Noche estrellada

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—Su nombre era Mina.

Sentí un dolor en mi pecho cuando Goku comenzó a hablar de la mujer de la fotografía. La había sacado de su bolsillo, arrugada, la desdobló con cuidado y la observó por un momento. Suspirando.
El frío se apoderó de los dedos de mis pies, así que los oculté súbitamente bajo las sábanas.
Me abracé nuevamente, escuchar a Goku era una odisea para mis recién aparecidos sentimientos.

—¿Era? —Fue lo único que pregunté. Intentando ser empática con él.

Asintió.

—Era mi prometida, y sería ahora la madre de mi hija. Claro, de no haber fallecido hace ocho años —Bajó la cabeza, mirando sus manos. Se sujetó el puente de la nariz y luego apretó su pantalón por encima de las rodillas.

Hija. Esa palabra resonó en mi mente. Goku ¿Había embarazado a alguien?
De solo pensarlo me hizo bajar la vista, ¿Y yo?
En cuanto supiera mi verdad, saldría corriendo, como todos.

—¿Qué le pasó?

—Como podrás calcular, yo tenía diecinueve. Ella tenía dieciocho. Te dije que a tu edad todas me querían en su cama, ¿No? —De nuevo suspiró, me imaginé a Goku de joven, siendo un carita por los pasillos de la escuela. Como lo eran ciertos chicos que estudiaban conmigo. Una risilla escapó de sus labios. Miró el cielo— Ella no. Goku Son fue rechazado por ella varias veces, al final ese fue el encanto que tenía y que me terminó enamorando. Cuando me dijo de su embarazo fui el hombre más feliz del mundo. Pero sus estudios se veían truncados por la misma razón, sus padres no me aceptaron nunca.

La brisa revolvió mi cabello, tuve que apartar ciertos mechones para ver sus ojos una vez más.
Su historia era... No sabría cómo describirlo.

—Milk, mientras tú entrabas a séptimo grado. Yo tenía de preocupación cómo mantendría a mi nueva familia. Quería darles todo. Planeamos casarnos para hacer oficial todo, y el día en el que fui por las argollas, recibí la noticia de que su automóvil cayó en un lago. Los periódicos y las personas dijeron que fue suicidio, pero yo nunca lo creí, no era capaz.

—¿Esa fue la razón por la que te iniciaste como conductor de tráiler? —Con los brazos me arrastré hasta acercarme a Goku.

Estiró las piernas y me tomó por la cintura para sentarme sobre su regazo. Temblé, la nostalgia estaba en sus expresiones y acciones. Me gustaba más el Goku amargado, o era simplemente que ya me había acostumbrado.

—No al momento. Fui de prostíbulo en prostíbulo intentando superar el duelo, pero en cuando comprendí que no era ni sería feliz así, vendí todas mis cosas, incluyendo mi casa y muebles, no me quedé con nada. Mis padres dijeron que enloquecí, esa es la razón por la que me alejé de ellos y de mi abuelo. Quise alejarme de todo.

—Y con el dinero compraste el tráiler. Conservas el resto —Adiviné.

Asintió sorprendido de mi acierto.
Me alejé de él y de nuevo me miró confundido. Elevé una mano a mi pecho, me senté sobre las rodillas y miré con descaro a mi compañero.

—No quiero que me veas como una hija a la que hay que cuidar, tampoco como a una hermana pequeña.

—Milk. Te veo de muchas formas, pero jamás como a una hermana, mucho menos una hija.

¿Y el beso?
Temor, temiendo que me dijera que sólo fue para hacerme volver. Que en realidad no era capaz de sentir nada.
Me abalancé a sus brazos para comprobarlo, si lo que dijo aquella noche borracho era verdad. Si yo le gustaba.

Correspondió a mi abrazo, acariciando mi cabello que por primera vez frente a él llevaba suelto, enterró su rostro en el espacio entre mi cuello y hombro derecho. Suspiraba lento y con nostalgia.

—Lamento lo de tu prometida —Susurré, buscando que pensara que lo comprendía a la perfección. Aunque no fuera del todo cierto.

—Gracias. Y yo lamento lo de tus padres —Musitó y me estrujó hacia su pecho.

Tragué grueso ¿Mis padres?
Cierto, le había dicho que era huérfana.

°°°

Era ya demasiado tarde de la noche, o demasiado temprano en la mañana. En cualquier caso el sol aún no salía y el cielo permanecía tapizado de estrellas que titilaban. Era como si pudiera escucharlas cantar una melodía con cada parpadeo.

Goku dormía a mi lado, dándome la espalda como era su costumbre, envuelto en el futón, con un silbido que se escapaba de su nariz tras respirar de vez en cuando.
Había una distancia de medio metro entre nosotros, después de ese conmovedor momento en el que abrió su corazón de cierta forma, me mandó a dormir y él se envolvió sin decir nada más.

Volteé sobre mi costado para observar la espalda de Goku, se hacía levemente un ovillo y dormido se veía realmente tierno.

Dormité por un tiempo antes, en ese pequeño lapso soñé con los pasillos de la escuela. Envueltos en color blanco.
Blanco, odiaba ese color con toda mi alma, ni siquiera lo consideraba uno. Simple ausencia de tonalidad.

Saqué una mano de la sábana y toqué la espalda de Goku mientras pronunciaba su nombre. Al parecer estaba en un estado de vigilia o su primer sueño pues volteó hacia mí con un gruñido.

—¿Qué pasa? ¿Viste una araña? ¿O te asusta la oscuridad? —A ese hombre le gustaba mofarse de mí y tratarme como niña pequeña.

—Sólo me preguntaba si... —El calor se apoderó de mi cuerpo y mordí mi labio inferior. Bajé la vista y comencé a jugar con mis dedos— Podrías besarme de nuevo.

Esperaba una mueca de su parte o una fría reacción. Pero en vez de eso, sujetó mi cintura por abajo de la sábana y me apegó a él.
Cerré los ojos, y tocó mi mejilla.

Volví a sentir sus labios en los míos, envolviéndome en su calor, y aunque yo lo hiciera movimiento alguno. Sentía que estaba en un sueño, uno del que no quería despertar.

Enséñame El Mundo «Gochi» [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora