Lo vi marcharse y caí derrotada en el balcón. Mi cuerpo tiritaba, las lágrimas no paraban de salir. Se había ido y esta vez para siempre, lo sabía, porque uno siente cuando aquella persona se va para no volver, y yo lo había dejado, yo había permitido que se marchara cuando él estaba parado afuera de mi casa, cuando me detuvo y pidió que no me casará.
¿Qué tan cobarde podía ser? ¿Cuánto tiempo seguiría corriendo del amor verdadero?
Me sentí como idiota cuando al llamar dijo "con el tipo que amas" y yo rápidamente conteste "¿Jon?" ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¿Por qué no conteste "Daniel" cuando es con él con quien me casare dentro de unas horas? ¿Por qué simplemente dije "Jon"? y la respuesta era que lo amaba, maldición lo amo más que nada en este mundo.
Tiro la planta del balcón y la rompo contra la pared. ¿Por qué el amor duele? ¿Duele cuando eres cobarde? Y si es así ¿Por qué no puedo ser valiente?
"Te amo, cariño, y realmente espero que seas feliz" Su voz suena una y otra vez en mi cabeza. Quería decir que también lo amaba, que me llevara de aquí con destino a cualquier parte tal cual como lo decía su canción, pues todo lugar es hogar si estaba junto a él, quería decirle que no podría ser feliz nunca si no era a su lado. Pero no lo hice, no lo dije. Era una cobarde, una tonta y estúpida niña cobarde.
Quiero dejar de llorar pero no puedo, ¿qué clase de novia llora de esta manera en el día de su boda? ¿Qué clase de novia llora por otro que no es su futuro esposo?
Miro la camiseta con la que estoy ¿acaso no debería estar con una de Daniel? Por el contrario, estoy con la de Jon, siempre estaba Jon antes que todo.
No sé cuantas horas habrán pasado mientras estuve ahí arrodillada en el balcón. Sólo sabía que ahora estaba en pie porque mamá había llegado a ayudarme. Las lagrimas apenas caen y es que, creo, que ya no me quedan. Nunca había llorado tanto como hoy, y puedo asegura que no eran lagrimas de felicidad por la boda.
-vamos, amor. Déjame ayudarte – dice con ternura mientras me lleva a la ducha.
Lava mi pelo con cariño, como cuando pequeña. Mientras yo sólo me siento como una pequeña marioneta o algún tipo de robot que no puede hacer nada más que estar ahí sentada en la tina.
Las lagrimas siguen cayendo por mi rostro y no puedo detenerlas– no llores, preciosa – las quita mamá.
-soy una cobarde – articulo finalmente luego de varias horas en silencio.
Ella suspira, sonríe y seca mis lágrimas.
-sabes que te apoyare en todo lo que decidas ¿cierto? – dice ella con aquel amor y compresión que sólo una mamá puede darte.
-lo sé – susurro
Salgo de la tina y mientras mamá seca mi cabello yo sólo me aferro a la toalla envuelta en mi cuerpo.
Mamá era la única, aparte de Jon, que sabía todos mis secretos, claro, ella porque yo se los contaba, Jon porque sólo con mirarme los sabia.
¿Sabes cuál es mi punto débil? Pregunto mirando a Daniel.
Es por tu cuello, justo en el costado – susurra Jon cuando Daniel ha ido al baño. Daniel no lo sabía.Sus manos recorren con delicadeza mi cuerpo. Su roce me estremece.
Jazmin, tu favorita, no hay ninguna JazminCola en ese ramo – sonríe. Daniel nunca me regalaba Jazmines decía que eran muy corrientes y no le gustaban.
¿Bailarías con este tipo una última vez? –sus ojos azules son tan sinceros y llenos de amor. Siempre había querido un hombre que me mirara así. Así como papá miraba a mamá, un amor verdadero, uno de esos reales y buenos.
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Una historia, muchas canciones
RastgeleJon y Samantha se conocieron cuando ambos tenían 19 años. Él con el sueño de ser cantante, ella con la idea de recorrer cada rincón del mundo. Samantha estuvo con él hasta que lanzo su primera canción, ya se había quedado demasiado tiempo junto a é...