CAPÍTULO 43

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*Narra Cristina*

Siento como una mano pasa repetidas veces por encima de mi largo pelo castaño mientras abro los ojos de forma pausada.

Al principio no sé dónde me encuentro, mis pupilas recorren las cuatro paredes de esta habitación viendo en ellas unos pequeños cuadros de paisajes y una gran tele posada en el centro de un mueble; hasta que ellos se detienen en una persona, en Jesús concretamente.

Su mirada transmite un brillo especial, algo raro que no sé explicar; y sus labios se posan en lo alto de mi frente dejando ahí un par de cálidos besos mientras una sonrisa se esparce por toda mi cara derritiéndome por completo.

-Buenos días.- saludo tímida.

-¿Cómo estás?- su voz es suave y dulce.

-Creo que... bien, muy bien.

Su cuerpo se incorpora a mi lado y sus brazos me agarran de las caderas para atraerme más hacia él.

-Eres tan preciosa...- habla achinando los ojos y alargando su sonrisa de esa manera que solo él sabe hacer.

Uno de sus dedos pulgares pasa acariciando mi mejilla y después lo deja sobre mi labio inferior moviendo este hacia un lado y hacia otro. Nuestras narices comienzan a juntarse al igual que nuestros labios hasta que un apetitoso beso resurge en nuestras bocas. Su lengua saborea todo mi interior, como cada vez que me besa, mientras yo intento profundizarlo más hasta que la respiración me obliga a distanciarme un poco.

-Tan tan guapa...- susurra en mi oído.

-¡No me digas eso!- exclamo riendo.

Mi rostro se cuela en el hueco que hay entre su cabeza y su hombro intentando esconderse ya que, los colores, seguramente han subido más de un tono sobre mis pómulos.

-¿No puedo decir lo bella y perfecta que es mi novia?- dice a mi lado, pasando su mano por mi espalda desnuda.- Soy la envidia de todos los chicos, nena.

-Lo que eres se llama ser tonto.- rectifico riéndome bajo su cuello.- Creo que en eso tienes el papel principal.

-Tonto pero feliz.- una carcajada sale de mi boca y aunque no pueda verlo, deduzco que sus cejas se han arqueado y unos hoyuelos han aparecido en el final de sus labios.- Venga sal de ahí.

Él levanta mi barbilla y nuestros ojos se colocan los unos sobre los otros como los polos opuestos de un imán. Siempre me ha sido difícil averiguar, a través de la mirada, qué siente Jesús; pero hoy todo es distinto. Como he dicho anteriormente, sus ojos transmiten esa luz en la oscuridad, esa luz que los dos hemos intentado encender con el fin de no apagar.

Hace años di por hecho que ya no lo iba a ver más, que nuestra relación tuvo un punto y final en el momento en el que yo subí a aquel maldito avión con muchas cosas pendientes por hablar y arreglar.

Nunca pensé que mi primera vez iba a ser con él después de tanto tiempo.

Y como siempre hay un "pero" en todas las historias... en la mía no podía faltar. ¿Qué pasa si Jesús, después de tantos meses, recuerda finalmente quién soy?

Sacudo la cabeza dejando ese tema a un lado, dándome cuenta que me he quedado inversa en sus ojos color café, capaz de idiotizar a cualquiera, a mí la primera.

-No quiero perderte Cris.- dice tras unos segundos, o tal vez minutos, de silencio.- Lo de anoche fue fantástico.

-Claro que lo fue.- hablo tímida mientras un beso corta al otro enumeradas veces.

Y es verdad. No hay mejor palabra para definir qué pasó hace tan solo unas horas.

-Necesitamos una ducha antes de irnos, te invito a desayunar.- me dice.

-Ve tú primero.- indico.

-No no.- ríe colocándose encima mía, sin dejar que su peso recaiga sobre mi cuerpo.- Tú vienes conmigo.

-¿Y si no quiero?- desafío con superioridad.

-Mmm... creo que no tengo mucho que pensar.- las puntas de sus dedos se restriegan por mi tripa haciéndome cosquillas e inundando toda la sala de carcajadas.

-No.- río.- Para.- llevo las palmas tapando mi boca.- Jesús, por favor.

-¿Qué dices?- pregunta como si con él no fuera el tema.- He oído que te vienes conmigo a la ducha ¿es verdad?

Intento recuperar la respiración y, sin contestarle, me coge de manera que enredo mis piernas a su cintura hasta que me suelta en el plato de ducha. Después el agua comienza a caer sobre nuestros torsos.

(...)

Abro la puerta de la cafetería mientras un olor exquisito a café caliente inunda en el primer segundo mis fosas nasales.

Diviso cada una de las mesas hasta que mi mirada se encuentra con la de mi mejor amiga, con la de Andrea, la cual me saluda haciéndome signos para que vaya hacia donde se sitúa. Me llamó hace unos minutos diciéndome que tenía el antojo de un capuchino y que no quería ir sola, así que yo no me pude negar y aquí estoy.

-Un café con leche, por favor.- digo a la camarera, sentándome en la silla a su vez.

La chica rubia que nos atiende me asiente con la cabeza y se marcha con el pedido.

-Hola.- sonrío bajo la mirada de Andrea.

Mi amiga se muerde el labio nerviosa haciéndome pensar que no me ha traído aquí porque no quiere venir sola, no, hay algo que tiene que decirme.

-¿Qué pasa?- le pregunto intentado averiguar qué ronda por su cabeza.- Andrea habla ya porque te juro que me marcho de aquí.

-Ayer besé a Dani.- habla de repente.- O él me besó a mí.- dice llevando sus manos a la cabeza.- No sé cómo fue pero el caso es que nos besamos.

-¿Y cuál es el problema?- No sé el por qué de todo esto.

-¿¡Qué cuál es el problema!?- eleva un poco la voz pero la vuelve a bajar cuando se da cuenta de que las personas de la mesa de nuestra izquierda la miran.- ¿En serio me preguntas cuál es el problema? Que es mi amigo Cris, sólo amigos.

-Y a ti te gusta...

-No. Que diga si. Que no que no.- ruedo los ojos ante su contestación.- No tengo ni idea.

Cojo las manos de mi amiga para tranquilizarla un poco, justo en el momento en el que mi café llega.

-Andrea habla con él e intenta averiguar tus sentimientos.- digo una vez que la camarera se va.- Pero si os gustáis mutuamente no dejes que nada os separe, ni incluso un viaje a la otra punta del mundo. Después te darás cuenta que lo mejor no fue dejarlo, sino todo lo contrario y no creas que el gemelo menor tendrá otro accidente como el de Jesús, Dani sí se acordará de todo.

Doy un sorbo a la bebida caliente que tengo en frente para seguir hablando después.

-No seas tonta Andrea, no seas como yo.

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¡❤️CAPÍTULO 43❤️!

¿Qué tal va quedando todo?
¿Haríais algún cambio?
¿Os gusta?
Me encanta saber vuestra opinión.

ESTARÉ MUY PRONTO POR AQUÍ CON NUEVOS CAPÍTULOS, NUEVAS PALABRAS Y SOBRE TODO NUEVOS PROBLEMAS...

Att: Ana❤️

TE JURO QUE VOLVERÉ A VERTE (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora