Capítulo 7

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No hizo falta que Josh me dijera quién era Vannesa, porque ya la conocía. Bueno, no la conocía a ella en concreto, pero reconocí la tipología de mujer a la que pertenecía. Era alta, morena, y tenía el cuerpo de... en fin, de la reina del baile. Al ver que llevaba un vestido rojo y los labios pintados a juego, mis labios se curvaron en una pequeña mueca de desagrado que me apresuré a disimular.

No nos tocó en la misma mesa que ella, por suerte, sino porque Josh cambió las tarjetas con los nombres. Soltó una carcajada tan siniestra al hacerlo, que retrocedí un paso y me quedé mirándolo,

—¿Qué pasa? —me preguntó.

—No sabía que podías ser tan... malo.

—¿Te sorprende?

—No, casi todo el mundo puede serlo.

—¿Estás diciendo que antes creías que era un buen chico, pero que has cambiado de opinión? —me tomó del brazo, y me llevó hacia nuestra mesa.

—No, ya sabía que no eras un buen chico.

—Oye, claro que lo soy.

Enarqué la ceja, y lo miré con incredulidad. Nos miramos en silencio durante unos segundos, sin prestar atención a la gente que pasaba junto a nosotros ni al hecho de que estábamos bloqueando el paso.

—Estás bromeando, ¿verdad? — me dijo con incertidumbre.

—Sí, Josh, estoy bromeando.

—Eres maquiavélica —dijo, con una carcajada.

—A veces.

—No, no me lo creo —me dio un beso en la mejilla, pero tan cerca de los labios, que cualquiera que estuviera mirándonos creería que me había besado en la boca.

Se apartó un poco y me miró con una admiración que me halagó. Intercambiamos una sonrisa. Él no sabía lo poco acostumbrada que estaba a aquel tipo de entendimiento cálido y juguetón.

—¿Joshua?

Me volví al oír aquella voz femenina. Allí estaba la reina del baile, la zorra morena.

Nos miramos cara a cara, como dos damas de hielo. No dejé de sonreír, pero noté que mi expresión pasaba de la curiosidad a la evaluación calculadora, tal y como solemos hacer las mujeres de forma automática al conocer a nuestras rivales. Ella estaba mirándome de la misma forma.

Me catalogó con eficiencia y sin disimular. Su mirada recorrió mi pelo, mi rostro, mi cuerpo, mi vestido, y no se le pasó por alto la forma en que el brazo de Josh me rodeaba la cintura con actitud posesiva.

—Hola, Vannesa.

Lo miró con una sonrisa tan falsa como la que había usado conmigo, pero puso más empeño. Intentó que yo me volviera invisible, y su táctica habría funcionado de no ser por un pequeño detalle: Josh quería que me comportara como una mujer sexy.

—Te presento a Jennifer Lawrence —le dijo él con educación. —Jen, te presento a Vannesa Hudgens. Era la delegada de mi clase.

Alargué la mano, pero fue como si le hubiera ofrecido un pez muerto, porque apenas me estrechó las puntas de los dedos.

—Encantada de conocerte —me dijo.

Sabía que ella esperaba que yo hiciera lo propio, pero me limité a sonreír y la miré de arriba abajo tal y como ella había hecho conmigo.

Como ya nos habíamos tomado la medida, era hora de que cada una delimitara su territorio. Ella miró sonriente al hombre que se puso a su lado. Era un tipo alto y rubio, llevaba un traje caro, y no se parecía demasiado a Dan. Lo miré con una sonrisa.

Dentro y Fuera de la CamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora