31. Acontecimientos Actuales.

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Scorpius observó a su amiga, que acababa de regresar de la habitación de huéspedes, Sebastian Keller, el nuevo y flamante esposo de Lily, se había ido de misión, iba a tardar bastante en volver, pero quería irse sabiendo que ahora ella, era la nueva señora Keller.

—Estás muy serio –murmuró Lily, dejando la taza de té sobre la mesa de centro y sentándose en el sofá.

—Me quedé pensando, en nosotros –levantó la vista, el suéter blanco de lana que le había regalado su padre la navidad pasada le quedaba mejor a Lily que a él.

—Nosotros –repitió con diversión –dime ¿en qué de todo el nosotros pensabas?

—Bueno, Potts, estoy en mi último mes de residencia, tenemos un muy largo nosotros, en qué pensar.

—Ya sé, no tienes mucho así, omitiste nuestra pelea por la última galleta de hace cinco minutos.

—Sí –admitió él, mordiendo la forma poco circular con doble chispa de chocolate, ella sólo sonrió.

—Pero en serio ¿Qué ocurre?

—Nada, es sólo que no comprendo cómo es que tú y Keller llegaron al altar, no te gustaba, no en esa forma.

—Bueno, no te agrada porque ciertamente es el único hombre que no he puesto después de ti ¿no es así?

—Tengo mi propia novia ¿recuerdas?

—Ustedes son un claro ejemplo –lo señaló –la razón por la cual tú y Bree Stewart son novios todavía.

—Ella es una buena chica.

—Claro, cuando no está encogiendo mi ropa –murmuró Lily.

—Perdón ¿qué?

—Digo, que si no le molesta que me quede aquí, en tu apartamento, puedo ir a la casa de Sebastian, bueno, mi casa y de Sebastian.

—No puedo creer que ahora tenga que llamarte Kells.

—Sigue llamándome Potts, en lo que me acostumbro a ser la señora Keller –sonrió.

—Es eso o que no quieres decirle a tu padre que te fugaste y te casaste en las vegas, con Elvis como...

—Sólo tú tienes fotos, si las muestras, te asesino.

—Siempre creí que eras de la clase de chicas que prefería una boda en un bonito jardín, con esas lucecitas redondas...

—Es la que tendré cuando él vuelva.

—Bastante extraño, que estés pasando tu noche de bodas conmigo ¿no?

—Adelantamos la noche de bodas muchas noches seguidas antes –sonrió, estirándose por su té.

—Era de suponerse –suspiró recargando la cabeza en el respaldo del sofá.

—No es como si tú y Bree fueran a llegar vírgenes al matrimonio.

—Te recuerdo que tú tampoco llegaste virgen al matrimonio.

—Pero al menos, yo no estoy de anticuada sorprendida al respecto.

—Lo sé.

—Iré a dormir, tengo trabajo mañana y por lo visto en tu escritorio de tareas, tú tienes muchos trabajos que entregar.

—Descansa, Potts.

—Igual, Scops –le sonrió y se dirigió rumbo a la habitación.

El rubio suspiró, no podía creer que nunca había sido tan estúpidamente valiente como para decirle a Lily lo que sentía, tenía que sacudirse esos sentimientos de encima, porque ese amor solo lograba quemarle por dentro.

La Historia Fue || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora