33. De regreso al Coralli

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El viaje fue bastante tranquilo, cuando entraron a Cristaló se detuvieron para colocarse sus uniformes. Era difícil hacerse a la idea de que las vacaciones habían concluido, que ahora comenzaba un nuevo curso, un nuevo año lleno de misterios, de sorpresas que el destino les estaba guardando, pero sobre todo, un año para trabajar muy duro y soñar muy fuerte.

Siguieron avanzando por el camino, la hermosa región que recorrieron para regresar a casa. Ahora parecía mucho más agitada que antes, al parecer el retorno de los alumnos al Coralli afectaba a todo el lugar.

El Coralli fue fundado hace muchísimos años, por una dama de compañía que deseaba instruir a las muchachas para que fueran las damas perfectas. Con el tiempo, la escuela fue creciendo considerablemente, la señorita Donur estudió ahí y fue dama de compañía de la reina Mickó por muchos años. Ellas eran amigas desde niñas, no querían separarse cuando la Reina se casó con el rey Sáfano Constela, así que la nombró su dama de compañía en cuanto la señorita Donur concluyó sus estudios en el Coralli. Con el paso de los años, cada quién tenía diferentes objetivos, siguieron siendo tan amigas como siempre, sólo que a la señorita Donur le ofrecieron el cargo de directora del Coralli y ella aceptó encantada. Veía a la reina Mickó de vez en cuando, pero siempre la consideró su mejor amiga, conocía a la perfección a su familia y compartían muchas aficiones. Lamentable fue entonces el día en el que la señorita Donur se enteró de que su amiga se había ido para siempre.

Esmeralda miraba la ventana del carruaje con resignación, tendría que esperar otro año para ver a su madre. Poco después llegaron a la escuela, que estaba como la muchacha la recordaba: por un lado una larga fila de alumnos nuevos que aguardaban que la señora Nerzo revisara sus cartas y, por otro, estaban los alumnos de cursos pasados que se veían y se abrazaban eufóricos.

Entre tantas caras conocidas y desconocidas lograron ubicar a Shinzo, la cual, al verlas inmediatamente sonrió y sus amigas corrieron a encontrarla. Estaba casi completamente recuperada, sólo cojeaba un poquito, pero el médico de su familia dijo que eso duraría a lo mucho dos semanas. 

Todas se abrazaron y sacaron sus respectivas cartas, a excepción de Nereida. Caminaron a un costado de la fila de los nuevos y sólo mostraron rápidamente la carta a la señora Nerzo. Nereida iba a hablar pero la señora le dijo que tenía que pasar a la oficina de la directora en cuanto terminara de ordenar sus cosas en la habitación.

Caminaron por los hermosos pasillos de la escuela. Se sentía como regresar a casa, su segundo hogar ahora era el Coralli. Respiraron de nuevo ese aire especial que se sentía en todo el lugar, salieron por la parte posterior y se dirigieron a los dormitorios. En la entrada había un montón de chicas reencontrándose, se hicieron camino entre ellas y lograron llegar a sus respectivas habitaciones.

Kimiosea y Shinzo entraron a su habitación para desempacar. Nereida partió inmediatamente a encontrarse con la directora, así que Esmeralda se quedó completamente sola.

La muchacha se recostó sobre la cama antes de comenzar a desempacar, miró el techo reflexionando cómo había llegado hasta allá. Era increíble, todo comenzó con una plática de niños, una muy inocente, que era probable que no se cumpliese, pero ahora estaba a la mitad del camino, justo para llegar a su objetivo. 

Cerró un momento sus ojos, se recordó a sí misma hablando con tanta seguridad de cómo llegaría al Coralli. Ahora se encontraba dudando si era realista seguir soñando con vivir en el castillo de Imperia, de inmediato recordó el espectáculo Encinel que miraron durante las vacaciones, si ella creía que de verdad era una dama de compañía de la talla de aquel castillo, entonces no tardaría en estar mirando aquel paisaje hermoso que le describió Nereida. Además recordó que su madre le había dicho una vez que los sueños siempre se vuelven realidad, sólo que a veces se presentan de maneras extrañas.

Abrió de nuevo los ojos sonriendo, era como si una oleada de optimismo la recorriera. Pensó que este año lo comenzaría con el pie derecho, con suerte terminaría con A1 en todas las materias, como Kimiosea, y podría dar asesorías a los alumnos de A3 a cambio de créditos escolares. Se incorporó muy feliz, comenzó a abrir sus maletas para poder acomodar la ropa en cada uno de los cajones. Seguía sin tener muchas prendas, le hubiese gustado comprar un vestido, como los de Nereida, pero aún no poseía lo suficiente como para comprar un vestido del taller en el que trabajaba su madre. 

Divagaba en sus pensamientos, cuando de pronto, entró Nereida enojadísima

—¡Mi padre! ¡Cómo lo odio! Ese tonto me castigó —dijo la muchacha pateando su cama.

—Tranquila, Nereida. ¿Qué fue lo que pasó?

—El muy tonto envió una carta a la señorita Donur, ella le dijo que yo me fui de la escuela sin avisar a dónde iba y mi padre se enfureció. Dice que está meditando mi castigo, pero que mientras tanto tengo prohibido ir a cualquier excursión que organice la escuela.

—¿Se puede? —se escuchó a Shinzo tras la puerta.

—Pasa —contestó Esmeralda desganada por la noticia.

—¿Qué te ocurre, Nereida? —preguntó Kimiosea que entró tras de Shinzo.

—Mi padre, eso pasa.

—Nereida, no te preocupes, ya verás que se le pasa, pero mientras tanto hay que disfrutar de nuestro primer día —dijo Esmeralda tranquilizándola.

—¿Qué hicieron en las vacaciones? —preguntó Shinzo sentándose en la cama de Kimiosea.

—Muchas cosas, pero, a mí, lo que más me gustó fue que acudimos a un espectáculo de Encineles —comentó Esmeralda sonriendo.

—Cierto, me lo contaron en la carta. ¿Cómo les fue?

—Muy bien, ir a uno de esos espectáculos es como encerrarte en un mundo totalmente mágico —relató Kimiosea sonriente.

—Mis vacaciones fueron horribles, si hubiera estado con ustedes, les apuesto que me la hubiera pasado muy bien —afirmó Shinzo dejándose caer en la cama.

Las demás sólo sonrieron. Todas ayudaron a Nereida a desempacar, ya que era la única que no había acomodado sus cosas aún. Cuando terminaron fueron a pasear por la escuela. Las chicas nuevas de primero lucían asustadas y confundidas, las vieron cuando la señora Nerzo comenzó a mostrarles los dormitorios que pertenecían a las antiguas alumnas de cuarto grado, pero ahora que serían suyos.

Se quedaron un momento recostadas en el pasto. El día era ajetreado entre tanto movimiento con los chicos nuevos que ingresaban a cualquiera de las seis especialidades que ofrecía el Coralli.

Las muchachas regresaron pronto a sus dormitorios, pensaron que aquel fue un muy aburrido primer día en el Coralli, pero comparado con lo que les esperaba para el día siguiente, era mucho mejor.

Las muchachas regresaron pronto a sus dormitorios, pensaron que aquel fue un muy aburrido primer día en el Coralli, pero comparado con lo que les esperaba para el día siguiente, era mucho mejor

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-Sweethazelnut.

Imperia: Corazón de Esmeralda  | Primer libro ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora