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Pov. JungKook

Bajar a JiMin del barco fue complicado, cada movimientos que hacíamos era un terrible dolor para él. Cada vez estaba peor, de eso no había duda.

Ahora el problema residía en si la Tía Rina podría hacer algo con la herida de mi compañero o sería un cadáver en pocos días, o horas.

Dejé algunos a cargo de vigilar el navío, mientras que unos cuantos, más el prisionero TaeHyung, nos adentrábamos en aquella isla dónde vivía una de las hechiceras más temidas de aquel siglo.

YoonGi llevaba con la ayuda de JooHeon, Shownu y NamJoon el cuerpo de Park, quien sudoroso y apenas consciente era atendido por la pequeña niña que parecía no querer separarse de él. Mientras, yo iba al principio de todo del camino,guiando a mis marineros por el sendero correcto.
Aquel lugar era famoso por ser un laberinto. Y no era porque los hombres que se adentraban en aquella tierra no tuvieran ningún sentido de la orientación, sino más bien porque si no sabías el encantamiento al que estaba sometido el lugar acabas atrapado para toda la eternidad.

- Cuidado por donde pisáis. Apartir de aquí es lugar pantanoso. No os separéis de mí la niebla comenzará a ser cada vez más espesa  - advertí a los chicos mientras continuaba avanzando. Tiré un poco de la cuerda que iba atada a la cadera de TaeHyung-.  ¿Me has escuchado tú también, verdad? No hagas ninguna tontería si no es que quieres perderte y vagas por aquí para siempre - hizo una especie de mueca, pero no me contestó -. Advertido estás, TaeHyung.

Avanzando a paso lento, nuestros pulmones se iban llenando del hedor de agua estancada, y los sonidos de los animales que vivían en aquel escalofriante lugar invadían nuestros sentidos. Cada rama rompiéndose, chapoteo o quejido nos hacia estar en guardia, una tensión constante.

De vez en cuando iba llamando a mis camaradas para asegurarme que estaban en todo momento detrás de mí. TaeHyung, por el pavor que le daba en lugar acabó posicionándose a mi lado, y como si le fuera la vida en ello se abrazó a mi brazo con fuerza. Yo sólo pude reír de aquel acto, cosa que le hizo demasiada gracia ya que un pequeño golpe en mi hombro me advirtió por su parte que estaba avergonzado y lo último que necesitaba es que yo también añadiera más leña al fuego.

Una leve luz se vio entre la niebla, y poco a poco un castillo se vislumbró.
Estaba en ruinas, pero sabías que alguien vivía allí ya que luces se veían en su interior.

Dejamos de pisar el agua del pantano e intentamos quitarnos el barro en el césped demasiado descuidado que rodeaba la edificación.

- ¿Quién vive ahí? - me preguntó TaeHyung aun sin soltar mi brazo.

- Una bruja.

- ¿Una bruja?

- Si , la bruja más terrorífica y poderosa que conocerás jamás - añadió JooHeon.

- Dicen que es tan poderosa que en cualquier momento puede destruir el mundo entero - susurró Shownu.

- Yo he escuchado que se come los corazones de sus enemigos para adquirir su fuerza - dijo ChangKyun.

- Dicen que es ella la que provoca los naufragios - volvió a hablar JooHeon -. Odia tanto a todo el ser humano que sólo ver a uno les echa una maldición donde la muerte del maldito será terriblemente agonizante.

- N-no estaréis hablando en serio, ¿Verdad? - la voz de TaeHyung temblaba, y cada vez ejercía mucha más fuerza en su agarre.

- Hablamos completamente en serio, niño rico- mi voz sonó demasiado profunda -. Rina es un ser demoniaco.

- Pues yo he escuchado que es hermosa - esa voz la conocía, pero TaeHyung no. Gritó al ver a la chica totalmente vestida de negro enfrente de él, y como si fuera un autoreflejo se escondió detrás de mí.

- ¡A-alejate!

Ninguno de nosotros pudo aguantar mucho más y comenzamos a reírnos de forma exagerada. Era la primera vez que alguien reaccionaba así al ver a Tía Rina, que por cierto, no parecía hacerle mucha gracia aquella reacción del chico.

- Este chico es un maleducado. No soy tan horrenda para esa reacción - dijo sacándose la capucha y dejando que su blanquecino pelo cayera por los costados de su cara.

Rina no era nada horrible, su piel era como la porcelana, simplemente magnífica de ver. Su cabello blanco puro ondulado se mecía con el viento mientras sus ojos rojos del color de la sangre nos miraban de arriba abajo. Sus facciones eran delicadas, todo su rostro era hermoso de ver. Ella era como una diosa, una diosa de carne y hueso.

- ¿A qué has venido, Capitán? - dijo sonriendo -. La última vez que nos vimos era por la eterna pregunta.

- Esta vez vengo por un hombre herido que no sana. Esperaba que pudieras hacer algo.

Los ojos escarlata y llenos de vida de Rina se posaron en el cuerpo de JiMin. Se acercó a él y lo escaneó con la mirada.

- Llevadlo dentro.

Thalassa // K.VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora