No esperé a ver su reacción. Tenía la vejiga a punto de reventar y empezaba a sentir náuseas, así que pasé junto a él a toda prisa y me encerré en el cuarto de baño. Tuve la impresión de que me pasaba una eternidad meando, y logre contener las ganas de vomitar repitiendo una y otra vez las tablas de multiplicar. En otra época, el cuarto de baño era blanco, pero parece ser que también cuesta mucho quitar la sangre de las toallas y las cortinas de la ducha. Mi madre había optado por un tono azul oscuro con acentos dorados. Las margaritas pintadas que en otros tiempos habían decorado las paredes blancas habían quedado cubiertas por un papel con motivos náuticos, Acaricié los barquitos, y empecé a contarlos. Me pregunté si la sangre seguía salpicando la pared por debajo de aquel papel, o si mi madre había intentado limpiarla a fondo.
—Jen, por favor, déjame entrar —me dijo Josh, mientras movía el pomo de la puerta.
Respiré hondo antes de contestarle.
—Déjame en paz, por favor.
No respondió. Me lavé las manos dedo a dedo, y las enjuagué una y otra vez, Me acerqué a la puerta, y dije:
—¿Josh?
Sabía que estaba allí, pero lo pregunté de todas formas. Al ver que no intentaba abrir, me lo imaginé al otro lado de la puerta, y posé la palma de la mano sobre la madera como si pudiera tocarlo a través de ella. Apoyé la frente también, y cerré los ojos.
—Sigo aquí.
Tuve que tragar con fuerza antes de poder hablar.
—Necesito que te vayas, Josh.
—Jennifer...
No me preguntó por qué, y yo no quise decírselo. ¿Qué iba a decirle, que me resultaba más fácil cargar sola con el peso de la vergüenza? ¿Que en aquel momento, justo después de la muerte de mi padre, no podía soportar mirarlo a la cara sabiendo que él era consciente de lo que me había pasado?
—No quieres que me vaya —la firmeza de su voz era un consuelo que podía destrozarme si lo aceptaba.
—Eso no va a funcionar esta vez. Josh. Quiero que te vayas... lo necesito.
Al oír un ruido sordo me lo imagine estantío igual que yo, apoyado contra la puerta. Soltó un fuerte suspiro, y oí el tintineo de unas llaves,
—No quiero irme, Jen, ¿Por qué no me dejas pasar?, no hablaremos de nada que tú no quieras...
—¡No! —mi grito resonó en el cuarto de baño, y di un respingo cuando el sonido me golpeó de lleno en el oído. —Lo digo en serio, Josh. ¡Quiero que te vayas, en este momento tengo que estar sola!
—No tienes por qué estar sola —me dijo.
—Pero quiero estarlo.
No contestó. Esperé en silencio, y al final oí el sonido de pasos que se alejaban hasta desaparecer. Para cuando salí, casi todo el mundo se había marchado ya, y habían dejado montones de comida que iba a tener que congelar.
La señora Cooper aún estaba allí. La encontré en la cocina, poniendo la tetera al fuego y atándose a la cintura un delantal. Se giró al oírme entrar, y me miró con una sonrisa cálida que no alcanzó a derretir el hielo que se me había formado en medio del pecho,
—He acostado a tu pobre madre, he tenido que darle una pastilla para el dolor de cabeza. Está descansando, voy a ponerme a lavar los platos.
—No hace falta que se moleste, señora Cooper.
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Dentro y Fuera de la Cama
FanficAdaptación de la novela de Megan a Hart a una versión Joshifer.