Orgullo

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—¿Por qué? ¿Por qué? Milk, Chichi. Ni siquiera sé cómo llamarte ahora. Te abrí mis sentimientos porque así lo quisiste, pero simplemente fuiste una hipócrita.

Se sujetó el puente de la nariz con los dedos anular y corazón de la mano izquierda, con la derecha sostenía mi mochila con el bolsillo frontal abierto.
Estaba enojado, salimos de la farmacia y caminó a paso rápido en dirección al hotel, tuve que seguirlo con dificultad pues en la habitación estaban mis cosas.

Todo estaba bien, en la mañana todo había sido maravilloso, incluso tenía el presentimiento de que al caer la noche podría volver a dormir entre sus brazos después de hacer el amor.
Me había encariñado demasiado con un accidente, Goku desde un principio no estuvo en mis planes, debí valerme por mi propia cuenta desde que salí de casa, como planeé.

Pero en ese momento no pensaba en ello, estaba enamorada de Goku, sí. Tal era ese sentimiento que no iba a permitir que mi error lo alejara. Quería a toda costa que me escuchara, que comprendiera y que perdonara.

—Soy Chichi Milk Gyumaō. Ox era el apellido de soltera de mi madre —Apreté los puños y los dientes, acercándome un paso mientras él retrocedía, impactado con la verdad. Hice un gran esfuerzo por no flaquear, no comenzar a llorar y mucho menos a reír, mantener mi expresión neutra para explicarle las cosas tal cual sucedieron— El mismo día en el que subí a tu tráiler por primera vez, estaba huyendo de casa...

—¡Entonces me mentiste! —Su voz sonó más a pregunta que a afirmación. Claramente asentí pues era verdad.

Pero no del todo. Chichi se había quedado en casa, encerrada en el gran "cuarto" que mis padres llamaron hogar. Milk Ox quería ser libre, independizarse y viajar, como lo había hecho hasta ese momento. Alejarse de todos, menos de aquel quien se ganó su corazón.
Desde que era pequeña tuve problemas para relacionarme con los demás, al crecer y entrar a la adolescencia todo fue más difícil. No tenía el mismo interés que las demás niñas, tampoco pude congeniar con ninguna, me era difícil mantener relaciones.
Muchas veces hablaba sola, con la pared o conmigo misma, y muchas veces me respondían, perdiéndome en mi mundo.
Cuando mis padres lo descubrieron de inmediato me llevaron a un psicólogo, este dijo que además de ser antisocial, tenía principios de esquizofrenia.
Vaya noticia, aunque hasta la fecha, yo crea que ese diagnóstico fue una exageración, mis padres lo tomaron como motivo para sobreprotegerme. Y así, a la edad de doce años, pintaron mi habitación de blanco y me restringieron el uso de artículos con filo.

Sé que querían cuidarme, pero sus limitaciones me hicieron desear conocer más a allá, escapar de la rutina, conocer el mundo.

—¿Y tú edad? —Preguntó engrosando la voz. Distrayéndome de las palabras que intentaba formular en mi mente para explicarle la verdad. Cerró lo ojos y suspiró harto— Kami, puedo ir a la cárcel por acostarme con una menor.

Acostarse, así lo llamó. Esa palabra resonó en mi cabeza una y otra vez. Hiriendo mis sentimientos y ocasionando una opresión en mi pecho. Me sentí una muñeca de trapo, algo que usó y que desechó después, más sin embargo, yo lo había tratado igual, a base de mentiras.
¿Qué esperaba? ¿Que podía vivir con él, ser aceptada en su familia, viajar para siempre a su lado en el tráiler?
Pensé en todo ello y me sentí estúpida, una niña boba que se enamoró, todo lo que nunca quise ser. Y además, que no era correspondida.
Goku no me amaba, su actitud, sus respuestas, todo ello me llevó a una conclusión la cual yo no quería asimilar.

—No irás a la cárcel —Dije apretando los puños y bajando la mirada. Levantando la voz para yo también sonar imponente— Goku, te mentí en mi identidad, pero jamás en mis sentimientos. Me enamoré de ti, y por eso me entregué a ti, me hiciste tuya porque yo lo quise. Quería decirte la verdad, pero tenía miedo. Aunque ahora, dudo que tú sientas lo mismo por mí. Me tienes cariño y te gusto, pero no puedes amarme, y ambos sabemos la razón.

Me referí a su ex prometida, y él entendió la indirecta. Entre abrió sus delgados y suaves labios, buscando algo que responder, dudando igual que yo en lo que diría.

—Tienes razón —Soltó, y algo dentro de mí se rompió. Sus palabras fueron secas, frías, amargas. Como él cuando nos conocimos— No te amo. Lo que pasó entre nosotros, ayer, hoy, fue simple atracción y yo fallé. Debí actuar como lo que soy a tu lado, un adulto —Le dio énfasis a la última palabra.

Estaba herida, con la moral por debajo del subsuelo, justo en el epicentro de algún terremoto. Pero mordí mis labios y ahogué mis lágrimas, un pequeño orgullo creció en mi interior y ante él, no me desplomaría.

Suspiré, cerré los ojos y caminé hacia Goku para quitarle mi mochila de su mano.
Lo hice de mala gana y cuando la tuve, me dirigí corriendo al cuarto de baño para buscar mis ropas. Toda prenda y de mi propiedad.

Al terminar de guardar todo me colgué la mochila en el hombro y me acerqué a la puerta.

—Te espero abajo —No respondió.

°°°

Recargué la cabeza en la ventana circular del avión y suspiré, apreté mi pantalón, mirando por el rabillo del ojo a Goku, quien tenía la mirada perdida hacia el frente, donde otra pareja delante de nosotros se abrazaba con gusto y cariño.

Me sentí mal en ese momento y un mareo invadió mi cabeza. Volteé la cabeza para mirar a Goku y apreté los labios, quise llorar, que las lágrimas surgieran de mis ojos de la manera más dramática que pudiera, pero nada me pasaba.
Al sentir mi mirada en él, giró fugazmente.

Yo volví la vista a la pista de despegue.
Estaba furiosa, decepcionada, tanto de él como de mí.

Subir a un avión no fue tan difícil como pensé, el apellido Son de cierta forma tenía peso en esa pequeña ciudad y las personas estaban más interesadas en celebrar el año recién que a detener a una pareja que simplemente quería cruzar unos cuantos distritos por medio aéreo. Goku minutos antes me hizo deshacerme de las pastillas tranquilizantes que tenía en mi mochila. Las cargué conmigo por si ocurría alguna emergencia, pero como dije antes, nunca tuve que usarlas durante mi viaje con Goku.

Ni uno de los dos quería hablar al otro, estábamos enojados. Yo no tengo ni la más mínima idea de qué era lo que Goku sentía, pero me dolía.

Se giró y apoyó la cabeza para dormir, frustrado.
Imité su acción.

Por eso no puse objeción cuando me dijo que regresaríamos.

Sólo quería volver a mi casa.

Enséñame El Mundo «Gochi» [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora