La llegada.

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Nota del autor: Al momento que estoy escribiendo estos capítulos, estoy de  viaje, así que he escrito este capítulo en mi celular, así que puede haber errores gramaticales y ortográfico, disculpen por eso y agradezco que avisen, para corregir.

Alouqua, que estaba en su forma de súcubo la cual había terminado de hacer la limpieza matutina de su nuevo hogar, entro a la pieza de su señora, que había sido reconstruida para el gusto de la noble súcubo Abrahel, el piso tenía una gran alfombra de color rojo, paredes violetas, un tocador de madera con espejo, también una cómoda y una mesilla de noche, además de cuatros masetero en cada esquina de la habitación con damiana color amarillo.

—Mi señora, despierte—Alouqua, movió un poco el cuerpo de una dormida súcubo, pero al no recibir respuesta siguió insistiendo, hasta que Abrahel, abrió sus ojos y miro a su sirvienta, la cual con una sonrisa, le dijo—Es hora de despertarse, mi señora.

—Me has despertado muy temprano, ven para castigarte primor—Abrahel, tomo la muñeca de su sirvienta y la entro a su cama, luego se puso arriba de Alouqua, la cual estaba nerviosa por la actitud de su ama—Tranquila, seré gentil.

Abrahel, empezó a besar a su sirvienta, mientras acariciaba el pecho de la chica y llegaba hasta su vagina, cuando llego a ese punto, le sonrió a Alouqua, y la empezó a masturbar.

—Señora Abrahel, quiero que lo hagas más fuerte—Alouqua, le dijo a señora.

—He, mi pequeña sirvienta, quien es la señora aquí—le sonrió Abrahel a Alouqua.

—Usted, mi señora—Alouqua, le contesto antes de que recibiese otro beso con lengua de su ama.

Entonces Abrahel, empezó a frotar su vagina con la de Alouqua, mientras seguía con su beso con lengua, la sirvienta, abrazo a su señora mientras sentía como ella, le estaba dando de su amor, entonces después de una media hora ambas llegaron a su clima.

—Haaa, mi señora—Alouqua, tenia una voz de excitación y orgasmo, después quedo cansada y apoyao su cabeza en el vientre de Abrahel, mientras que la noble súcubo acariciaba el pelo de su sirvienta.

«Aun no pierdo mi toque con las mujeres», pensó Abrahel, que se imagino un trio con Malak y Alouqua, pero ella siendo la más activa del grupo.

Después de aquel despertar, ambas chicas, se dieron una ducha y tomaron desayuno, para salir a la calle a pasear y conocer el ambiente en que estaba.

Vanimia, que llevaba puesta una falda larga color blanco, una túnica azul, sandalias y unos guantes, estaba barrido el frente de su casa para, cuando observo a dos chicas, una de ella que parecía la más distinguida vestía con una minifalda que le llegaba hasta las rodillas, una camisa corta y son manga que le llegaba hasta el ombligo, unas medias negras que le llegaba hasta las rodillas, y unos zapatos negros y llevaba puesto una gabardina roja, la otra muchacha, un poco más baja que la chica anterior, llevaba puesto lo que parecía ser un vestido de sirvienta color azul que le llegaba hasta las dorillas, zapatos negros calcetas blancas, y guantes blancos, además de una cofia blanca.

La chica de distinguido porte al ver a la elfo, se acercó con una sonrisa a Vanimia.

«Es momento de conocer a mi futura suegra», pensó Abrahel  que saludo a Vanimia con una sonrisa alegre.

—Buenas, vecina—Abrahel, saludo a su vecina y agregó—Recién llegue al vecindario, y estoy conociendo los alrededores.
—Ha, eres nueva ya veo—Vanimia, saludo a Abrahel con una sonrisa y sintió un aroma muy conocido y pensó, «Esta mujer, es la súcubo que entro hace algunas noche atrás»
—Por cierto, ¿A parte de usted tiene más familia?—preguntó Abrahel a Vanimia.

Una nueva existencia no tan cruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora