrá veinticinco alumnas, sólo podrán tomar clases con las alumnas de su grupo, pero podrán convivir con las demás en sus tiempos libres o puede que les toque alguna alumna ajena a su grupo como compañera de habitación. —La directora sacó papeles de un cajón del escritorio y después entraron cinco personas con una pila de paquetes cada una, los colocaron sobre el escritorio y después se retiraron—. Las llamaré, se levantarán, vendrán aquí y les diré en qué grupo se han quedado y su número de habitación, también les daré un paquete que contiene libros, cuadernos, útiles y su uniforme.
Las amigas se miraron nerviosas esperando sus nombres.
—¡Kimiosea Bénel! —Ésta se levantó y caminó hacia el escritorio—. Eres del grupo «Driada», cariño, y tu habitación es la trescientos uno —dijo la directora entregándole el paquete a Kimiosea. Después de unos minutos de nombres desconocidos, por fin llegó el turno de su amiga—. ¡Esmeralda Daar! —La muchacha repitió los mismos movimientos que Kimiosea—. Eres del grupo «Driada» y tu habitación es la trescientos cuarenta y dos.

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Imperia: Corazón de Esmeralda | Primer libro ✨
FantasyEsmeralda Daar pasó toda su vida soñando con entrar a la escuela más prestigiosa del reino de Imperia: El Coralli. Una serie de enormes esfuerzos y de días interminables, permiten que Esmeralda viva lo inimaginable para una chica como ella, siendo a...