1. Escape.

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La historia de Scorpius Malfoy tenía millones de formas en las que podría comenzar. Un claro ejemplo es que podría comenzar en el momento en el que pisó el andén 9 ¾ para su primer viaje a Hogwarts, de lo fácil que se le hizo alterar a la familia Weasley en el momento en que su mirada se cruzó con la de su hija; el cómo se sintió tan orgulloso de ello, escuchar cómo sería si ella se atrevía a intercambiar palabra con él, la amenaza o consejo también fue para el hijo Potter que ese año iniciaba curso con el heredero Malfoy; podría continuar relatando que al igual que sus padres, la relación entre la tercera generación no comenzó con él pide derecho, lo detestaron, y como eran más maduros que sus padres, su forma de lidiar con Scorpius, exactamente, era ignorarlo, no existía, Scorpius Malfoy, —que era el chico más popular por los chismes baratos de su origen— quedó reducido a nada en medio de la vergüenza.

O simplemente podría iniciar esta historia de cómo en la ceremonia de selección de casas, se siguió el mismo patrón exacto que la de sus respectivos padres, Scorpius, orgullosamente, siguiendo los pasos de su padre, del padre de su padre antes que él, fue directamente a Slytherin, la mejor casa de todo Hogwarts, claro que podría continuar con lo maravilloso que es ser un Slytherin, y de cómo Albus Severus Potter fue seleccionado a Gryffindor, y como Rose Weasley, fue a la misma casa.

También podríamos comenzar contando el momento exacto en el que dejó de seguir patrón exacto de su padre, abuelo, bisabuelo y toda la larga descendencia Malfoy a través del tiempo, podría comenzar ahí, justo ahí, en el momento en el que se dio cuenta, de que Rose Weasley, le gustaba.

Así es, un Malfoy, que era demasiado parecido a su padre, se había enamorado de la chica Weasley, y es que lo peor del mundo no es que fuera una Weasley, una pelirroja pecosa, sino que fuese mestiza.

Otra cosa en la que rompió el patrón, es que no le importaba lo que su larga tradición familiar o la de ella pensara, pero aún tenía demasiadas cosas por las cuales pasar.

La primera de todas, llamar su atención, desde ese día de humillación pública en el tren, ella y Potter habían cumplido su palabra y habían pasado todos esos años, ignorándolo, es como si no existiera, sí, aun así, la sabelotodo pelirroja y un tanto arrogante chica, se las había arreglado para volver loco, completa, más bien, insanamente, loco, al único capaz de continuar la descendencia Malfoy.

Pero no, tampoco elegiremos ese momento para iniciar la historia, es demasiado común, y es un Malfoy, es demasiado fabuloso para entrar en lo común, lo cierto es que... Aunque tenga millones de formas de cómo iniciar la historia, toda esa historia, ya fue. Ya pasó.

Así que iniciaré en el momento en el que todo era más fácil, y ni siquiera podría saberlo, no te preocupes si no entiendes, ni siquiera yo sé cómo iniciar, si por lo que ya fue, o por lo que está por ser, así que lo he decidido, comenzaré desde como llegué a éste punto, pero por algo he decidido contártelo, tal vez puedas aclarar un poco la perspectiva de lo que debería y tendría que hacer.

Claro, posiblemente te confunda más, pero es complicado tratar de hacer entender a un Malfoy.

—M—

La vista gris se enfocó por décimo quinta vez en la pelirroja al frente del aula, su cabello rizado y sus ojos azules estaban enfocados en otra persona, por fortuna para el rubio, no era otro más que el primo de la chica, Albus Severus Potter, que sonreía divertido por lo que fuere que ella hubiese dicho en voz baja.

Desvió la mirada hacia la profesora, transformaciones no era su mayor orgullo, en realidad ninguna materia era su mayor orgullo, se giró a observar a la rubia a su lado que sonrió burlona, Audrey McLaggen era su mejor amiga, y por consecuente la única, aunque se paseaba por todo el lugar con un montón de seguidores, no podía llamarlos sus amigos, y la única razón por la que McLaggen era su amiga, es porque se conocieron desde antes incluso de nacer, sus madres eran buenas amigas, así que ellos crecieron juntos, por eso mismo sabía más que nadie que de un tiempo para acá, él no podía quitar los ojos de Rose Weasley. De todas las chicas en el colegio, tuvo que elegir precisamente a la chica más difícil de todo Hogwarts, la hija de Ronald Weasley, que había demostrado muchas veces que no lo toleraba, ni a él ni a su padre, de hecho, a nadie que llevara el apellido Malfoy, y ella no iba por otro camino alejado a ese, ni siquiera le prestaba atención, para bien, o para mal, la primogénita Weasley no sabía que existía, y si lo sabía, fingía bastante bien no saberlo.

La Historia Fue || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora