19. Hogwarts, Dulce Hogwarts.

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El reloj del andén 9 ¾ marcaba cinco minutos a las once, del primero de Septiembre, todo el mundo iba y venía, los padres interrogaban a sus hijos primerizos si llevaban todo lo que necesitarían, y muchos otros padres también seguían haciendo esa pregunta obligatoria como cada año,

—Dime ¿vas a venir en vacaciones de Navidad? –preguntó Harry a su hija.

—Sí, supongo...

—No –interrumpió Scorpius –de hecho, les quería pedir permiso para que Potts pasara las vacaciones de Navidad conmigo en casa.

— ¿Eso a tu padre no le molesta? –cuestionó Ginny.

—No, no pasamos juntos ni navidad ni año nuevo, normalmente voy a la casa de Audrey, pero si le dan permiso a Potts, puedo decirle a Audrey que vaya a la mansión.

—Vamos a pensarlo –interrumpió Harry en un tono serio –espero que las prácticas te funcionaran, ahora, suban al tren.

—Claro –sonrió Lily –los quiero –besó y abrazó a sus padres.

Los dos jóvenes fueron al tren en busca de sus amigos, en todas las vacaciones no habían sabido nada de Audrey o de Hugo, y eso a Lily le daba mala espina.

—Este está vacío –habló Scorpius.

—Sí ¿pero no tendríamos que buscar a Audrey y Hugo? –cuestionó Lily.

—Yo los busco, vamos –le hizo una seña con la cabeza.

—Bien.

Lily se sentó cerca de la ventana, distrayéndose por completo en cuanto su amigo salió del vagón, le tomó lo que a ella le pareció una eternidad volver, por fortuna, lo hizo con sus amigos.

—Se dejan ver –bufó Lily.

—Ya, lo siento, teníamos cosas que hacer –sonrió la rubia.

—No contestaste ninguna de mis lechuzas.

—Las de nadie, en realidad, estábamos muy ocupados ¿cierto, Hugo?

—Algo así.

—No me agrada que me abandonen.

—Yo te estoy preparando para un futuro inminente –la abrazó –pero cuando salga del colegio, tu envías una lechuza, y yo la contesto.

—Más te vale –rió Lily.

— ¿No vendrá Rick a pasar el rato con nosotros? –intervino Hugo.

—No, estará con sus amigos.

— ¿Problemas?

—Para nada –le sonrió a su primo.

—Es bueno, porque uno escucha rumores y no son para nada buenos.

— ¿Rumores? –Entrecerró los ojos –dime ¿Cómo cuáles?

—Ya sabes, que Rick te es descaradamente fiel –se burló de la cara de la pelirroja.

—Eres un idiota, Hugo –soltó divertida –te aprovechas que tu novia está aquí para defenderte.

—Obviamente –besó la mejilla de su novia.

La plática fluyó normalmente, hasta que la señora del carrito los interrumpió, Lily se levantó con un brillo en los ojos y eligió todo lo que más pudo, por supuesto que dejó que los demás compraran algo, porque sus dulces, no pensaba compartirlos con absolutamente nadie.

—Usted debe ser una de las más felices por el apetito de esa bestia ¿cierto, señora? –cuestionó Scorpius, ganándose literalmente una patada en el trasero por parte de la aludida.

La Historia Fue || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora