30. Tú o Él.

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Lily avanzó distraídamente por todo el pasillo hasta su siguiente clase, sin prestarle atención a nada a su alrededor, era la primera vez en casi dos años, que la veían así de apagada, los había acostumbrado a su actitud vivaz y su risa contagiosa.

Se había cansado de enviarle lechuzas a Scorpius, preguntando si iría, y no se había dignado a contestar nada, le había felicitado por año nuevo, navidad, lo que fuera, y tampoco, las vacaciones habían sido un completo asco.

— ¿Estás bien, Lily?

— ¿Qué, perdón? –observó al profesor Longbottom.

—Estás un poco... Distraída ¿todo bien contigo?

—Todo bien –aceptó.

—Ve a tu siguiente clase, en ese caso.

—Gracias.

Lily salió del invernadero sin siquiera notar que todos seguían ahí, y que la clase de herbología apenas tenía quince minutos de haber iniciado, ni siquiera lo notó cuando entró sin permiso a otra clase que no era suya.

—M—

Lily sonrío cuando encontró una carta de Audrey, dándole múltiples consejos sobre lo que debería tomar en cuenta sobre las pruebas que tendrían que ser en unos días, a pesar de que la vida era demasiado monótona, estaba avanzando rápidamente.

El partido de Slytherin contra Hufflepuff estaba casi garantizado, de todos modos, para Lily no era suficiente las prácticas que tenían, y no podía forzarlos a agotarse de más, por temor a que sus compañeros no estuvieran con la energía suficiente, claro que esas reglas no se aplicaban a ella, que en algún momento se había comenzado a obsesionar con ganar, para enorgullecer a sus amigos graduados, ella no podía ser un fiasco como capitana, su padre y Hugo habían podido con eso ¿por qué ella no iba a lograrlo? Su último año no pintaba para nada bien, por un momento en el transcurso del curso creyó haber superado el hecho de que se había vuelto a quedar sola, a pesar de la promesa que había hecho, Scorpius no asistió a ningún partido, y de hecho, dudaba que fuese al último partido, las cartas del rubio eran inexistentes, las que había contestado iban siempre con la leyenda «El colegio me demanda todo mi tiempo, pronto escribiré más, lo prometo » era mentira, por supuesto que lo era.

Aún tenía a Hugo, pero él era el capitán de Gryffindor desde hacía cuatro años, y eso se traducía a ser el más popular en el colegio gracias a pertenecer a otra casa que no fuese Slytherin, aun así, siempre habían jugado limpio el uno con el otro, tal vez por eso no dijo nada, cuando lo vio entrar despreocupado al campo de Quidditch, con un andar perezoso, ella ya estaba en su décima vuelta al campo, la última, así que se detuvo, tomó un poco de agua de la cantimplora que había sido de su madre y se recostó en el pasto, Hugo se metió las manos a los bolsillos, tranquilo de que el rudo entrenamiento de su prima terminara, pero aún no terminaba de entrar bien al lugar, cuando ella ya iba por la décima abdominal, estaba roja, y apenas unas cuantas perlas de sudor manchaban su frente y su cuello.

—Quien viera a Lily Potter tan adicta al ejercicio.

—Déjame en paz –bufó –Como Gryffindor quedó fuera no estás matándote en el entrenamiento personal.

—Con este serán tres años consecutivos que Slytherin obtiene la copa ¿no es suficiente? Tendrás más legado del que tu padre logro en el Quidditch –se burló Hugo.

—Mis padres y su legado es una cosa, lo mío es aparte, te agradecería que no me compares con sus logros.

—Yo sólo decía que te detengas un poco.

La Historia Fue || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora