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Pov JungKook

Salí del camarote del niño mimado y sacudí la puerta lo más bruscamente posible. Cuando subí a la cubierta superior me encontré con todos los ojos posados en mi mientras me dirigía hacia mi cabina. La discusión con TaeHyung me había dejado muy mal cuerpo, y no porque me hubiera empujado o me hubiera gritado, sino porque por un momento tuve compasión de aquel niño que se suponía que era mi prisionero.  Por un momento pensé en otra persona, por los cielos, incluso lo insulté de una forma que dudaba que él hubiera entendido.

Cubrí mi cara con mis manos intentando pensar en cómo sacarme de la cabeza a ese pelirrojo que ocupaba mis pensamientos, incluso desde hace un par de noches el chico también era el protagonista de mis sueños.

Sacudí mi cabeza, por los únicos por los cuales podía tener algún cariño era mis tripulantes, y uno de ellos necesitaba llegar a la bahía Jebi para recibir la atención de Tía Rina.
Miré por encima el mapa que estaba desplegado sobre la mesa, con el compás tracé el rumbo nuevo y comprobé el sitio una y otra vez, si mis cálculos no fallaban deberíamos llegar antes del amanecer.
Mis camaradas seguían haciendo mucho ruido en cubierta por lo que seguro que seguían bebiendo las reservas de ron.
Me tumbé en mi cama. Estaba agotado de aquel día y lo único que quería es cerrar los ojos y conciliar el sueño para poder reponer la energía suficiente para rendir al día siguiente.
El sueño no tardó en alcanzarme, el ronroneo de las olas y el leve movimiento me mecían.

Mis ojos pesaban, todo mi cuerpo también. Y poco a poco caí en los brazos de Morfeo.

Uno golpes pesados y ruidosos me despertaron de golpe. Sin aun poder abrir demasiado los ojos me incorporé en el colchón, y poco después comencé a escuchar otra vez los golpes.

Alguien estaba llamando.

Abrí la puerta sin ganas y para mi sorpresa me encontré al chico pelirrojo, él cual tenía la respiración agitada y murmuraba algo que, por culpa de lo adormilado que estaba no pude llegar a escuchar. Veía sus labios subir y bajar, pero la información no me llegó.

-¿Qué quieres TaeHyung?- pregunté sin ganas e intentando desvelarme.

El chico que tenía en frente pareció confundido y algo decepcionado. Agachó su cabeza y comenzó a fruncir sus labios a la vez que jugaba con sus dedos. Estaba apunto de preguntarle una vez más pero su grave voz se hizo presente en una especie de murmullo.

-Nada, pensé que... Nada - elevó su mirada y topó con la mía, estaba triste, ¿Sería por la discusión de antes?- ¿Sabes ... Sabes dónde están las cerillas?

- ¿Para qué las quieres? - pregunté curioso por aquella escusa barata.

- Para encender la lámpara...

-Si, espera ahora te daré una - respondí suspirando. No me creía que hubiera venido por eso, pero estaba claro que su razón para venir a verme ya no le parecía tan buena idea como a primeras.

Rebusqué en los cajones de mi mesa, agarré varias cerillas y me encaminé una vez más hasta la puerta para dárselas a un perdido pelirrojo.

-Aqui tienes.

Dejé caer las cerillas en su mano. Luego vi como me hacía una pequeña reverencia y se marchó sin mediar palabra.

Después de comprobar que TaeHyung volvía a su camarote, cerré mi puerta y me dispuse a retomar mi sueño.

La noche transcurrió tranquila, a diferencia de las demás, gracias al tiempo sereno que nos acompañaba. Había amanecido y mis hombres me informaron que faltaba poco para llegar a nuestro destino.

-¿Cómo está JiMin?- Pregunté al segundo de abordo mientras me posicionaba a su lado.

-Sigue igual de mal, puede que peor -contestó sin despegar su mirada del horizonte -.  Empeora a cada minuto que pasa.

-Estamos llegando YoonGi, falta poco, lo podremos salvar - le animé posando mi mano en su hombro

-Quien habla es tu esperanza no la realidad -  anunció quitando mi mano de su hombro y alejándose de mí.

Pensé en ir detrás de él, pero KiHyun me detuvo, se plantó delante de mí, en su rostro se veía el miedo y preocupación. La preocupación por lo que me estaba apunto de contar y el miedo por mi reacción.

-Capitán, tenemos problemas -me informó KiHyun.

-De qué se trata ahora -suspiré a la vez que rodaba mis ojos, siempre había algo por lo que preocuparse.

- Es Jin, se ha vuelto a emborrachar y está amenazando a varios camaradas con una pistola.

-¿Por qué...-dije tapándome la cara- dejáis qué llegue a eso? ¿Cuántas veces os he dicho qué no le deis más ron? ¿Y quién cojones le ha devuelto el arma?

-Lo siento Cápitan, pero nosotros no...

- Dejalo, ahora voy -le interrumpí echando a caminar hacia donde me indicó.

Al llegar a la cubierta inferior me encontré con la graciosa y a la vez difícil situación, que al final con mi gran dominio de la persuasión pude controlar fácilmente.
También hay que añadir que esto pasaba de vez en cuando, y aunque SeokJin normalmente no hacía nada del otro mundo, era mejor controlarlo. Además que estando borracho se convertía en un tirador de primera.

Dejamos que Jin durmiera en el suelo, esperando a que así despertara con resaca pero sobrio.

-¡Tierra a la vista!

Thalassa // K.VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora