De empresario a chica

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Ventura Pintor, era un hombre de unos 50 años o más, cuerpo esbelto, tez blanca, ojos verdes claros, pelo corto de color rojo, su vida había sido como su nombre, una buena vida y gran fortuna, era un empresario que había fundado una compañía que actualmente, se dedica a varios campos, que partió de lo bajo a lo más alto, también tiene un franquicia de restaurantes de gran calibre, también de hoteles y varias otras franquicias, pero en los últimos años su suerte en lo amoroso y familiar, había ido desapareciendo, se había separado de su esposa, en bueno términos, ya que se había terminado el amor entre ellos y el había buscado otros amoríos y sus hijos se había vuelto su mayor prioridad, además de sus negocios.

Ventura, se despertó en su cama, había tenido lo que se podía describir como un extraño y tonto sueño, el empresario, atribuyo el contenido onírico a que el día anterior tuvo su momento de caridad con sus hijos y vio varia películas infantiles con su hija menor.

Ventura, se sentó en el borde de su cama y después de cuatro bostezada y una rascada de cabeza, se levanto y se dirigió al su baño de lujo, se miro en el espejo, se observo su rostro soñoliento, sus variadas arrugas, evidencias invidenciaba su edad, su cara actual, hacia recordar que había pasado la mitad de su vida o que le faltaba treinta años de vida, lo que ocurriese primero, se toco su barba.

-necesito una afeitada-el hombre, observó su barba, se puso crema de afeitar y con una maquina, se afeito, luego fue a bañarse.

Después de hacer su quehacer en el baño, se vistió con un traje formal, pantalones azules, zapatos negros y una camisa blanca, se puso su corbata y su terno azul, hoy tenía una cena, con un importante inversor extranjero.

-Mi asistente llamo al piloto, tengo a autorización del aeropuerto-pensó Ventura, mientas se abotona los muñones de su terno-todo está bien.

Ventura, repaso de nuevo en su mente, lo del piloto y la autorización del aeropuerto.

El empresario, salió de su mansión y su limusina, lo esperaba, entro en ella y se dirigió al aeropuerto, después se subió a su avión privado, que lo llevo fuera del país, su destino era los países bajos, específicamente Holanda, después de unas horas de vuelo y de unos cuantos whiskys, llego a Holanda.

Se traslado en limusina hasta la casa de su inversor, cuando llego fue recibido por el amable mayordomo que lo llevo hasta el inversionista se dieron la mano y se dirigieron al comedor, después de una gran comida, ellos empezaron a beber ginebra, después de la cena, Ventura, se despidió de su inversionista y volvió a la limusina, se dirigió a un hotel que tenía en la ciudad.

Al llegar al hotel, se dirigió a su habitación, la mejor de toda y en lo más alto del edificio, para contemplar la ciudad, pidió que le trajese a la habitación, dos botellas de la mejor ginebra u una de wisky, aunque no era un buen bebedor, como en su juventud, esa noche sentía que su viejas mañas volvían a nacer, después de beber todo ese fino alcohol, se acostó en su cama.

A la mañana siguiente, amaneció con un fuerte dolor de cabeza.

-Rayos, ayer mi viejo habito volvió -el empresario, se sentó en si cama y tomo el teléfono para llamar a recepción-buenas quiero cuatro aspirina para el dolor de cabeza y otros remedio más.

Después de que le trajesen las aspirinas y los remedios para la resaca, se lo tomó, ese día no estaba de humor para un viaje en avión así que decidió caminar por la ciudad.

-maldita resaca-comento Ventura, que ya estaba en el centro de la ciudad -Esa pastilla no servía de mucho, aun tenía algo de resaca.

Ventura, estaba pensando en ir a un farmacia, para conseguir más medicamento, cuando al frente suyo se apareció una joven de piel blanca, parecida a la leche o a la nieve, se podía observar un cuerpo esbelto, y hermoso, sus piernas eran delgadas, su pelo era de un color rubio dorado, largo que le llegaba hasta la cintura y le tapaba las orejas, el contorno de sus ojos parecía de un color azul oscuros, como el cielo nocturno, la pupila de sus ojos eran blancos, no como la de un ciego, si no como la de la luna brillante, la chica, vestía con un vestido de una pieza, color verde y un sombrero de paja que llevaba puesto, la joven parecía ser un poco más alta que su hija que parecía tener la misma edad.

Una nueva existencia no tan cruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora