CAPÍTULO 47

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*Narra Cristina*

-Bueno pues como tú madre que soy debo decirte igual que cada vez que vas a algún sitio.- sigue.- Que tengas mucho cuidado.

-Si necesitas algo nos llamas.- dice mi padre dejando un beso sobre mi cabeza.

-Sí, eso no lo dudéis.- asiento pasando mis manos por mi cara para apartarme el mechón de pelo que se interpone en mis ojos.- En cuanto llegue os avisaré de que ya estoy allí.

Me acerco a mis padres y le doy un abrazo a cada uno; luego cojo mi maleta y la meto en el gran maletero del autobús antes de subir al fin. Me siento en los últimos asientos mientras me fijo como unas cuentas de personas más entran en el transporte, todas mucho más mayor que yo.

-Me espera un viaje largo...- digo para mí misma llevando los auriculares de mi MP3  a mis oídos.

La música de fondo retumba en mis tímpanos mientras el autobús arranca y siento como los párpados se me van cerrando poco a poco al cabo de los minutos.

(...)

-Señorita ya ha llegado a su destino.- oigo que me dicen mientras alguien me toca el hombro.- Señorita.

Abro mis ojos encontrándome de cara con un señor de unos cincuenta años, con el conductor justamente.

-¿Qué hora es?- pregunto con un bostezo escapándose por mi boca.

-Son las ocho de la noche.- me informa.

Doy un salto en el asiento y miro mi reloj de muñeca para ver si el señor no se está confundiendo, pero no, el último pasajero está saliendo ya del autobús.

-Gracias por avisarme.- sonrío, me levanto y camino hasta la puerta y después hacia donde están las maletas, cogiendo la mía.

Ando sobre unos diez minutos, la casa donde se encuentra Jesús está a unos quince más, pero mi móvil vibra en mi bolso acordándome de que lo tenia ahí.

-¿Si?- digo sin mirar ni siquiera el nombre.

-¡¿Cris ya lo has visto?!- suena la voz de Álvaro a travez del altavoz, me quito el teléfono de la oreja y veo su nombre en la pantalla.

-¿Si he visto qué?- interrogo confundida.

-¡Las fotos!- el torrente de Álvaro suena un poco más fuerte de lo normal, parece cabreado.- Ha tenido que ser Alison , nadie podía hacer eso mejor que ella...

-Pero ¿de que fotos me hablas?- le interrumpo con un tono de voz más alto que el suyo.- Tranquilo Álvaro.

-Cristina.- dice más suave después de unos segundos.- Supongo que Jesús también te habrá mando a ti los mismos retratos que a mí.- responde casi en un susurro.- Si necesitas algo llámame.

Sin decir nada más cuelga.

Me fijo en que hay un banco a mi derecha, a pocos metros de donde estoy, así que me dirijo hasta allí con la maleta y me siento al llegar.

Vuelvo a poner el pin de desbloqueo en mi teléfono y veo que tengo tres mensajes, todos ellos de Jesús. Sin pensármelo dos veces me meto en su chat y dos fotos mías y de Álvaro salen a luz, junto a un mensaje:

«¿Así es cómo aprovechas el tiempo cuando no estoy?»

Una de las fotografías es abrazándonos, nada de lo normal siendo amigos, pero la otra... la otra me han cogido a mí de espaldas y de frente tengo a Álvaro, el cual tiene la cabeza un poco inclinada y parece que estamos besándonos cuando en realidad me estaba soplando el párpado después del accidente.

TE JURO QUE VOLVERÉ A VERTE (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora