√. 007.

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Pov TaeHyung

Comencé a abrir mis ojos al notar una brisa cálida contra mi nuca. Giré levemente mi cabeza hacia la derecha y me encontré con la cabeza del Capitán; este tenía sus labios casi rozando mi cuello y dejaba salir pequeños jadeos. Intenté no ponerme nervioso pero al ver la posición en la que estábamos acostados no pude evitar que mi temperatura subiese a mis mejillas, haciendo que en mi cara reluciera un rojo intenso.

Intenté no perder los estribos y comencé a mover con sumo cuidado su cuerpo de encima del mio. Pero cuando iba a quitar del medio su pierna derecha, la cual rodeaba mi cintura, este se enganchó a mí con más fuerza.

"¿Por qué? Ahora que podía liberarme..."- dije para mis adentros.

-¿Pensabas qué te ibas a librar de mí tan fácilmente?- su voz profunda hizo que se me erizara toda la piel.

-¿Eh? -respondí con un grito demasiado agudo, sobresaltado por la voz del chico que no me soltaba.

-Tranquilo... -continuó - ...No te haré daño, sólo puede que me divierta un poco, pero no tengas miedo -dijo acurrucándose más, pegando su entrepierna haciéndome saber lo bien dotado que estaba -. ¿Sabes? Mi tripulación y , sobretodo yo, no somos piratas "normales".

-¿Cómo que no sois normales?- cuestioné apartando su mano que estaba tocando mis cabellos.

- Verás , no nos gustan las rameras, ni las damas - me miró con picardía -. ¿Lo entiendes ahora? -Negué con la cabeza, pero por supuesto que entendía aquello, pero no quería que aquella conversación continuase. Pero para mi desgracia continuó-. No queremos mujeres, no nos atraen - continuó, y al ver que no respondía se subió encima de mí, quedando yo debajo de él totalmente arrinconado.

-¿Qué se trae entre manos, Capitán? ¡Salga de encima!- protesté dándole golpes en su robusto pecho. De repente aprisionó mis muñecas en sus fuertes manos y las situó encima de mi cabeza.

- Estáte quieto. No te haré daño si te tranquilizas.

Sin importar lo que había dicho me zafe de su agarré e intenté empujarlo, para mi mala suerte él fue más rápido en esquivarme y volvió a ponerme en la misma posición que antes, pero esta vez invirtió toda su fuerza en una mano para sostenerme.

-Como no te vas a quedar quieto...- anunció mientras buscaba con su mano izquierda algo por el suelo -. Te pondré esto, haber si así no te revelas tanto- elevó los grilletes que anteriormente había utilizado para retenerme y me los volvió a poner.

-¿¡Por qué me hacéis esto!?, No hice nada malo, paré de hacer ruido como dijo y me comporté...-

-No te voy a castigar si eso es lo que piensas - avanzó hasta estar terriblemente cerca de mi rostro, pero​ para mi sorpresa comenzó a besar mi cuello, ignorando mis quejas -. Es más, puede que hasta pidas más en un futuro, niño rico - añadió con una sonrisa.

Mordió y succionó mi piel, saboreando cada centímetro de mi cuello. No importaba cuantas veces le reclamara y le suplicara que parara, que aquello no pasó. No quería sentir lo que estaba sintiendo, porque lo que aquel ruin pirata me estaba haciendo no era correcto. No, imposible, era imposible que me estuviera excitando por culpa de un mugroso hombre como él.

Parece que el Capitán JungKook se dio cuenta del efecto que tenía sobre mí, ya que no tardó en manosear toda mi entrepierna con descaro a la vez que quitaba los botones de mi camisa de seda, dejando al descubierto mi torso, el cual fue impregnado por la saliva del azabache en pocos minutos.
Su mano derecha no paraba de jugar con mi creciente erección mientras que con la izquierda mantenía bien sujeto mi cuello, para que no interrumpiera el beso que nos estábamos dando. Al principio aparté mi rostro para evitar aquel beso que por alguna razón quería que pasara, pero JungKook tenía mucha más fuerza que yo, por lo que no le fue difícil obligarme a juntar nuestros labios que , para qué mentir, se sentían tan bien juntos. Aumentó el ritmo de su mano derecha, colándose dentro de mis pantalones y tomando entre sus dedos mi pene, tirando de él hacia arriba y hacia abajo. Un jadeo involuntario por mi parte le dio el acceso a mi boca que tanto le había negado, pero que al final había conseguido por culpa de mi maldita excitación.
Su lengua era juguetona, no paraba de luchar contra la mía por el dominio de mi boca, por no explicar las cosquillas que me hacía ésta cuando acariciaba mi paladar.
Yo me seguía oponiendo, y no era por qué no me gustara, simplemente era porque yo no podía acabar con un pirata.

De un momento a otro, el Capitán dejó de estimularme y, aun sentando encima de mí, se quitó la camisa, dejándome ver su trabajado abdomen y sus musculosos brazos. Quise apartar la mirada ya que aquello no me dejaba pensar con claridad, se suponía que yo quería escapar de allí, ¿No?

Kook sin ningún aviso bajó mis pantalones, y por mucho que patalee también consiguió quitarme la ropa interior. Junté mis rodillas en un intento desesperado de esconder mi hombría, pero pareció que aquello no le hizo gracia ya que en un movimiento él estaba totalmente desnudo delante de mí, ejerciendo fuerza para abrir mis piernas. Me sentía tan avergonzado de aquella situación, quería pero no quería que Kook supiera que yo quería porque, soy el hijo del gobernador, no podía caer tan bajo . No podía ser la ramera de nadie, y menos del Capitán JungKook.

- Pare... Por favor... - mi voz sonaba tan débil, y es que ser toqueteando era algo que me hacía perder la concentración.

- Vaya, vaya, vaya... Ahora eres educado conmigo ¿No? - asentí totalmente humillado -. ¿Es por qué no puedes huir de mí? o ¿Será por qué el estar así te hace mucho más dócil?

- Yo... Yo... Suélteme - no quería admitirlo, pero el movimiento circular que hacía sobre la punta de mi pene me podía llevar al éxtasis en menos de un minuto, tenía que pararlo fuera como fuera.

- No me has respondido, Kim TaeHyung. Lo descubriré por mi cuenta entonces.

Por fin logró separar mis piernas del todo, las posición en sus hombros y levantó mi trasero. Sonrió con malicia, y poco tiempo después, sin preparación alguna entró dentro de mí.
En aquel momento el dolor era tan terrible que pensé que me partiría en dos, pero aquel malestar fue aplacado en el instante que volvió a juntar nuestras bocas. Su sabor y sus movimiento precisos otorgándome un placer que pensaba que no existía, alejaron el dolor poco a poco.
Comencé a jadear contra su boca en el momento que nos separamos levemente para tomar varias bocanadas de aire.

Sus movimientos precisos pero rápidos maltratando mi delicada próstata no tardaron en producirme un cosquilleo agradable en mi vientre, sabía que en nada me vendría, y no quería darle aquella satisfacción, pero no podía evitarlo, eso estaba claro. Mis manos atadas y mis pies en alto , evitaban cualquier forcejeo, además de estar tan estimulado que mis sentidos no respondían, sólo quería sucumbir al radiante placer que este lobo de mar me brindaba, aunque esto iba en contra de todos mis principios. Llegado a este punto lo único que quería es calmar mis instintos, y sin pensármelo dos veces volví a tomar los labios del Capitán.
Él no me rechazó, comenzó a pasar su lengua por mi labio inferior antes de ingresarla en mi boca para retomar aquel baile tan placentero.
No tardé en venirme, y JungKook también, mi interior se sentía totalmente lleno.

Nuestras respiraciones eran pesadas, gotas de sudor bajaban por su bronceado cuello hasta perderse en sus esculpidos pectorales. Su cabello estaba pegado a su frente, pequeñas perlas de sudor luchaban por no caer de los mechones. Sus ojos buscaban desesperadamente los míos, y al conectarlos su profunda mirada me cautivó.
Abrió la boca, pero no emitió ningún sonido.














Me desperté sobresaltado por aquel sueño tan extraño con mi enemigo. Me alcé un poco en el colchón, mirando a mi alrededor y comprobando que aun seguía siendo de noche. El Capitán me tenía bien sujeto por la cintura y aunque me hubiera despertado alterado no soltó su agarre, ni siquiera se despertó.
Mi frente estaba húmeda, y un dolor en la entrepierna me alarmó de mi creciente problema. Me removí en el sitio algo nervioso y enfadado porque: uno, había tenido un sueño erótico con la persona que me había secuestrado; dos, no podía resolver mi erección en aquel momento, y menos al lado del idiota; tres, odiaba que mi subconciente utilizara el atractivo de JungKook para alterarme de esa manera a altas horas de la noche, y si lo había hecho una vez es probable que lo vuelva hacer en un futuro no muy lejano. Todo eran problemas.

Decidí volver a acostarme, no podía huir de los brazos de JungKook además que, volver a desobedecerlo sólo me traería graves problemas, era mejor portarse bien, eran piratas al fin y al cabo, además de tener como rehén a mi hermana pequeña. Me quedé cara a cara con él, y contemplé sus facciones una vez más. Era guapo, no lo iba a negar.
Siempre me explicaron historias de Nochu, el capitán más temido por ser impasible ante cualquier suceso, pero ahora que lo tenía delante no me parecía tan aterrador.

JungKook apretó su agarre, y sin poder evitarlo me moví un par de centímetros más hacia él, quedando nulo espacio personal. Su olor era reconfortante, me fui olvidando de mi problema entre las piernas y fui destensando mi cuerpo poco a poco, apoyé ligeramente mi cabeza sobre el hombro de JungKook y caí dormido con mi rostro tomando aire de su cuello.

Thalassa // K.VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora